tag:blogger.com,1999:blog-43772135907999648902024-03-12T16:16:21.957-07:00MARXISMO LIBERTARIOLECTURAS PARA LA EMANCIPACIÓN DEL PROLETARIADOGuerinhttp://www.blogger.com/profile/02128139269875160212noreply@blogger.comBlogger106125tag:blogger.com,1999:blog-4377213590799964890.post-2933963684880382832010-09-10T01:20:00.000-07:002010-09-10T01:24:35.229-07:00Democracia Comunista Internacional: una nueva Organización Marxista Luxemburguista<div align="justify">Tras varios meses de debate, hemos acordado constituir una nueva Organización Marxista Luxemburguista, DEMOCRACIA COMUNISTA INTERNACIONAL.<br /><br />¿Quiénes somos?<br /><br />Somos un grupo de militantes que nos reivindicamos del pensamiento y la praxis de la revolucionaria Rosa Luxemburgo. Provenimos de numerosas experiencias, de numerosas luchas sociales en las que llevamos participando muchos años. En los últimos tiempos hemos participado en varios intentos de reagrupamiento: Democracia Comunista (Luxemburguista), la Red Luxemburguista Internacional, Alternativa Proletaria. Ahora hemos decidido dar este paso: queremos organizarnos juntos, construir una verdadera organización política internacional que agrupe a militantes de tendencia luxemburguista. Y que contribuya al proceso de lucha contra la explotación capitalista, que también nosotros mismos padecemos.<br /><br />Somos simples proletarios, trabajadores. No caben aquí profesionales de la política. Actuamos horizontalmente, sin ningún tipo de privilegios ni líderes. Y queremos que nuestra base sea la auto-actividad y la auto-organización de cada militante, que habrá de evaluar y decidir, considerando los planteamientos básicos que entre todos decidimos, cómo puede actuar en las situaciones concretas en las que vive. Porque apoyamos y participamos en las luchas existentes contra el capitalismo, impulsando su desarrollo democrático y unitario. E intentando que tengan la perspectiva más global y radical posible. Así, entre todos, desarrollaremos esa herramienta abierta, libre y en continua evolución que es el marxismo luxemburguista.<br /><br />Puedes conocer los apartados de nuestro documento de bases políticas y organizativas (¿Qué defendemos? ¿Por qué luxemburguistas? ¿Cómo intervenimos socialmente? ¿Cómo nos organizamos) en nuestra página principal: <a href="http://luxemburguistas.wordpress.com/">http://luxemburguistas.wordpress.com/</a><br />Y desde ella puedes acceder a los documentos, análisis e informaciones que publicamos. También al nuevo blog Marxismo Libertario, que continuará a éste (<a href="http://marxismolibertario.wordpress.com/">http://marxismolibertario.wordpress.com/</a>)<br />Nuestro correo electrónico es: <a href="mailto:dci.rosalux@gmail.com">mailto:dci.rosalux@gmail.com</a><br />SALUD<br />DCI-OML </div>Guerinhttp://www.blogger.com/profile/02128139269875160212noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4377213590799964890.post-90180245307845707382009-10-13T14:52:00.000-07:002009-10-13T14:53:10.154-07:00Fin de una etapa e inicio de otra<div align="justify">Tras abandonar la RLI, varios camaradas hemos acordado analizar las posibilidades reales que tenemos de organizarnos y desarrollar un trabajo en común. Para ello, hemos iniciado la publicación de una Hoja Informativa, ALTERNATIVA PROLETARIA, y estamos creando un nuevo sitio en internet: <a href="http://alternativaproletaria.wordpress.com/">http://alternativaproletaria.wordpress.com/</a></div>Guerinhttp://www.blogger.com/profile/02128139269875160212noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4377213590799964890.post-87674874321361270772009-09-23T11:44:00.000-07:002009-09-23T11:46:28.940-07:00Nacionalismo de izquierdas, el espejismo ibérico<div align="right">Anahí Seri<br /><a href="http://www.rebelion.org/noticia.php?id=91950">http://www.rebelion.org/noticia.php?id=91950</a> </div><div align="justify"><br />La distinción entre el “nosotros” y el “ellos” es tan antigua como la propia humanidad, y el idioma constituye desde siempre un criterio fundamental para distinguir entre propios y extraños. En una civilización tan encumbrada como la Grecia clásica, se excluía del contrato social a los bárbaros, es decir, a los que balbuceaban, los que no hablaban griego.<br /><br />Hay nacionalistas españoles (me refiero a nacionalistas con DNI español) que se autoproclaman de izquierdas y afirman, con toda seriedad, que lo “natural” (y por ende deseable) es que las fronteras nacionales coincidan con las fronteras lingüísticas. O sea, habría que aspirar a que en Bélgica se hablara belga, y en Suiza, suizo. Pocos son los países, como éstos, donde sólo se hablan dos o tres idiomas. En Indonesia, por ejemplo, conviven centenares de lenguas, siendo la única con carácter oficial el “bahasa Indonesia”, idioma que casi nadie habla como lengua materna pero cuyo estatus singular nadie disputa. Tampoco en India se rechaza al inglés, que no se ve como una imposición colonialista, y que en los estados del sur se acepta mejor como segunda lengua que el hindi. Desde luego que en ese país hay conflictos étnicos, pero a los hablantes de telugu o bengalés no se les pasa por la cabeza que tengan derecho a formar un estado independiente por el mero hecho de compartir la lengua materna, a diferencia de lo que opinan muchos hablantes de euskera, gallego o catalán. Spain is different.<br /><br />Sirva lo anterior para poner de manifiesto la irracionalidad y excepcionalidad del panorama nacionalista español. Para demostrar que el nacionalismo, además, choca de bruces con los principios del socialismo, de la izquierda, en realidad basta con hacer referencia al himno socialista. Extraño espíritu de izquierdas el que se ve obligado a renegar de “La Internacional”. Recordemos que Hitler, el gran líder nacionalista del siglo XX, criticó a los judíos alemanes y a los comunistas por su internacionalismo y su falta de patriotismo nacional. (Curiosamente, en España el patriotismo, a diferencia del nacionalismo, sí tiene una connotación de derechas, aunque resulta difícil distinguir con rigor entre ambos términos.)<br /><br />"El patriotismo es la convicción de que este país es superior a todos los demás porque habéis nacido en él." George Bernard Shaw<br /><br />El nacionalismo tiene que ver con las lenguas y con las fronteras. Los que sí somos de izquierdas, no aspiramos a dibujar nuevas fronteras, o a cambiar de sitio las existentes, buscando en el mosaico de la historia el momento justo que más nos interese, quedándonos entonces con esas “razones históricas” y rechazando las de cinco siglos antes o cincuenta años después. Nosotros aspiramos a que se implante un sistema de gobierno equitativo y no discriminatorio para todas las personas, en todas las naciones y en todos los estados. Son las personas los sujetos de derechos, no las lenguas ni las naciones. No se puede decir que una lengua tenga derechos, como les gusta decir a muchos militantes de la pseudo izquierda española; en todo caso los tienen las personas en tanto que hablantes de esa lengua, del mismo modo que tienen derechos como trabajadores, como consumidores, como usuarios de los servicios públicos. Los que anteponen nociones como “lengua” o “nación” al concepto de “persona” o “ciudadano” están usando la política como religión.<br /><br />La religión y el nacionalismo tienen mucho en común: ambas entelequias han dado lugar a millones de muertos a lo largo de la historia. Es lamentable que lo uno (sobre todo como institución) y lo otro (sobre todo como sentimiento) tengan tanta fuerza todavía en un país europeo del siglo XXI, y más lamentable aún que algunos le pongan al nacionalismo la etiqueta de la izquierda. La expresión “nacionalismo de izquierdas” es un oxímoron, una contradicción en sus propios términos, algo así como hablar de un muerto viviente. Por desgracia, en España este muerto goza de buena salud.<br /><br />Enlaces relacionados y elementos de discusión:<br />"¿Izquierdas nacionalistas?" Santiago Alba Rico <a href="http://www.rebelion.org/noticia.php?id=73939" target="_blank">http://www.rebelion.org/noticia.php?id=73939</a><br />"Hoy el marxismo puede y debe ser nacionalista", Santiago Alba Rico <a href="http://www.rebelion.org/noticia.php?id=15239" target="_blank">http://www.rebelion.org/noticia.php?id=15239</a><br /> </div>Guerinhttp://www.blogger.com/profile/02128139269875160212noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-4377213590799964890.post-12330177024464518862009-09-20T17:26:00.000-07:002009-09-21T02:49:48.991-07:00Luxemburguismo, versus autonomismo<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://1.bp.blogspot.com/_YVA1nbfQ3wk/SrbL8jSys9I/AAAAAAAAAiI/qxq6VjKAYLs/s1600-h/Davirosa1.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 126px; height: 200px;" src="http://1.bp.blogspot.com/_YVA1nbfQ3wk/SrbL8jSys9I/AAAAAAAAAiI/qxq6VjKAYLs/s200/Davirosa1.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5383714645694657490" /></a><br />Cada dia mas persuadido de que el luxemburguismo tiene dificultades solo insalvables por la ausencia de criterio y determinación para DECIR NO a ese "aire de familia", que no es precisamente el leninismo, sino el autonomismo, en versión "negrista" o en versión anarcovergonzante: Rosa Luxemmburgo teorizó y vivió, como Lenin, en clave de polémica y disputas tácticas - en esa clave heurística hay que entender su vida y pensamiento - con la derecha y centro socialdemoócrata y con el bolchevismo, sus opiniones sobre el anarquismo no son muy distintas a las de Engels. Que entre los anarquistas modernos se encuentren revolucionarios sinceros no es suficiente para explicar la "buena prensa" de la que el anarquismo goza en los medios liberales burgueses: al cabo, ¡no pretenden disputar el poder!<br />A ese "buenismo" se acopla Negri: conocedor de la "tendencia" del capitalismo, de la burguesía, a librarse de los estados, de los consensos y las "servidumbre democráticas" - o sease, de las libertades democráticas, de los derechos sociales, del sufragio universal - todavía se anticipa a ella y le marca el camino: ese camino es el de la barbarie, porque, digamoslo claro, por mucha barbarie que los estados capitalistas hayan y han protagonizado necesitaban de legitimación democrático-estatal, al exterior, fuera de los estados, todo lo que hay y que habrá ES UNA DICTADURA CAPITALISTA SIN PALIATIVOS, de las que las actuales "gobernanzas" son solo un anticipo.<br /><br />LA BARBARIE ES LA APUESTA DE NEGRI: la sumisión por el terror, los actuales "libertarianos", los llamados impropiamente "anarquistas de derechas", el CATO Institute, los fieles de Ayn Rand, son mas consecuentes y menos falaces que Negri que en nombre de ¿que? desarma a los revolucionarios y los pone a jugar el juego de Imperio Estadounidense y de sus aliados subimperiales.<br /><br />Estoy firmemente convencido de que los marxistas revolucionarios luxemburguistas debemos rehuir el tratar de ubicar al pensamiento de Rosa en ninguna "familia" o subfamilia política, asi pues, las distancias están bien claras frente a leninistas como a consejistas, sin embargo ¿lo está igualmente frente al anarcosindicalismo o a determinadas versiones del autonomismo?, para mi que nada tiene que ver con ellos, ¿porque? por sus toma de posición principista, maximalista antiestatalista, desde luego negada una y otras vez por sus practicas sindicales y tomas de posición política, adecuacionistas, posibilistas en tantas ocasiones, entonces, de ser así, y estoy persuadido de ello..¿para que sirven? ¡pues como ciertos tatuajes! ¡de señas de identidad de la tribu!<br /> Con ese holgado pseudoradicalismo no quiero saber nada, no creo que tengamos que saber nada.<br /><br />JMUnknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4377213590799964890.post-60575714222770517042009-09-12T12:49:00.000-07:002009-09-19T12:51:07.471-07:00A 36 AÑOS DEL GOLPE DE ESTADO: PROFUNDIZAR LA RUPTURA TOTAL CON LA SOCIEDAD DE CLASES.<div style="text-align: justify;"><br />“Cuanto más desarrollada, más ‘pura’ es la democracia, más abierta y cruel es la lucha de clases, y más claramente se manifiesta la ‘pureza’ de la opresión del capital y la dictadura de la burguesía” (Internacional Comunista, Tesis sobre la democracia burguesa y la dictadura proletaria, 1919).<br /><br />Resulta imposible comprender tanto lo que fueron el régimen de la Unidad Popular y la dictadura liderada por Pinochet, sin referirse a la naturaleza de clase del reformismo de izquierda y al nuevo ciclo de agitación proletaria que se inició en todo el globo a partir de los últimos años de la década del 60 y la manera en que afectó la dominación capitalista global.