miércoles, 17 de octubre de 2007

Herbert Marcuse: El Marxismo Soviético

Herbert Marcuse[1]

Comenzaremos por el intento de definir, a título preliminar, la racionalidad de la civilización del “socialismo en un solo país”; es decir, los principios que rigen su estructura y su dinámica interna. Para hacerlo, no aceptamos como guía ni el término “socialismo” ni su simple negación, y tampoco el término “totalitarismo” y sus sinónimos. No aceptamos el término “socialismo” porque su validez depende de un acuerdo previo sobre su definición, y aún así sólo puede ser entonces resultado del análisis; no aceptamos tampoco el término “totalitarismo” porque la noción es aplicable a una amplia gama de sistemas sociales, dotados de estructuras distintas e incluso antagónicas. Trataremos, más bien, de llegar a la localización de los principios que buscamos mediante la reunión de los rasgos y características de la sociedad soviética que han permanecido constantes en líneas generales a lo largo de las diferentes etapas, regresiones y modificaciones. Estos rasgos pueden ser expuestos, de forma resumida, de la manera siguiente:
  1. Industrialización total, sobre la base de una producción nacionalizada, con prioridad del “sector I“ (producción de los medios de producción).
  2. Colectivización progresiva de la agricultura, que tiende hacia la transformación final de la propiedad koljosiana en propiedad estatal.
  3. Mecanización general del trabajo y extensión de la enseñanza “politécnica”, que llevarían a la “igualación” entre los sectores rural y urbano.
  4. Elevación gradual del nivel de vida general, en función de la realización de los objetivos expuestos en los puntos 1-3.
  5. Instauración de una moral de trabajo universal, “emulación socialista” y eliminación de todos los elementos psicológicos e ideológicos trascendentes (“realismo soviético”)[2].
  6. Conservación y fortalecimiento de la organización estatal, militar, empresarial y del Partido, como vehículo adecuado para la realización de estos procesos (1-5).
  7. La transición a la distribución del producto social según las necesidades individuales, después de la consecución de los objetivos expuestos en los puntos 1-5.

[1] Reproducimos un fragmento de la obra de Herbert Marcuse (1898-1979) El Marxismo Soviético, publicada originalmente en 1958. Concretamente, el fragmento pertenece al Tercer Capítulo (“La nueva racionalidad”) de la Primera Parte del libro (“Postulados políticos”). Marcuse, autor vinculado a la Escuela de Frankfurt, fue también un referente muy importante para el izquierdismo de los años 60-70. La nota 2 es nuestra.
[2] El famoso “stajanovismo” y el “realismo soviético” supusieron una subordinación del hombre al trabajo y a la máquina, una nueva forma de servidumbre y dominación (alienación).

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