<br /><br />Si ya el mismo Marx había definido a la socialdemocracia como la unión entre sectores proletarios que limaban la punta de su programa socialista con sectores pequeño-burgueses que radicalizaban sus demandas democráticas, durante el siglo XX la socialdemocracia y sus variantes de izquierda (el “leninismo” –segunda gran deformación del marxismo- en todas sus formas) pasaron a desempeñar abiertamente el rol de contención y encuadre de los proletarios, poniéndolos al servicio del modo de producción capitalista (privado, de Estado o mixto). Contención: para evitar la ruptura comunista. Encuadre: haciendo que los trabajadores se sientan orgullosos de ser un engranaje del sistema capitalista, e integrándolos al mismo mediante sus partidos y sindicatos.<br /><br />Si algo pudiera darnos nostalgia del período histórico abierto a fines de los 60 y que para nosotros en Chile se cerró violentamente en 1973, no se trata de los partidos de la izquierda estatalista de mierda que tuvimos durante la mayor parte del siglo XX, ni las bondades de un capitalismo diferente del actual, pero que esencialmente es lo mismo: un régimen de explotación y dominación de la mayoría a costa de unas cuantas familias. Lo que se puede echar de menos de esa época son los niveles de conciencia de clase y auto-actividad proletaria por el socialismo desde abajo, que en el llamado “segundo asalto proletario contra la sociedad de clases” se empezaron a instaurar por todas partes, en las calles, fábricas, escuelas y cárceles. Esta oleada de comunismo en actos se hizo fuerte a partir de 1967/68 y duró casi una década. Luego de eso, el capitalismo tuvo profundas reestructuraciones que han implicado una verdadera “contra-revolución” donde se ha impuesto el modelo llamado “neoliberal”.<br /><br />Pero el capitalismo es, al mismo tiempo, en parte invariante, y en parte tremendamente flexible. Y dado que la nostalgia es reaccionaria, tenemos que sacar nuestra poesía del futuro, pero el conocimiento y valoración de las distintas etapas previas de la lucha de clases debe alimentar nuestras conversaciones, debates y reflexiones. Atacar toda mistificación, para reconocer en cada momento las fuerzas que en realidad estaban en pugna, asumiendo que en un sentido histórico hay sólo dos grandes bandos: los que quieren mantener el orden social clasista, y los que queremos derribarlo.<br /><br />En el primer bando debemos inscribir a todos los partidos, sindicatos y organizaciones que representan la izquierda del capital, incluyendo por supuesto ahí a la llamada “Unidad Popular”: una versión renovada de los frentes populares con los que la contra-revolución estalinista impuso la colaboración de clases a partir de los años 30. En el segundo bando, debemos rastrear por debajo de toda esa mierda reformista para encontrarnos con la autoactividad proletaria expresada en expropiaciones y luchas colectivas, y que se intentó organizar en cordones industriales y comandos comunales. Lamentablemente, en estas experiencias de contrapoder proletario la clase se vio aislada y saboteada por los partidos que decían representarla: no podía ser de otra forma, y es por eso que llamamos “izquierda del capital” a toda esa bosta que ya era maloliente en 1970 y que reciclada ha llegado hasta nuestros tiempos encumbrándose en el poder estatal para administrar mejor el capitalismo total.<br /><br />Pese a los esfuerzos de muchos militantes de base, el proletariado fue arrojado sin armas (ni materiales ni “ideológicas”) al callejón sin salida de la reacción, confirmando una vez más la famosa sentencia conocida por todo movimiento revolucionario: “quienes hacen revoluciones a medias, cavan su propia tumba”. Por eso, cuando se habla de “derrota”, hay que distinguir: pese al fracaso de las ilusiones socialdemócratas sobre la llamada “vía chilena al socialismo”, el reformismo en realidad no fracasó, puesto que su misión real que es la de administrar por la izquierda el funcionamiento del capitalismo. Fue exitoso en su desarme del proletariado, y las consecuencias las sufrió toda la clase, no sólo en ese momento, sino que hasta el día de hoy. Al efecto, basta con recordar como en el Cordón Cerrillos el 11 en la mañana la resistencia espontánea y heroica de obreros y obreras que levantaron barricadas sin esperar órdenes de arriba no se vio acompañada de la entrega de armas por parte de los partidos y orgánicas que supuestamente se habían estado preparando para una situación de crisis.<br /><br />Durante la dictadura, el reformismo siguió desarmando a los proletarios: ahora se trataba de luchar a favor de la democracia, contra Pinochet, y no contra el capitalismo. La izquierda del capital se dedicó a castrar la lucha de masas contra la dictadura promoviendo el “antifascismo”, en rigor una nefasta ideología secretada por el cerdo estalinista de Dimitrov para justificar la colaboración de clases. De ahí sus límites: fue una lucha “contra Pinochet” (una persona), por la “democracia” a secas. Y cuando esa palabra se usa sin apellido, se trata siempre de la democracia burguesa.<br /><br />Por eso es que a 20 años de la “salida democrática” en que Pinochet le entregó el mando a uno de los principales golpistas del 73 (Patricio Aylwin), podemos comprobar que en democracia la dominación capitalista es más total, más invisible, más perfecta. Así, la democracia se ha mostrado en varios sentidos como más represiva que la dictadura. 2 ejemplos:<br /><br />-En “dictadura”, para entrar a los campus universitarios se requería, formalmente al menos, de la autorización de las autoridades universitarias. En el primer año del gobierno de Aylwin el fascista Espina hizo aprobar una Ley que autoriza a la policía a ingresar a donde quiera si considera que hay “delito flagrante”.<br /><br />-El sistema penal, esa picadora de carne proletaria, encerraba a menos de 20 mil personas en 1990. Ahora hay más de 53 mil presos, y una avalancha de vigilancia y represión dirigida especialmente contra los sectores antagonistas.<br /><br />La dominación capitalista es siempre una mezcla de dictadura y democracia: necesita la democracia para legitimarse como una sociedad racional y dialogante; y la dictadura, porque el capitalismo nace del uso de la fuerza, primero una suma de “fuerzas privadas”, y luego al crear su Estado, convierte esa violencia en “fuerza pública” y espectáculo punitivo.<br /><br />En el momento actual, el nivel de insatisfacción ante la colonización destructiva de todo por el capital (dictadura del trabajo y el tiempo muerto), los gritos de protesta y los ataques difusos contra el sistema están empezando a incrementarse notablemente. Y a diferencia del lastre democrático burgués que operó en dictadura y hasta bien entrados los 90, ahora el antagonismo y los ataques contra el aparato represivo del Estado y el Capital no provienen de organizaciones “leninistas” que pretendían representarnos, sino que de individuos y colectivos organizados anárquicamente en torno o objetivos comunes que directamente enlazan con el programa comunista de abolición de todo tipo de poder separado y de sociedades de clases.<br /><br />Mientras tanto, en el patio trasero del movimiento social, los reformistas actuales nos dicen que el problema son los restos de dictadura que aún quedan, y que debemos profundizar la democracia. De la misma forma, ayer decían que el problema no era el capital, sino el imperialismo. Que el problema no era el trabajo, sino la falta de planificación de la Economía. Pero ahora hacen evidentemente el ridículo.<br /><br />Recordemos que el propio Lenin en 1919 decía que tenemos todo el derecho a usar la violencia para “derrocar a los explotadores y aplastar su resistencia”. Es más, si queremos evitar la violencia que implica el funcionamiento “normal” de la economía autonomizada (30.000 niños muertos al día), la única manera es interrumpir el progreso, hacer que la sociedad del capital deje de funcionar.<br /><br />Dado el incremento drástico de la criminalización de la lucha social, conducida por la prensa y TV burguesas y su policía fascista, es totalmente legítima toda respuesta enmarcada en la violencia proletaria -si bien en cada momento hay formas que son mejores que otras, y confiamos en que en el verdadero movimiento anticapitalista por el comunismo desde abajo esto es bien sabido-. Cada uno a lo suyo. Lo importante es empezar a golpear fuerte, y golpear juntos. Además de la “contra-represión” (nuestro derecho a defendernos a priori de la represión ejercida en nuestra contra por los proles desclasados que son los degolladores de verde y los de la PeDofIlia), ataques descentralizados en los barrios altos, irrupciones imprevistas en donde nadie nos espera, uso de artefactos adecuados para defenderse atacando (por ejemplo, grandes tiestos de pintura en las manifestaciones callejeras para ser usados contra quienes nos traten de disolver), etc. etc. etc. Pues el proletariado es por sobre todo creativo y emplea todas las formas de lucha, pero ahora ya.<br /><br />Así que, ante un nuevo aniversario de una de las maniobras más violentas de la clase dominante en contra nuestra, recordamos a los luchadores caídos trayéndolos directamente a las luchas del presente.<br /><br />“El curso general de la revolución proletaria es igual en todo el mundo: empieza a preparar inmediatamente la extinción completa de todo Estado” (Internacional Comunista, 1919).<br /><br />CONTRA LA POLICÍA FASCISTA: PIQUETES COMUNISTAS<br /><br />CONTRA LA DICTADURA DEMOCRÁTICA DEL CAPITAL Y POR EL COMUNISMO ANÁRQUICO: CREAR COMUNIDADES DE LUCHA, AMPLIANDO Y RADICALIZANDO LA NEGACIÓN EN ACTOS DE LA SOCIEDAD MERCANTIL Y AUTORITARIA.<br /><br />Con amor y rabia,<br /><span style="color: rgb(204, 0, 0);">R.A.P. (Redes por la Autonomía Proletaria)</span></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4377213590799964890.post-50486889826477370282009-08-26T14:32:00.000-07:002009-08-26T14:36:55.769-07:00Marxismo y Teoría Revolucionaria"Marxismo y Teoría Revolucionaria, parte 1. La superación situacionista de la dicotomía marxismo/anarquismo” . (1)<br /><br />M.A.S.A.<br /><br />“Hay que interpretar la célebre máxima: ‘sin teoría revolucionaria no hay acción revolucionaria’, del modo más amplio posible, y darle su verdadero significado. Lo que distingue al movimiento proletario de todos los movimientos políticos anteriores, por importantes que éstos hayan sido, es que es el primero claramente consciente de sus objetivos y de sus medios. En ese sentido, no sólo es para él la elaboración teórica uno de los aspectos de la actividad revolucionaria: es inseparable de esa actividad. La elaboración teórica ni precede ni sigue a la acción revolucionaria práctica: las dos son simultáneas, y se condicionan mutuamente (…). La teoría revolucionaria sólo puede conservar su validez si se desarrolla constantemente, si se enriquece incorporándose todas las conquistas del pensamiento científico y del pensamiento humano en general, y en particular sabe asimilar la experiencia del movimiento revolucionario, si se somete, cuantas veces sea necesario, a todas las modificaciones y revoluciones internas que la realidad le imponga. La máxima clásica sólo tiene por lo tanto sentido si se interpreta así: ‘sin desarrollo de la teoría revolucionaria, no hay desarrollo de la acción revolucionaria’” (Presentación de la revista Socialisme ou Barbarie, 1949).<br /><br />I.- MARX Y LA I.S.: LA TEORÍA REVOLUCIONARIA COMO CRÍTICA RADICAL DE LA IDEOLOGÍA<br />“Es preciso recordar que el sentido de esta doctrina se infiere ante todo de la posición que la misma asume y ocupa enfrente de aquellas contra las cuales efectivamente se levantó, y especialmente contra todas las ideologías”. (Antonio Labriola, Del materialismo histórico, 1899).<br /><br />En la historia del marxismo una de las evoluciones más curiosas es la que ha tenido el concepto de ideología: puramente negativo en Marx (que jamás habló, por ejemplo, de una “ideología proletaria”), tras la fundación del “marxismo” por la II Internacional sufre un progresivo desplazamiento hacia acepciones más ambiguas o neutras para llegar, finalmente, a un uso positivo del concepto (muy visiblemente en Lenin y en Gramsci). Con el leninismo y el estalinismo, el propio marxismo pasa a ser considerado como una ideología. En ese punto, entonces, la inversión es completa y podemos suponer que le habría resultado incomprensible a Marx.<br /><br />Hoy en día, después del pantano “post” que reinó por casi dos décadas en el medio académico, Marx vuelve a ser aceptable. Se habla bastante de teoría de la ideología, y del desarrollo del concepto en el tiempo: es muy conocida la selección de textos sobre ideología que hizo Zizek, y en Chile ya se han editado dos de cuatro volúmenes de Jorge Larraín (2) sobre el tema . En estos debates no se habla mucho del aporte situacionista al tema, pese a que en su momento fue casi la única corriente que defendía el retorno a una crítica despiadada de todas las ideologías, partiendo por la crítica de la recuperación reformista y/o burocrática del pensamiento comunista y subversivo de Marx, transformado en “ideología oficial del movimiento obrero”.<br /><br />Esta diferencia con el “marxismo realmente existente” en ese momento y durante la mayor parte del siglo XX fue destacada por la propia I.S. al señalar que quienes han leído a Marx saben que su método es una crítica implacable de todas las ideologías, pero en cambio, quienes se han conformado con leer a Stalin, “proclaman al marxismo como la mejor de las ideologías”.<br /><br />La formulación más detallada de las consecuencias prácticas de esta diferenciación se formula en la tesis N° 124 de La Sociedad del Espectáculo, que cierra uno de los capítulos más importantes de ese libro (publicado en 1967), “El proletariado como sujeto y como representación”:<br /><br />“La teoría revolucionaria es ahora enemiga de toda ideología revolucionaria. Y sabe que lo es”.<br /><br />Así que para la I.S. la cuestión era bastante clara: al igual que Marx, concebían que la primera obligación de una teoría revolucionaria (o teoría crítica radical, denominación que a veces usan como sinónimo), era la demolición crítica de todas las ideologías (3) . En el momento en que a ellos les tocó intervenir (1957 a 1972) esa labor consistía sobre todo en un ataque radical contra la ideologización del propio pensamiento de Marx, verificada desde los primeros tiempos de la II Internacional y sobre cuya base se constituían casi todas las variedades de marxismo existentes (4).<br /><br /><a href="http://www.hommodolars.org/web/spip.php?article2084"><br />CONTINUAR LEYENDO EL TEXTO</a>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4377213590799964890.post-21037145305669640422009-08-18T10:44:00.000-07:002009-08-19T12:08:27.159-07:00CONTRA LA VIOLENCIA REPRESIVA EN LA ARAUCANÍA<div align="justify"><span style="font-family:arial;"></span><div style="font-family: trebuchet ms;" align="justify"> <p align="justify"><span style="font-size:100%;">-Jaime Mendoza Collío fue asesinado por el Estado chileno. Un carabinero(1) del Grupo de Operaciones Especiales (GOPE) lo mató por la espalda. Estaba desarmado. Luego de ser asesinado, fue golpeado a patadas en el suelo. Tanto los mandos policiales como personeros de gobierno avalaron desde un principio la versión del agente policial que ahora se encuentra procesado por la Justicia Militar (es decir, que este asesino será juzgado por sus pares): el paco(2) disparó en defensa propia, luego de que Mendoza le disparara perdigones con una escopeta. ¡Falso!</span></p> <p align="justify"><span style="font-size:100%;">-La violencia represiva del Estado en la Araucanía no es un hecho anómalo, sino que una cara visible de la violencia sistemática que el capitalismo pone en marcha para poder existir y reproducirse normalmente. Es la misma violencia que se empezó a expresar hace 5 siglos en Europa como expropiación de los campos y encarcelamiento masivo de los ex-campesinos, y es la misma que mata a diario 30.000 personas, en su mayoría niños, por hambre y enfermedades curables.</span></p> <p align="justify"><span style="font-size:100%;">-El enfrentamiento contra las fuerzas que imponen el orden capitalista no es sólo un conflicto entre “pueblos indígenas” y empresarios particulares, sino que es parte de la resistencia permanente de los seres humanos contra la imposición violenta de las relaciones sociales capitalistas, que en estos territorios se ha expresado sin parar desde hace ya 500 años, cuando los compañeros y compañeras mapuche decidieron dar la pelea contra el invasor, que los puso a trabajar por la fuerza en aras de acumular oro (y después de eso, otras formas de valor y de dinero).</span></p> <p align="justify"><span style="font-size:100%;">-Por todo esto, compañeros como Alex Lemún, Matías Catrileo y ahora Jaime representan, junto a Rodrigo Cisternas y tantos otros, ejemplos de combatividad y acción directa que sirven de referente para todos los proletarios en la lucha cotidiana contra el orden global del capital. No se trata de héroes ni de mártires, sino de una larga lista de muertos que no mueren, pues alimentan en todo el resto de los anticapitalistas la voluntad de lucha frontal contra el capital.</span></p> <p align="justify"><span style="font-size:100%;">-En momentos en que el Estado chileno desnuda su faz más represiva, cuando las cárceles cuentan con más de 52 mil presos y el espectáculo represivo se transmite tarde, mañana y noche en los noticieros y programas dedicados a glorificar a la policía, cuando anarquistas y okupas son perseguidos y encarcelados en burdos montajes urdidos entre los pacos, la ANI y el Ministerio del Interior, y las marchas de protesta no alcanzan ni a comenzar cuando ya están siendo disueltas por las Fuerzas Especiales de carabineros no es momento de lamentarse ni de abrazar la fantasmagórica causa de los “derechos humanos” inventados por la burguesía, sino que de organizarse para redoblar las fuerzas atacando al orden capitalista en todos sus frentes (en el trabajo y la escuela, el barrio y las calles, con propaganda y acciones directas, físicamente y también en el plano de la “lucha ideológica” y todas las demás formas de lucha). Cuando un Estado se ve obligado a apoyarse cada vez más en la represión abierta, es porque el escenario ha empezado a complicarse para las clases dominantes: los tiempos de paz burguesa se acabaron, y no volverán en un buen tiempo o tal vez nunca. </span><br /></p> <p align="center"><span style="font-size:100%;">¡El mejor homenaje es profundizar la conciencia de clase, la organización y la lucha de todos los sectores del proletariado!</span></p> <p align="center"><span style="font-size:100%;">Contra el Estado policial, ¡violencia proletaria!</span></p> <span style="font-size:100%;">¡Lucha frontal contra el Capital!</span><br /><br /><span style="color: rgb(255, 0, 0);">M.A.S.A. (Movimiento Anárquico por el Socialismo y la Autogestión) /Autonomía Proletaria<br /><br /></span></div>(1) Carabineros: institución policial que tiene una rama llamada: fuerzas especiales, las cuáles exclusivamente se dedican a la “dispersión de muchedumbres”<br />(2) Paco: popularmente referido a la policía.</div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4377213590799964890.post-64435667279715617332009-08-14T10:57:00.000-07:002009-08-14T11:28:58.757-07:00¿Sindicatos o consejos obreros? Mas allá del sindicalismo<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://4.bp.blogspot.com/_YVA1nbfQ3wk/SoWs22l5I-I/AAAAAAAAAho/BDuCVWXdEBU/s1600-h/fidalgo.jpg"><img style="float:left; margin:0 10px 10px 0;cursor:pointer; cursor:hand;width: 111px; height: 111px;" src="http://4.bp.blogspot.com/_YVA1nbfQ3wk/SoWs22l5I-I/AAAAAAAAAho/BDuCVWXdEBU/s200/fidalgo.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5369888189076546530" /></a><br />A excepción de los consejistas sectarios y de los partidarios del sindicalismo revolucionario, existe entre los revolucionarios marxistas importante acuerdo sobre la transitoriedad de la organización de los proletarios en sindicatos, lo que equivale a decir que cuándo la clase obrera se halle en trance de revolucionarse (¡o de rebelarse!) habrán de pasar por encima de los sindicatos - ¡de todos, hasta de los que se creen revolucionarios, al cabo privatizadores de las luchas, enemigos de la necesaria unidad de la clase! - sin embargo esa tendencia hacia los consejos obreros que los luxemburguistas y consejistas debemos trabajar, es eso justamente, una tendencia, histórica, y no la apuesta por un resorte o mecanismos abracadabrante que nos va a solucionar en clave organizativa la conciencia de derrotas por generaciones del proletariado occidental, el posibilismo, la apatía y el miedo, pero...cuidado: en cada estado existe una legislación laboral que hace mas fácil o difícil la apuesta consejista: se bien que escribiendo así me distancio de ese otro automatismo que sería creer que cuándo la clase se halle en condiciones de emprender luchas sustantivas, anticapitalistas, ya encontrará sus formas organizativas, pensar así es equivalente a abandonar toda lucha - o casi - y esperar a ver el cadáver del capitalismo pasar.<br /><br />En España existe una larga y acreditada tradición ASAMBLEARIA tanto en el movimiento obrero como en la universidad, que resurge como el guadiana en cada ocasión que reverdecen fuertes luchas - en este momento es en la organización de parados, desempleados en lucha, que vuelve a ponerse en pié - incluso en el ámbito extraempresa, en el nivel provincial en el que se negocian convenios, ha existido grandes concentraciones asamblearias, solo que ya con su soberanía secuestrada, o semisecuestrada, solo de caracter informativo, aúnque no es raro que a los sindicalistas que negocian la gente se le insubordine, los desborde y en ocasiones los agredan.<br /><br />En mi opinión el camino hacia los consejos obreros es idéntico al camino hacia la Revolución, hacia el empoderamiento del proletariado, y en la actualidad pasa por fortalecer las asambleas de fábricas, impulsar las asambleas en los polígonos industriales, desbordar el ámbito gremial de negociación, exigir participación activa de los trabajadores interesados en la gestión de sus intereses, (¡democracia participativa!) contribuir a la organización asamblearia de trabajadores en lucha y oponer la coordinación de delegados revocables en cada momento a comisiones negociadoras de burócratas sindicales, empero...no estamos hablando de negociación, de formas organizativas abstractas, meramente hablamos de lucha, de combatividad, de creatividad de masas, pues, al cabo, ¿QUE SON LOS CONSEJOS DE DELEGADOS OBREROS SI NO EL RESULTADO DE LA DESTRUCCIÓN NEGADORA DE LOS SINDICATOS SEMINSTITUCIONALES?<br /><br />La organización NATURAL de los obreros en lucha mientras que no existan sindicatos legales son las ASAMBLEAS, obviamente también tiende a serlo cuándo los sindicatos existen, solo que en este caso al haber privatizado los sindicatos LA INICIATIVA, la respuesta a agresiones patronales o gubernamentales, el colectivo sin demasiada CONCIENCIA DE CLASE, tiende a retraerse, a permanecer a la expectativa.<br /><br />Pero las asambleas obreras son solo la base, el cimiento, y el paso ulterior a los CONSEJOS OBREROS, implica un estado generalizado de lucha, de huelga de masas, de huelgas salvajes, porque (no lo olvidemos) los Consejos lo son de DELEGADOS OBREROS, que, obligados por elecciones en clave de DEMOCRACIA DIRECTA, deben carecer de mandato mas allá de lo aprobado en asambleas soberanas, y, si no se sienten, los delegados concejiles, en conciencia, participes de las decisiones asamblearias, deben dimitir o ser obligados a hacerlo.<br /><br />La experiencia española de la lucha contra la dictadura del Movimiento Obrero es la vez del fracaso de los sindicatos clandestinos (UGT, CNT, la OSO del PCE hasta el primer tercio de los 60's) del auge del movimiento asambleario PERO TAMBIÉN DEL CONTROL Y LA SUSTITUCIÓN DE LOS POSIBLES DELEGADOS ASAMBLEARIOS EN COORDINACIÓN ESTRAFABRIL Y EXTRAGREMIAL POR MILITANTES DEL PCE, así pues en relación con lo que pudo llegar a ser consejos obreros, la Comisiones Obreras constituyó una privatización, un copo, ya en su origen, en germen.<br /><br />Conciencia política y conciencia de clase creo que son al menos en su origen sinónimos, lo asombroso, lo que la pequeña burguesía ultraindividualista - y el leninismo - nunca entenderá es en que manera, los obreros en lucha acceden, se comportan como sí siempre hubiera estado dentro de cada uno la firme convicción de que el compañerismo solo puede realizarse en lucha contra el enemigo de clase, para algunos recién descubierto, para otros reverdecido, de pronto, se juegan la vida si es necesario los mismos que durante años soportaron todo tipo de humillaciones y sevicias. Lo vemos hoy en Corea, en China, en Francia, en España (metal de Pontevedra). Y no he querido, no quiero, citar ahora a ningún clásico, nada más que a mi experiencia.<br /><br />Lo que a mi juicio debe quedar claro es que el trabajo de los revolucionarios marxistas, luxemburguistas y/o consejistas en los sindicatos debe tener un horizonte practicable de superación de la típica "acción sindical de empresa", esto es equivalente a inaugurar, participar e impulsar LA SOLIDARIDAD ASAMBLEARIA, en primer lugar con las empresas afines, contratas y subcontratas, trabajadores procedentes de ETT'S presentes en los centros de trabajo de que se trate, luego LA SOLIDARIDAD Y APOYO MUTUO ASAMBLEARIO, por razones de vecindad, cercanía, y siempre tratando de poner en común estrategias de luchas combativas con otros trabajadores de cualquier sindicato o partido, tendentes a superar asambleariamente las limitaciones e inhibiciones inherentes a la división gremial o de rama de actividad, y, por supuesto superadora en clave consejista, asamblearia, de la división sindical.<br /><br />Lo que es necesario es evitar a toda costa, impugnar, la típica división entre "acción social" , concepto falaz común a los sindicatos anarcosindicalistas, cajón de sastre donde cabe cualquier cosa que no sea la "acción sindical" - así llamado el trabajo al interior de las empresas o gremios de tipo reivindicativo, salarial - por donde la lucha de clases se despliega igualmente en los movimientos sociales, barriales, antiglobalización, municipalistas, antimilitaristas, y por ello la permanente conexión entre un ámbito de lucha y otra debe ser el pan de cada día, rompiendo esa <span style="font-style:italic;">separatidad </span>entre lo concerniente y lo exterior a las luchas reivindicativas al interior de las empresas.<br /><br />La lucha contra la Directiva Bolkestein la asumieron los sindicatos alertados y contagiados del movimiento antiglobalización, sin embargo otras reivindicaciones y denuncias de las practicas neoliberales no han sido aprovechadas igualmente, es claro que la ferrea separatidad entre acción social y acción sindical si bien en su origen funcionó para impedir el acceso al interior de la lucha en los centros de trabajo de aventureros, provocadores, demagogos charlatanes sin frente de lucha conocido, ideólogos principistas del tres al cuarto, con los años ha servido para blindar la formación de burocracias reformistas, "peseteras" y "sindicaleras" de liberados mas o menos a tiempo completo, aunque con demasiada frecuencia solo durante la duración de la jornada laboral.<br /><br />Inútil asimismo en la mayoría de los casos resulta tratar de desenvolverse en cargos electos de ámbito local o superior, una maraña de comités, secretariados, nos harán perder el tiempo a base de bloqueos, chinas en el zapato, campañas de desprestigio al menor signo de "deslealtad" - y "deslealtad es para esas burocracias poner la lucha de clases unitarias y asamblearias por encima del interés en expandirse, crecer y adquirir "capacidad de convocatoria" la propia "marca" sindical. Finalmente, y a pesar de la configuración confederal de los sindicatos, el propietario de la "marca" puede y con frecuencia lo hace, actuar como el dueño de una franquicia y disolver o desfederar a los sindicatos o secciones sindicales, disidentes o "poco leales".<br /><br />Aún así en necesario permanecer en los sindicatos mas combativos cuándo no existen expectativas de superación o el atraso o la represión sobre los trabajadores es abrumadora. Y esta situación, lamentablemente, esta demasiado generalizada. <br /><br />JM (agosto de 2009)Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4377213590799964890.post-46798157515230678362009-07-29T13:38:00.000-07:002009-07-29T13:43:25.321-07:00Objetivo (Paul Mattick)El capitalismo conduce a crisis cada vez más violentas, que se expresan en un creciente desempleo y en un sacudimiento cada vez más profundo de la economía. A consecuencia de esto se excluye de la producción a millones de obreros que quedan a merced del hambre. A la vez se agudizan las contradicciones de los diversos países capitalistas de manera tal, que la competencia, convertida en guerra económica, tiene que desembocar en una nueva guerra mundial.<br />El progresivo empobrecimiento y la creciente inseguridad de la misma existencia obligan a la clase obrera a luchar por la forma comunista de la producción. Los grupos de comunistas internacionales exhortan a los obreros en lucha a tomar en sus manos la administración y dirección de la producción y distribución de acuerdo a las reglas sociales generales válidas, para así realizar la “asociación de productores libres e iguales”.<br />Los GKI ven en el desarrollo de la conciencia de los obreros el progreso esencial del movimiento obrero. Por eso combaten la política de los dirigentes de los partidos parlamentarios y de los sindicatos y plantean como consignas de lucha:<br /><br /><strong>¡TODO EL PODER A LOS CONSEJOS OBREROS!<br />¡LA PRODUCCIÓN A MANOS DE LAS ORGANIZACIONES DE LAS FÁBRICAS!</strong><br /><br />(En: Korsch/Mattick/Pannekoek, ¿Derrumbe del capitalismo o sujeto revolucionario?, Cuadernos de Pasado y Presente Nº no me acuerdo).Unknownnoreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-4377213590799964890.post-28600044663343942412009-07-25T12:13:00.000-07:002009-07-25T12:24:15.897-07:00Keynesianismo neoliberal<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://2.bp.blogspot.com/_YVA1nbfQ3wk/Smtb00D5KdI/AAAAAAAAAhY/H-EzAjCG5_E/s1600-h/4thjuly.jpg"><img style="float:right; margin:0 0 10px 10px;cursor:pointer; cursor:hand;width: 200px; height: 76px;" src="http://2.bp.blogspot.com/_YVA1nbfQ3wk/Smtb00D5KdI/AAAAAAAAAhY/H-EzAjCG5_E/s200/4thjuly.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5362480744201005522" /></a><br /><br />Robert Kurz <br /><br />El regreso a la regulación estatal está generalmente considerado como una medida gestionadora de la crisis. El neoliberalismo ha sido un error histórico, tal como anteriormente decían que lo había sido el socialismo real. Se trata de una posición ideológica hacia donde debe ir, con los ojos cerrados, la conciencia de la opinión pública: es el “eje central” de una moderada nueva regulación keynesiana de la política económica. Sin embargo, en primer lugar, la doctrina neoliberal no es un simple error, sino una reacción a la falta de condiciones reales de revalorización del Capital. Y en segundo lugar, el neoliberalismo de ningún modo funcionaba sin intervención estatal; también la política de privatizaciones y de desregularizaciones era una política estatal. Nada ha cambiado tampoco respeto a la dificultad real de revalorización del Capital, simplemente la crisis la ha puesto en evidencia. De ahí que no puede ser considerada como una vuelta atrás a la política keynesiana de los años 70, de la “época socialdemócrata”.<br /><br /> Esto es lo que se puede leer en la letra pequeña de la nueva euforia de la regulación. El presidente Obama ha anunciado una importante reforma de los mercados financieros que de debe procurar unos controles exhastivos. Pero al mismo tiempo, se han modificado las normas contabilizadoras para que los créditos arriesgados y los títulos sin valor puedan ser mejor escondidos y transferidos. El papel del banco emisor estatizado debe ser reforzado. Pero, al mismo tiempo, este mismo banco debe admitir cada vez más, como “garantía” para el refinanciamiento del sistema bancario, títulos financieros dudosos. El Banco Central Europeo (BCE) se ve obligado también a ir por este camino. El control de la economía de crédito y de las burbujas financieras no ha cambiado su carácter. A ambos lados del Atlántico, el problema no ha sido resuelto, sino simplemente estatizado y aplazado. La nueva regulación keynesiana es más liberal de lo que parece.<br /><br /> En el plano social, una característica esencial de la “revolución” neoliberal fue la mercantilización de todos los aspectos de la vida. Bajo el título de la “gestión de la eficiencia”, todas las relaciones sociales debían ser transformadas en “relaciones entre clientes”, en las escuelas, en las instituciones culturales, e incluso las familias se transformaron en relaciones de empresa. En paralelo, con la “responsabilidad personal” ganaba la esperanza de que cada individuo se asumiera como una empresa bípeda ambulante. También esto fue una tentativa de redefinir de cualquier manera la falta de condiciones reales de revalorización y de pasar por alto el problema. Es una ilusión pensar que puede haber un retorno al Estado Social o a la prestación se servicios públicos, porque apenas el Estado puede asumir de nuevo su propia función de liderazgo. Como la crisis capitalista se agrave, la economización totalitaria proseguirá bajo dirección estatal. En Alemania, puede haber un brusco despertar tras las elecciones federales cuando la administración de la crisis anuncie más atrocidades y, por causa mayor, arremeta contra los nuevos caídos, sin esperanza, “sin responsabilidad personal”.<br /><br /> No es de extrañar que el keynesianismo de crisis se revele como la continuación del liberalismo por otros medios. Ambas doctrinas están unidas incondicionalmente al modo de producción capitalista, como presupuesto inalterable. En ésta crisis histórica, los dos devienen idénticos ya que tanto el Estado como el mercado apenas pueden funcionar, como cuerpo social, bajo los límites de la revalorización del Capital. Dos muertos vivientes de la política económica juntos, no constituyen ningún motor de arranque de la máquina de la revalorización del Capital.<br /><br /> Robert Kurz<br /><br /> Texto original: NEOLIBERALER KEYNESIANISMUS <br /> <br /> Publicado en Neues Deutschland 19/06/2009Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4377213590799964890.post-91722956003707248782009-07-16T11:08:00.000-07:002009-07-16T13:50:29.997-07:00El Comunismo inédito de Rosa Luxemburgo.por J.M.<br /><br /><br />Camaradas y amigos:<br /><br />Me permito apartarme por un momento de las decisiones del I Encuentro Luxemburguista que hemos tenido en España en el que nos comprometíamos a no sustituir por debates históricos o teoréticos las diferencias que con personas u organizaciones inspiradas en el leninismo pudiéramos tener, que deberían circunscribirse a diferencias surgidas sobre criterios tácticos, de la lucha de clase real, preferiblemente en el contexto de procesos de unidad de acción comunmente compartidos. Asimismo el acuerdo implica también no rehuir ese tipo de debates cuándo sea iniciado desde las mencionadas instancias o medios. El hecho de que no precisaramos la entidad de esas "invitaciones" o su carácter disperso, ni su "oscuridad" me permite con este humilde texto no faltar en demasía al compromiso disciplinario libremente elegido.<br /><br />Es el caso que algunos luxemburguistas ya habíamos mantenido debates acerca del luxemburguismo con Pepe Gutiérrez Álvarez en las pags de Kaosenlared, también sobre el carácter parcialmente luxemburguista, no bolchevique, de la desaparecido organización Acción Comunista.<br /><br />Los elogios hacia Rosa Luxemburgo saltan a la vista apenas se teclee su nombre en cualquier motor de búsqueda en la red internet, e inmediatamente nos encontramos con la enumeración somera de sus errores y sobre la anfibológica comparación del vuelo de la revolucionaria con el de una gallina, según la "maldad" de Lenin.<br /><br />El caso es que tales elogios, interesados, en clave de recuperación tiene su "plantilla" en el artículo de Trotsky:<br /><br /> <span style="font-style:italic;">"Luxemburgo y la IV Internacional":<br /><br /> Actualmente se están haciendo esfuerzos en Francia y en otras partes para construir el llamado luxemburguismo como defensa de los centristas de izquierda contra los bolcheviques-leninistas. Esta cuestión puede adquirir considerable significación. En un futuro cercano, tal vez se vuelva necesario dedicar un artículo más extenso al luxemburguismo real y al pretendido. Aquí sólo voy a referirme a los aspectos esenciales de la cuestión.<br /> Más de una vez hemos asumido la defensa de Rosa Luxemburgo contra las malas interpretaciones insolentes y estúpidas de Stalin y su burocracia. Seguiremos haciéndolo. No lo hacemos movidos por consideraciones sentimentales sino por las exigencias de la crítica materialista histórica. Sin embargo, nuestra defensa de Rosa Luxemburgo no es incondicional. Los aspectos débiles de las enseñanzas de Rosa Luxemburgo han sido desnudados en la teoría y en la práctica. La gente del SAP alemán y otros elementos afines (véanse, por ejemplo, el diletantismo intelectual de la “cultura proletaria” del Spartacus francés, el periódico de los estudiantes socialistas belgas y, a menudo, también el Action Socialiste belga, etc.) sólo hacen uso de los aspectos débiles e inadecuados que de ninguna manera son decisivos en Rosa, generalizan y exageran estas debilidades al máximo y construyen, sobre esa base, un sistema totalmente absurdo. <br /></span><br /><br />De esa "plantilla" de Trotsky es muy raro encontrar distancias: la negación de la posibilidad de un luxemburguismo puede encontrarse hasta en los que apenas tienen recuerdo del trotskismo.<br /><br />Así,el catedrático de Economía de la Universidad de Barcelona, Alfons Barceló, escribe en un artículo sobre Rosa Luxemburgo al que pertenece el párrafo siguiente:<br /><br /><span style="font-style:italic;">"El militarisme, la guerra i la pau segons Rosa Luxemburg"<br /> Alfons Barceló<br /><br /> "Ahora bien, hasta qué punto merece ser singularizado el pensamiento de Rosa Luxemburgo? O sea: existe el "luxemburguismo"? No es una cuestión fácil de contestar. Es verdad que se puede hacer un listado de elementos destacados y peculiares dentro de su trayectoria vital como pensadora marxista. Su anticapitalisme radical y su oposición al reformismo bernsteiniàno; la importancia asignada a las huelgas de masas como mecanismo básico de intervención política de carácter revolucionario y democrático; su rechazo al nacionalismo entendido como tendencia desviacionista y empobrecedor si se pretendía un sustancial cambio político, liberado de rumores pequeño-burguesas; su profundo respeto por la democracia y las libertades obreras; su visión del imperialismo, el militarismo y las guerras como fenómenos fuertemente entrelazados e interdependientes; su desconfianza contra las alianzas estratégicas con el campesinado por parte del movimiento obrero industrial. Forman, sin embargo, todas estas piezas una unidad orgánica? O, a pesar de estar estructuradas con cierta armonía, son algunas de ellas separables sin que se derrumbe el edificio conceptual global? Me limitaré a apuntar que a mi ver no existe el luxemburguismo, aunque hay que reconocer que hay unas pocas tesis sobre las que ella puso un énfasis especial: la democracia, la iniciativa de las masas, el rechazo de la "nación" como ámbito dominante para la articulación de las personas humanas en sociedad, el carácter del imperialismo como excrecencia del capitalismo desarrollado, el internacionalismo ( "No hay socialismo al margen de la solidaridad internacional del proletariado y no hay socialismo al margen de la lucha de clases "subrayó más de una vez). <br /><br /></span><br /><br />Si se considera la poquedad en que quedan a su juicio "la pocas tesis" en que basar el luxemburguismo, su incomprensión de las tesis sobre el imperialismo, la acumulación de capital, que explica al dia de hoy mas claramente que ninguna otra que es exactamente la Globalización, - como haciéndole justicia ha subrayado Walden Bello - , considerando asimismo en que manera despacha la profunda, definitiva brecha, que habría de derivarse de su critica al uso del "derecho de autodeterminación", mal puede pensarse que el luxemburguismo organizado careciera de sustancia real. Aunque puede que el profesor barcelonés se limite a evocar el luxemburguismo larvado de <span style="font-style:italic;">Acción Comunista</span>, ciertamente mas atento a la concepción de Rosa del partido, de su relación con las masas, de su confianza en la creatividad de las masas en trance de revolucionarse - la famosa y mal entendida "espontaneidad" y a su mensaje ético que a sus tesis económicas, mas relevantes si cabe. Esa horaciana autocontención y fidelidad postrera de Barceló a <span style="font-style:italic;">AC</span> no podemos sostenerla algunos que justamente militando también en esa organización llegamos al luxemburguismo "confeso" precisamente a través de aquella. <br /><br />Como es sabido su obra quedó prematuramente interrumpida, las simpatías con la revolución rusa - compartida con escritores, publicistas, activistas de todo el arco político de la izquierda en esos años - se hallan fuertemente contrabalanceada por las criticas a lo que ya se evidenciaba como corrupción y envilecimiento de los objetivos socialistas, ¡ella no pudo llegar a saber en que modo el <span style="font-style:italic;">comunismo</span> de la III Internacional habría de convertirse en una suerte de pannacionalismo! aúnque puede que Barceló si haya tomado buena cuenta justamente de lo contrario, de la implicaciones de un luxemburguismo posible a ese respecto.<br /><br />Michel Lövy, mas cercanos a RL que otros miembros del SU de la IV, tampoco se separa en demasía de <span style="font-style:italic;">El Profeta.</span> Lejos estoy yo de enmendarle la pagina a maestro de la talla de Lowy, de ninguna talla, tengo mis objeciones, eso sí, y aunque Lowÿ llega en este breve texto algo mas lejos que los consabidos e interesados - <span style="font-style:italic;">comprehensivos</span> - elogios trostkistas a RL se queda un poco a mitad de camino, en primer lugar porque si bien reconoce en grado superlativo la coherencia de su internacionalismo y su actualidad, no lo vincula claramente a su aportación teórica - <span style="font-style:italic;">La Acumulación de Capital</span> y también su respuesta que tituló <span style="font-style:italic;">Anticritica</span> , que va con este anexo - sobre la necesidad de la acumulación expansiva sobre espacios NO CAPITALISTAS, comunes, sobre ámbitos donde aún reina el marcantilismo, economias campesinas, de susbsistencia, o procurando la ruina del ámbito ex-soviético y favoreciendo la conversión de la antigua burocracia en burguesía compradora. ¿Estamos refiriendonos a la llamada Globalización ? por supuesto que sí, de ahí la actualidad de su pensamiento económico como ha reconocido claramente Walden Bello entre otros.<br /><br />En segundo lugar, y aunque bien escribe Löwy:<br /><span style="font-style:italic;"><br />"Pocos como ella comprendieron el peligro mortal que representa para los trabajadores el nacionalismo, el chovinismo, el racismo, la xenofobia, el militarismo y el expansionismo colonial o imperial. Se puede criticar tal o cual aspecto de su reflexión sobre la cuestión nacional, pero no se puede dudar de la fuerza profética de sus advertencias"</span><br /><br />es obvio que no ha comprendido o no comparte las consecuencias para el Socialismo que la real-poliitik de Lenin y epígonos tratando de controlar y vehicular las fuerzas identitarias y nacionalistas. El peligro que señala no da cuenta de las consecuencias de tratar de manipular esas fuerzas supuestamente sanas y progresistas, esas exigencias - o deseos tan solo - que en la práctica supone admitir a "las naciones" o a "los pueblos" como sustitutos del proletariado en tanto que "agente" o sujetos de la historia. De este modo el "antiimperialismo" sustituye al anticapitalismo socialista, la independencia de clase por la soberanía nacional, y lo que es tanto o mas grave:<span style="font-weight:bold;"> al desvincular la lucha por el Socialismo de la lucha por la Democracia, - integral, directa, participativa y, al cabo, económica - , por su ampliación desde los actuales marcos de la democracia liberal, ¡ha permitido que el discurso liberal conserve la legitimidad de la defensa de la Democracia!.</span><br /><br />Actuando el leninismo - en sus dos alas, neoestaliniana y trotskista - de las maneras mas incoherentes, oportunistas, ultraizquierdistas, verbalmente "revolucionaristas", le hace el mas grande favor que hacersele pueda a las burguesías y al imperialismo, y, al mas desvergonzado populismo por otra, aunque, por este lado uno se pregunta si no es exactamente lo que buscan y procuran, en Venezuela, Irán, Cuba, regimenes de capitalismo de estado, sincretismo de populismo pseudocialistas y nacionalismo: recrear la URSS, con los matices que el folclor, el color local, aporte.<br /><br />Cuándo escuche a algún Löwy escribir que el bolchevismo, contra la advertencia de RL, al actuar como paradigma o modelo del movimiento comunista, no ha hecho mas que arruinar y desacreditar a este a todo lo ancho del mundo, entonces empezaré a creer en las alabanzas a Rosa Luxemburgo.<br /><br />Valga este fragmento final de La Revolución Rusa para aquilatar la distancia al bolchevismo del pensamiento marxista de Rosa Luxemburgo y la exacta justicia quie el proletariado y movimiento socialista internacional debe hacerle:<br /><br /><span style="font-style:italic;">Rosa Luxemburgo<br />La Revolución rusa<br /><br /> Todo lo que sucede en Rusia es comprensible y refleja una sucesión inevitable de causas y efectos, que comienza y termina en la derrota del proletariado en Alemania y la invasión de Rusia por el imperialismo alemán. Seria exigirles algo sobrehumano a Lenin y sus camaradas pretender que en tales circunstancias apliquen la democracia más decantada, la dictadura del proletariado más ejemplar y una floreciente economía socialista. Por su definida posición revolucionaria, su fuerza ejemplar en la acción, su inquebrantable lealtad al socialismo internacional, hicieron todo lo posible en condiciones tan endiabladamente difíciles.<span style="font-weight:bold;"> El peligro comienza cuando hacen de la necesidad una virtud, y quieren congelar en un sistema teórico acabado todas las tácticas que se han visto obligados a adoptar en estas fatales circunstancias, recomendándolas al proletariado internacional como un modelo de táctica socialista. Cuando actúan de esta manera, ocultando su genuino e incuestionable rol histórico bajo la hojarasca de los pasos en falso que la necesidad los obligó a dar, prestan un pobre servicio al socialismo internacional por el cual lucharon y sufrieron. Quieren apuntarse como nuevos descubrimientos todas las distorsiones que prescribieron en Rusia le necesidad y la compulsión, que en última instancia son sólo un producto secundario de la bancarrota del socialismo internacional en la actual guerra mundial.</span><br /> Que los socialistas gubernamentales alemanes clamen que el gobierno bolchevique de Rusia es una expresión distorsionada de la dictadura del proletariado. Si lo fue o lo es todavía, se debe solamente a la forma de actuar del proletariado alemán, a su vez una expresión distorsionada de la lucha de clases socialista. Todos estamos sujetos a las leyes de la historia, y el ordenamiento socialista de la sociedad sólo podrá instaurarse internacionalmente. Los bolcheviques demostraron ser capaces de dar todo lo que se puede pedir a un partido revolucionario genuino dentro de los límites de las posibilidades históricas. No se espera que hagan milagros. Pues una revolución proletaria modelo en un país aislado, agotado por la guerra mundial, estrangulado por el imperialismo, traicionado por el proletariado mundial, sería un milagro.<br /> Pero hay que distinguir en la política de los bolcheviques lo esencial de lo no esencial, el meollo de las excrecencias accidentales. En el momento actual, cuando nos esperan luchas decisivas en todo el mundo, la cuestión del socialismo fue y sigue siendo el problema más candente de la época. No se trata de tal o cual cuestión táctica secundaria, sino de la capacidad de acción del proletariado, de su fuerza para actuar, de la voluntad de tomar el poder del socialismo como tal. En esto, Lenin, Trotsky y sus amigos fueron los primeros, los que fueron a la cabeza como ejemplo para el proletariado mundial; son todavía los únicos, hasta ahora, que pueden clamar con Hutten: “¡Yo osé!”<br /> Esto es lo esencial y duradero en la política bolchevique. En este sentido, suyo es el inmortal galardón histórico de haber encabezado al proletariado internacional en la conquista del poder político y la ubicación práctica del problema de la realización del socialismo, de haber dado un gran paso adelante en la pugna mundial entre el capital y el trabajo. En Rusia solamente podía plantearse el problema. No podía resolverse. Y en este sentido, el futuro en todas partes pertenece al “bolchevismo”. <span style="font-style:italic;"></span></span><br /><br />Mas allá del reconocimiento y la defensa abierta de su inquebrantable fe en el Socialismo, de su valor y la legitimidad de su esfuerzo revolucionario, la advertencia de Rosa a los bolcheviques es clara: "El peligro comienza cuando hacen de la necesidad una virtud, y quieren congelar en un sistema teórico acabado todas las tácticas que se han visto obligados a adoptar en estas fatales circunstancias, recomendándolas al proletariado internacional como un modelo de táctica socialista. Cuando actúan de esta manera, (...) prestan un pobre servicio al socialismo internacional por el cual lucharon y sufrieron. <br />Y eso es justamente lo que sucedió, lo que se arruinó y lo que se desacreditó para millones de proletarios de todo el mundo por mas de una generación.<br /><br />Sevilla 16 julio de 2009Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4377213590799964890.post-68263209317300793942009-07-06T03:02:00.000-07:002009-07-06T03:04:16.533-07:00La organización del movimiento Notas provisorias sobre el "partido" en el pensamiento vivo de Rosa Luxemburg Raimundo Viejo Viñas<meta equiv="Content-Type" content="text/html; charset=utf-8"><meta name="ProgId" content="Word.Document"><meta name="Generator" content="Microsoft Word 11"><meta name="Originator" content="Microsoft Word 11"><link rel="File-List" href="file:///C:%5CDOCUME%7E1%5CJOSEMA%7E1%5CCONFIG%7E1%5CTemp%5Cmsohtml1%5C01%5Cclip_filelist.xml"><link rel="Edit-Time-Data" href="file:///C:%5CDOCUME%7E1%5CJOSEMA%7E1%5CCONFIG%7E1%5CTemp%5Cmsohtml1%5C01%5Cclip_editdata.mso"><!--[if !mso]> <style> v\:* {behavior:url(#default#VML);} o\:* {behavior:url(#default#VML);} w\:* {behavior:url(#default#VML);} .shape {behavior:url(#default#VML);} </style> <![endif]--><o:smarttagtype namespaceuri="urn:schemas-microsoft-com:office:smarttags" name="place"></o:smarttagtype><o:smarttagtype namespaceuri="urn:schemas-microsoft-com:office:smarttags" name="PersonName"></o:smarttagtype><!--[if gte mso 9]><xml> <w:worddocument> <w:view>Normal</w:View> <w:zoom>0</w:Zoom> <w:hyphenationzone>21</w:HyphenationZone> <w:punctuationkerning/> <w:validateagainstschemas/> <w:saveifxmlinvalid>false</w:SaveIfXMLInvalid> <w:ignoremixedcontent>false</w:IgnoreMixedContent> <w:alwaysshowplaceholdertext>false</w:AlwaysShowPlaceholderText> <w:compatibility> <w:breakwrappedtables/> <w:snaptogridincell/> <w:wraptextwithpunct/> <w:useasianbreakrules/> <w:dontgrowautofit/> </w:Compatibility> <w:browserlevel>MicrosoftInternetExplorer4</w:BrowserLevel> </w:WordDocument> </xml><![endif]--><!--[if gte mso 9]><xml> <w:latentstyles deflockedstate="false" latentstylecount="156"> </w:LatentStyles> </xml><![endif]--><!--[if !mso]><object classid="clsid:38481807-CA0E-42D2-BF39-B33AF135CC4D" id="ieooui"></object> <style> st1\:*{behavior:url(#ieooui) } </style> <![endif]--><style> <!-- /* Font Definitions */ @font-face {font-family:"Arial Black"; 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color: red;">I. Hacia la sociedad del movimiento, un contexto teórico.<o:p></o:p></span></b></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt;"> <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt;">A la vista del acontecer político diario de este fin de siglo, todo parece apuntar hacia una idea: si el siglo pasado fue la centuria de la "política de honorables" y el presente abarca cien años de "política de partidos", no cabe duda que el que viene será el de la "política de los movimientos"<a style="" href="#_edn1" name="_ednref1" title=""><sup><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[i]</span></sup><!--[endif]--></span></sup></a><sup>[1]</sup>. Ello no significa que cualquiera de estas formas de hacer política no haya estado, esté o vaya a estar presente en cualquiera de los momentos a los que aludimos. Sin embargo, a juzgar por la relevancia que los movimientos sociales están adquiriendo de un tiempo a esta parte, y muy especialmente desde el fin de <st1:personname productid="la Guerra Fr■a" st="on">la Guerra Fría</st1:personname>, no parece muy desacertado pensar que la posición central en la configuración de la voluntad colectiva, ocupada hasta ahora por los partidos, se encuentra ampliamente cuestionada, cuando no abiertamente en crisis.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt;"><span style=""> </span><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt;"><span style=""> </span>Pero esto no siempre fue así. Muy por el contrario, si alguna forma de organización ha marcado la historia de este siglo esa es, sin duda, el partido político. Desde los gobiernos democráticos hasta los totalitarios, el partido ha ocupado una posición central en la configuración del régimen político (tal vez por esta razón, justo ahora, en el ocaso de dicha centralidad, algunos miembros nostálgicos de esa "clase política de partido" nacida con el siglo apuntan en vano fórmulas del estilo "partido de nuevo tipo" o reclaman, de manera menos ocurrente, una vuelta a los "buenos viejos tiempos"). Así, para quienes participan en el “ideosistema”<a style="" href="#_edn2" name="_ednref2" title=""><sup><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[ii]</span></sup><!--[endif]--></span></sup></a><sup>[2]</sup> socialista, en la misma medida en que la bancarrota del "socialismo realmente existente" facilita una relativa universalización de los regímenes pluralistas, este fin de siglo supone también el fin de la doctrina de partido que marcó la vida política de los regímenes del Este: el leninismo. No es de extrañar, por tanto, que quienes ayer más se aferraban a dicha doctrina, hoy proclamen el triunfo del modelo de partido liberal en el cual la historia del presente siglo ha ido inscribiendo a la mayoría de las organizaciones de partido originadas en el movimiento obrero (incluidos los partidos comunistas de <st1:personname productid="la Europa" st="on">la Europa</st1:personname> occidental).<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt;"> <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt;"><span style=""> </span>No obstante, esta pretendida universalización del modelo liberal difícilmente puede ser llevada a cabo sin verse directamente afectada en sus fundamentos. Después de todo, las instituciones que integran el modelo de régimen político liberal (parlamentos, partidos, etc.) son el resultado de un proceso que ha llevado siglos a aquellas formaciones sociales en las cuales tuvo origen<a style="" href="#_edn3" name="_ednref3" title=""><sup><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[iii]</span></sup><!--[endif]--></span></sup></a><sup>[3]</sup>. De hecho, sólo desde la euforia ultraliberal que siguió al derrumbe del Telón de Acero puede resultar comprensible la ingenuidad con que se recetaron muchas de las políticas constitucionales "de diseño" características de las transiciones europeo-orientales<a style="" href="#_edn4" name="_ednref4" title=""><sup><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[iv]</span></sup><!--[endif]--></span></sup></a><sup>[4]</sup>. Pero aún es más: en tanto que sostenidas en el marco de un determinado orden internacional, las diversas variantes del modelo liberal podían desarrollar su funcionamiento al amparo de las constricciones coercitivas que imponía el militarismo propio de <st1:personname productid="la Guerra Fr■a." st="on">la Guerra Fría.</st1:personname> Con ello, el destino de la democracia de partidos se ligaba al de la guerra misma. Por este motivo, entre 1989 y 1991, al desembocar el fin del conflicto bélico entre superpotencias en <st1:personname productid="la Guerra" st="on">la Guerra</st1:personname> del Golfo, los movimientos sociales fueron liberados en buena medida de sus antiguas constricciones probando un nuevo carácter transnacional en el que los medios de comunicación jugaron un papel decisivo.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt;"><span style=""> </span><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt;"><span style=""> </span>En suma, el final del "corto siglo XX" (1914-1991)<a style="" href="#_edn5" name="_ednref5" title=""><sup><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[v]</span></sup><!--[endif]--></span></sup></a><sup>[5]</sup> nos devuelve en cierta manera al punto de partida, esto es, al momento en que el partido político hacía su aparición como forma de organización por excelencia en la catálisis del conflicto social. Hoy, como entonces, se hace válida la regla: "aquellos movimientos que olvidan su historia están obligados a repetirla". Pero <st1:personname productid="la Historia" st="on">la Historia</st1:personname>, en su condición de componente fundamental del ideosistema socialista no es un simple depósito de recuerdos o la mera narración de luchas heoricas. Muy al contrario, en la matriz ideológica del Socialismo, en general, y en su tradición marxista occidental más en particular, <st1:personname productid="la Historia" st="on">la Historia</st1:personname> no es sino esa "reelaboración consciente" (<i style="">aufarbeitung</i>) del propio pasado, el proceso deliberativo que permite la reformulación de aquellos elementos inscritos en el sistema de ideas mediante la exclusión, éticamente fundamentada, de aquellas acciones que obstruyen la consecución de los objetivos inicialmente planteados; el debate en suma, que permite "aprender de <st1:personname productid="la Historia" st="on">la Historia</st1:personname>". Es, por tanto, en los paralelismos de este nuevo contexto, en el valor histórico de la memoria colectiva, allí donde recuperar críticamente las ideas de Rosa Luxemburg sobre la organización del movimiento se hace más pertinente que nunca.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt;"> <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: center;" align="center"><b style=""><span style="font-size: 12pt; color: red;">II. De la "política de élites" a la "política de masas", un contexto histórico.</span></b><span style="font-size: 12pt; color: red;"><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt;"> <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt;">El siglo que ahora termina comenzó su trayectoria marcado por la irrupción de las masas en la política. A lo largo de la centuria precedente, impulsada por el desarrollo imparable del capitalismo industrial, se había ido gestando una participación cada vez mayor de las masas en los conflictos políticos. Con un “ciclo de protesta”<a style="" href="#_edn6" name="_ednref6" title=""><sup><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[vi]</span></sup><!--[endif]--></span></sup></a><sup>[6]</sup> en su punto más bajo, las organizaciones nacidas del movimiento obrero agrupadas en torno a <st1:personname productid="la II Internacional" st="on">la II Internacional</st1:personname>, se enfrentaban al cambio de siglo inmersas en el debate revisionista provocado, en no poca medida, por Bernstein y las circunstancias específicas de la socialdemocracia alemana. Desde esta perspectiva, la revolución de 1905 en Rusia se nos presenta como un aviso premonitorio, el síntoma inequívoco de que un nuevo ciclo de protesta, esta vez de unas dimensiones desconocidas, se encontraba en marcha. En este sentido, la liquidación de <st1:personname productid="la II Internacional" st="on">la II Internacional</st1:personname> fue el fin de una hija del ultimo gran ciclo de protesta decimonónico, del mismo modo en que <st1:personname productid="la III Internacional" st="on">la III Internacional</st1:personname> vino al mundo de la mano del nuevo ciclo de protesta que tuvo su referente en la revolución de 1917.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt;"> <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt;"><span style=""> </span>En efecto, el 4 de agosto de 1914, al pactar la dirección socialdemócrata con el Káiser y el Estado Mayor, la organización más importante del movimiento obrero internacional, el partido socialdemócrata alemán (SPD), liquidaba, de facto, los fundamentos sobre los que se había articulado hasta entonces <st1:personname productid="la II Internacional." st="on">la II Internacional.</st1:personname> Se inauguraba así una nueva era que habría de ser definida, en lo organizativo, por la centralidad del "Estado de partido/-s" (<i style="">Parteienstaat</i>). Como tal, el Estado de partidos entonces emergente procuraba una solución basada en la "política de élites" frente a la "política de masas", o lo que es lo mismo, en el ejercicio autoritario del gobierno representativo que permitía la "ley de hierro de la oligarquía". Este principio, original del análisis del malogrado Robert Michels<a style="" href="#_edn7" name="_ednref7" title=""><sup><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[vii]</span></sup><!--[endif]--></span></sup></a><sup>[7]</sup> sobre los mecanismos subyacentes al funcionamiento interno del SPD durante la época del Imperio, fue puesto a prueba (con éxito aparente) en la votación de los créditos de guerra. De hecho, en su condición de análisis propio de las fases bajas del ciclo de protesta, el estudio de Michels ponía de manifiesto una confianza excesiva en las posibilidades de la "política de élites". Pero integración de élites no significa necesariamente integración de masas. Tal y como demostraría poco después la historia de <st1:personname productid="la Repblica" st="on">la República</st1:personname> de Weimar, la imposibilidad de asegurar la estabilidad del orden político constituido mediante la ley de hierro, terminó por conducir al déficit de legitimidad que hizo posible el ascenso del nazismo en su conjunción de "política de masas" y autoritarismo extremo. <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt;"> <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span style="font-size: 12pt;">Por todo ello, aun cuando siempre nos fuese posible coincidir con Michels en que, en efecto, el grado de integración institucional de una parte mayoritaria de las élites socialdemócratas se pudo medir finalmente por la ley de hierro, sería errado pretender la extensión de su teoría a la "política de masas". De hecho, en la misma medida en que eran formuladas desde la dominación como premisa de toda forma de acción política, las teorías finiseculares de la organización concernientes a las élites de los partidos difícilmente podían haber dado cuenta de la nueva dinámica con que la política de masas inauguraba el siglo. Es más: incluso en el dudoso caso de que la lógica de la acción de las masas reconociese, y aun aceptase, las constricciones autoritarias de las estructuras partidísticas, la política de élites se vería final e inevitablemente supeditada al dictado de la competición por el apoyo y sustento de mayorías siempre precarias<a style="" href="#_edn8" name="_ednref8" title=""><sup><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[viii]</span></sup><!--[endif]--></span></sup></a><sup>[8]</sup>.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span style="font-size: 12pt;"> <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span style="font-size: 12pt;">Así las cosas, la originalidad del logro teórico capaz de dar cuenta del reto que representa "la política de masas" no corresponde a la tradición de los teóricos de la política de élites cuales Mosca, Pareto o el propio Michels, ni siquiera a ese híbrido que es la teoría leninista de la vanguardia o a los posteriores remedos de ésta, sino a la tradición libertaria del pensamiento político marxiano en general y al de Rosa Luxemburg más en particular. Después de todo, sólo desde el centro neurálgico en que se dirimía a comienzos de siglo la lucha por la emancipación resulta posible recuperar las coordinadas del proceso histórico. Más aún: es desde la incardinación de la reflexión luxemburguiana sobre la organización del movimiento en los contextos histórico y teórico antedichos donde seguir el hilo de sus argumentaciones deviene inevitablemente en una praxis cognitiva fecunda que nos ayuda a resolver el reto intelectual, siempre postergado, de su obra. ¿Cómo iniciar, pues, semejante tarea?<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt;"> <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: center;" align="center"><b style=""><span style="font-size: 12pt; color: red;">III. La organización como proceso.</span></b><span style="font-size: 12pt; color: red;"><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt;"> <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt;">De entre todas las obras de Rosa Luxemburg, <i style="">Problemas de organización de la socialdemocracia rusa </i>(1904) es, sin duda, la primera, y tal vez la más relevante, en recoger de manera concisa sus posiciones acerca la organización del movimiento. Por aquel entonces, el movimiento obrero salía de la fase a la baja del ciclo de protesta que había dado origen a las estrategias institucionales de <st1:personname productid="la II Internacional." st="on">la II Internacional.</st1:personname> Con su crítica radical a las posiciones revisionistas de Bernstein, expuesta en la obra <i style="">¿Reforma social o revolución? </i>(1900), Rosa Luxemburg no sólo había logrado para sus ideas una gran resonancia en el conjunto del movimiento obrero alemán, sino que había conseguido también abrir un importante debate sobre la estrategia del movimiento obrero de cara al siglo que entonces comenzaba. En circunstancias bien distintas a las de la socialdemocracia alemana, el movimiento socialdemócrata ruso había iniciado el siglo con un grado de organización mucho menor y una escisión decisiva entre bolcheviques y mencheviques (1903). Poco después, una vez consumada la ruptura del movimiento socialdemócrata ruso, Lenin escribe <i style="">Un paso adelante, dos pasos atrás</i>, un balance en el que además de explicar sus posiciones, expone su teoría sobre la organización del movimiento: el partido centralista. La crítica de Luxemburg no se hizo esperar y en julio de 1904, <i style="">Die Neue Zeit</i> e <i style="">Iskra</i>, las dos publicaciones más relevantes del movimiento obrero alemán y ruso, publican <i style="">Problemas de organización de la socialdemocracia rusa</i>, una crítica radical a la noción leninista de centralismo (parte I) desde la que se aborda la relación de éste con el oportunismo (parte II). Sin embargo, considerada en toda su negatividad, la crítica de Luxemburg va mucho más allá de la mera crítica del centralismo según Lenin, conllevando, en sí misma, toda una teoría alternativa: la organización del movimiento.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt;"> <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span style="font-size: 12pt;">Al igual que un día hiciera el Marx con escritos como <i style="">El 18 de Brumario de Luis Bonaparte</i>, Rosa Luxemburg dirigía todos sus esfuerzos intelectuales en <i style="">Problemas de organización de la socialdemocracia rusa</i> a saldar cuentas con un presente decisivo y de tempo histórico acelerado. Así, en íntimo diálogo con las concepciones marxianas y aun acentuando sus posiciones al compás del momento histórico que le tocó vivir, Rosa Luxemburg se confrontaba con la nueva realidad del siglo entrante desde una óptica bien distinta de aquella otra sostenida por las posiciones mayoritarias en <st1:personname productid="la Socialdemocracia" st="on">la Socialdemocracia</st1:personname> alemana. De manera semejante, su planteamiento respecto a los riesgos del parlamentarismo no podía ser más definitivo: no hay política de élites que no sea una política burguesa, así como no hay política de clases que no sea al tiempo una política de masas. He ahí la razón de ser de <st1:personname productid="la Socialdemocracia" st="on">la Socialdemocracia</st1:personname>: organizar el movimiento, performar discursivamente el marco que defina la posibilidad misma de una acción colectiva; en definitiva, dotar al conflicto social de un significado concreto radicado en su propio centro; de lo que, expresado en términos de la acción, se nos presentaría como “sentido histórico” ("<i style="">El movimiento socialdemócrata es el primero en la historia de las sociedades de clases que, en todos sus elementos, en toda su evolución, está pensado para la organización y para la acción directa y autónoma de las masas</i>"<a style="" href="#_edn9" name="_ednref9" title=""><sup><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[ix]</span></sup><!--[endif]--></span></sup></a><sup>[9]</sup>). Esta centralidad y autonomía de la política de masas frente al Estado y sus élites (incluídas las del SPD) deviene así en el eje de la acción política y sirve a Rosa Luxemburg para abordar el problema organizativo de una manera tan novedosa a sus coetáneos como imbricada en las luchas del movimiento obrero de su tiempo.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt;"> <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt;"><span style=""> </span>En efecto, fruto de la centralidad y la autonomía de la política de masas, en el conjunto de su obra, masas, movimiento y partido terminan siendo partes de un continuo social indivisible, circunscrito a los límites de la clase y dentro del cual se evidencian diferentes grados de consciencia resultantes, a su vez, de las distintas formas de participación en la acción colectiva ("…<st1:personname productid="la Socialdemocracia" st="on"><i style="">la Socialdemocracia</i></st1:personname><i style=""> no está ligada a la organización de la clase obrera, sino que ella misma es el propio movimiento de la clase obrera</i>"<a style="" href="#_edn10" name="_ednref10" title=""><sup><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[x]</span></sup><!--[endif]--></span></sup></a><sup>[10]</sup>). Tal es el criterio, en fin, con el que se define al “partido”, esto es, a la “parte litigante” que en la lucha de clases integra aquel núcleo de individuos que, por su mayor grado de consciencia, dispone de la capacidad para organizar el movimiento. En definitiva, la acción desencadena la consciencia y ésta, a su vez, produce la organización ("<i style="">La táctica de <st1:personname productid="la Socialdemocracia" st="on">la Socialdemocracia</st1:personname> en sus rasgos principales no se 'inventa'; es el resultado de una serie ininterrumpida de grandes actos creadores de la lucha de clases experimental y a menudo elemental. También aquí lo inconsciente precede a lo consciente, la lógica del proceso histórico objetivo va por delante de la lógica subjetiva de sus portadores</i>"<a style="" href="#_edn11" name="_ednref11" title=""><sup><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[xi]</span></sup><!--[endif]--></span></sup></a><sup>[11]</sup>); una organización que, por lo demás, sólo puede ser comprendida como proceso ilimitado, absoluto y expansivo, inmersa en un permanente desarrollo que no puede ser sino Comunismo (“<i style="">el movimiento real que supera el presente estado de las cosas</i>”<a style="" href="#_edn12" name="_ednref12" title=""><sup><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[xii]</span></sup><!--[endif]--></span></sup></a><sup>[12]</sup>). La política de masas deviene así en la política de la propia emancipación, o lo que es igual, en la disolución misma de las estructuras de autoridad sobre las que se fundamenta la dominación de las élites y por ende de las clases.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt;"> <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 36pt;"><span style="font-size: 12pt;">No obstante, en la misma medida en que la lucha por la emancipación no responde a la lógica de la autoridad, el “partido”, en su condición de agente catalizador del conflicto tampoco puede sustraerse a la lógica del proceso liberador, de tal manera que, en la organización del movimiento, éste se ve abocado a ser, en sí mismo, precondición de la transformación social que promueve (“<i style="">Los cambios más importantes y fecundos de la última década no han sido producto de la ‘inventiva’ de ningún dirigente del movimiento y menos aún de algún órgano de dirección; han sido siempre el producto espontáneo del movimiento puesto en acción.</i>”<a style="" href="#_edn13" name="_ednref13" title=""><sup><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[xiii]</span></sup><!--[endif]--></span></sup></a><sup>[13]</sup>). De lo contrario, y así lo demostraría la trágica historia de <st1:personname productid="la Repblica" st="on">la República</st1:personname> de Weimar, dicho agente se vería inevitablemente condenado al fracaso y a verse superado por la lógica de los acontecimientos (“<i style="">La dirección ha fracasado. Pero la dirección puede y debe ser creada de nuevo por las masas y a partir de las masas. Las masas son lo decisivo, ellas son la roca sobre la que se basa la victoria final de la revolucion.</i>”<a style="" href="#_edn14" name="_ednref14" title=""><sup><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[xiv]</span></sup><!--[endif]--></span></sup></a><sup>[14]</sup>). <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt;"> <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: center;" align="center"><b style=""><span style="font-size: 12pt; color: red;">IV. Partido y movimiento, una nueva relación.</span></b><span style="font-size: 12pt; color: red;"><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt;"> <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt;">De nuevo en el presente, quien sabe si en los albores de la sociedad del movimiento, las implicaciones de todo lo visto no pueden ser mayores para la teoría de la organización del “partido”. Tal vez sea por ello que, al visitar de nuevo las ideas de Rosa Luxemburg respecto a la organización del movimiento, volvemos a encontrarnos, una y otra vez, ante la reiterada noción de la organización como perspectiva consciente de lo político, como una voluntad que crea su propio tiempo; un tiempo que es siempre “futuro”, condición temporal del proceso revolucionario ontológicamente comprendido (“<i style="">La revolución, mañana ya ‘se elevará de nuevo con estruendo hacia lo alto’ y proclamará, para terror vuestro, entre sonido de trompetas ¡Fui, soy y seré!</i>”<a style="" href="#_edn15" name="_ednref15" title=""><sup><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[xv]</span></sup><!--[endif]--></span></sup></a><sup>[15]</sup>). Al fin y al cabo, la inevitable emergencia del conflicto, el carácter espontáneo de éste o la innovación permanente del repertorio de la acción colectiva son rasgos, todos ellos, característicos de la política de masas; la organización de ésta, entorno al principio de la acción consciente, el paso al movimiento; y el partido, en fin, no deviene sino en un remanente activo de la lucha, una suerte de comunidad de discurso a un tiempo delimitación pura de la experiencia histórica colectiva y saber hacer revolucionario (“<i style="">…entre el núcleo del proletariado consciente ya organizado en el firme cuadro del partido y el sector que le rodea, afectado ya por la lucha de clases y en proceso de esclarecimiento en cuanto a su situación de clase, no puede levantarse jamás un muro de absoluta separación</i>”<a style="" href="#_edn16" name="_ednref16" title=""><sup><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[xvi]</span></sup><!--[endif]--></span></sup></a><sup>[16]</sup>).<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt;"> <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt;"><span style=""> </span>Para Rosa Luxemburg, por tanto, la organización no ha de ser considerada como una realidad jurídicamente diferenciada, esto es, como un poder constituido que se define de forma abstracta en su atemporalidad y que integra una minoría, revolucionaria tan sólo por disociada en su fuente de legitimidad del pretendido monopolio estatal. Tal es, después de todo, la diferencia entre la organización de masas y el “grupúsculo golpista de inspiración jacobino-blanquista”: la organización como un proceso histórico concreto que adquiere forma en la participación consciente, en la necesidad de conferir un sentido performador a la acción colectiva ("<i style="">En el movimiento socialdemócrata tampoco la organización, a diferencia de los intentos anteriores, utópicos, del Socialismo, es un producto artificial de la propaganda, sino un producto histórico de la lucha de clases a la que <st1:personname productid="la Socialdemocracia" st="on">la Socialdemocracia</st1:personname> </i>[el "partido"] <i style="">solamente aporta consciencia política</i>"<a style="" href="#_edn17" name="_ednref17" title=""><sup><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[xvii]</span></sup><!--[endif]--></span></sup></a><sup>[17]</sup>). A diferencia del modo en que opera el planteamiento leninista al inscribir el funcionamiento de la organización en la lógica temporal, siempre pretérita y limitada del poder constituido, la propuesta luxemburguiana entiende la organización como un poder constituyente siempre preterido, el procedimiento absoluto e ilimitado de la democracia como deliberación y participación en lo público ("<i style="">lo que decide el valor de una forma de organización no es el texto literal del estatuto, sino el espíritu vivo que le confieren los militantes activos</i>"<a style="" href="#_edn18" name="_ednref18" title=""><sup><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[xviii]</span></sup><!--[endif]--></span></sup></a><sup>[18]</sup>). <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt;"> <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt;"><span style=""> </span>De este modo, una vez superadas las barreras del poder constituido y expresada la política de masas en términos de lucha por una emancipación, se descubre en Rosa Luxemburg una nueva relación entre partido y movimiento por la que el primero sólo adquiere “sentido histórico”, capacidad real para la acción, en función del segundo. A él se debe y sólo en la acción colectiva, en el curso de la organización y resolución del conflicto, deviene el partido en el agente catalizador que reclama “la superación del presente estado de las cosas”. Por lo tanto, un partido sin movimiento como resultante de una inversión de la lógica del poder constituyente por aquella otra del poder constituido no conduce sino a la deslegitimación a la que más tarde seguirá, indefectible, la deserción de las masas (“<i style="">Pero desde nuestro punto de vista, es equivocado pensar que sea posible sustituir ‘provisionalmente’ el dominio todavía irrealizable de la mayoría de los obreros conscientes en el seno de su organización de partido por un ‘poder absoluto delegado’ de la instancia central del partido y reemplazar el control público de las masas obreras sobre la actividad de los órganos del partido por el control opuesto sobre la actividad del proletariado revolucionario ejercido por un comité central</i>”<a style="" href="#_edn19" name="_ednref19" title=""><sup><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[xix]</span></sup><!--[endif]--></span></sup></a><sup>[19]</sup>). <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt;"> <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt;"><span style=""> </span>En la actualidad, ya ido el “corto siglo XX”, la bancarrota de la doctrina de partido inspirada por el leninismo reclama del ideosistema socialista alternativas a las formas de organización históricamente conocidas (“<i style="">El ultracentralismo preconizado por Lenin no nos parece impregnado de un espíritu positivo y creador, sino del espíritu estéril del vigilante nocturno. Toda su atención se concentra en el control de la actividad del partido y no en su fecundación, en su restricción antes que en su despliegue, en el recelo y no en la puesta en marcha del movimiento</i>)<sup> <a style="" href="#_edn20" name="_ednref20" title=""><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><sup><span style="font-size: 12pt; font-family: Arial;">[xx]</span></sup><!--[endif]--></span></a>[20]</sup>. Un movimiento del partido y no un partido del movimiento aboca inevitablemente al fracaso exclusivo de la “dirección; y ello con unos costes sociales que sólo <st1:personname productid="la Historia" st="on">la Historia</st1:personname> puede cifrar.<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt;"> <o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal"><span style="font-size: 12pt;">
<br /> <o:p></o:p></span></p> <div class="MsoNormal"><span style="font-size: 12pt;"> <hr align="left" size="1" width="33%"> </span></div> <div style=""><!--[if !supportEndnotes]-->
<br /> <hr align="left" size="1" width="33%"> <!--[endif]--> <div style="" id="edn1"> <p class="MsoEndnoteText" style="text-align: justify; line-height: 150%;"><a style="" href="#_ednref1" name="_edn1" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; font-family: Garamond;">[i]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;">[1]</span></span><i style=""><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;">Vid</span></i><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;">. TARROW, S. (1997): <i style="">El poder en movimiento</i>, Alianza Editorial, Madrid; especialmente capítulo 11.<o:p></o:p></span></p> </div> <div style="" id="edn2"> <p class="MsoEndnoteText" style="text-align: justify; line-height: 150%;"><a style="" href="#_ednref2" name="_edn2" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; font-family: Garamond;">[ii]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;" lang="EN-GB">[2]</span></span><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;" lang="EN-GB"> <i style="">Vid</i>. HAMILTON, M. (1987): “The Elements of the Concept of<span style=""> </span>Ideology”, en <i style="">Political Studies</i>, 35/1.<o:p></o:p></span></p> </div> <div style="" id="edn3"> <p class="MsoEndnoteText" style="text-align: justify; line-height: 150%;"><a style="" href="#_ednref3" name="_edn3" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; font-family: Garamond;">[iii]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;" lang="EN-GB">[3] </span></span><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;" lang="EN-GB">En este sentido, véanse las colaboraciones de Claus Offe y David Stark en J, HAUSNER, B. JESSOP y K. NIELSEN (Eds.): <i style="">Strategic Choice and Path-Dependency in Post-Socialism</i>, Edward Elgar, <st1:place st="on">Aldershot</st1:place>, 1995.</span><span class="MsoEndnoteReference"><span style="" lang="EN-GB"><o:p></o:p></span></span></p> </div> <div style="" id="edn4"> <p class="MsoEndnoteText" style="text-align: justify; line-height: 150%;"><a style="" href="#_ednref4" name="_edn4" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; font-family: Garamond;">[iv]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;">[4]</span></span><i style=""><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;"> Vid</span></i><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;">. TAIBO, C. (1998): <i style="">Las transiciones en <st1:personname productid="la Europa" st="on">la Europa</st1:personname> central y oriental</i>, Los libros de la catarata, Madrid.</span></p> </div> <div style="" id="edn5"> <p class="MsoEndnoteText" style="text-align: justify; line-height: 150%;"><a style="" href="#_ednref5" name="_edn5" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; font-family: Garamond;">[v]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;" lang="EN-GB">[5]</span></span><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;" lang="EN-GB"> <i style="">Vid</i>. HOBSBAWM, E. (1994): <i style="">Age of Extremes. The Short Twentieth Century</i>, Abacus, Londres.<o:p></o:p></span></p> </div> <div style="" id="edn6"> <p class="MsoEndnoteText" style="text-align: justify; line-height: 150%;"><a style="" href="#_ednref6" name="_edn6" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; font-family: Garamond;">[vi]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;">[6]</span></span><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;"> <span class="MsoEndnoteReference"><i style="">Vid</i></span>. TARROW, S. (1991): “Ciclos de protesta”, <i style="">Zona Abierta</i>, 56.</span><span class="MsoEndnoteReference"><o:p></o:p></span></p> </div> <div style="" id="edn7"> <p class="MsoEndnoteText" style="text-align: justify; line-height: 150%;"><a style="" href="#_ednref7" name="_edn7" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; font-family: Garamond;">[vii]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;" lang="EN-GB">[7] <i style="">Vid</i></span></span><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;" lang="EN-GB">. MICHELS. R. (1911): <i style="">Zur Soziologie des Parteiwesens in der modernen Demokratie</i>.<span class="MsoEndnoteReference"><o:p></o:p></span></span></p> </div> <div style="" id="edn8"> <p class="MsoEndnoteText" style="text-align: justify; line-height: 150%;"><a style="" href="#_ednref8" name="_edn8" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; font-family: Garamond;">[viii]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;">[8]</span></span><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;"> Una lectura tal es la que actualmente predomina en los enfoques politológicos que abordan el estudio de la organización de partidos como un problema de las elites.</span></p> </div> <div style="" id="edn9"> <p class="MsoEndnoteText" style="text-align: justify; line-height: 150%;"><a style="" href="#_ednref9" name="_edn9" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; font-family: Garamond;">[ix]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;">[9]</span></span><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;"> <i style="">Vid</i>. LUXEMBURG, R. (1904): <i style="">Problemas de la socialdemocracia rusa</i>.<o:p></o:p></span></p> </div> <div style="" id="edn10"> <p class="MsoEndnoteText" style="text-align: justify; line-height: 150%;"><a style="" href="#_ednref10" name="_edn10" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; font-family: Garamond;">[x]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;">[10]</span></span><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;"> <i style="">Ibid</i>.<o:p></o:p></span></p> </div> <div style="" id="edn11"> <p class="MsoEndnoteText" style="text-align: justify; line-height: 150%;"><a style="" href="#_ednref11" name="_edn11" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; font-family: Garamond;">[xi]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;">[11]</span></span><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;"> <i style="">Ibid</i>.<o:p></o:p></span></p> </div> <div style="" id="edn12"> <p class="MsoEndnoteText" style="text-align: justify; line-height: 150%;"><a style="" href="#_ednref12" name="_edn12" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; font-family: Garamond;">[xii]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;">[12]</span></span><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;"> <i style="">Vid</i>. MARX, K./ENGELS, F.(1846): <i style="">La ideología alemana</i>.<o:p></o:p></span></p> </div> <div style="" id="edn13"> <p class="MsoEndnoteText" style="text-align: justify; line-height: 150%;"><a style="" href="#_ednref13" name="_edn13" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; font-family: Garamond;">[xiii]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;">[13]</span></span><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;"> <i style="">Vid</i>. LUXEMBURG, R., <i style="">Ibid</i>. <o:p></o:p></span></p> </div> <div style="" id="edn14"> <p class="MsoEndnoteText" style="text-align: justify; line-height: 150%;"><a style="" href="#_ednref14" name="_edn14" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; font-family: Garamond;">[xiv]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;">[14]</span></span><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;"> <i style="">Vid</i>. LUXEMBURG, R. (1919): <i style="">El orden reina en Berlin</i><o:p></o:p></span></p> </div> <div style="" id="edn15"> <p class="MsoEndnoteText" style="text-align: justify; line-height: 150%;"><a style="" href="#_ednref15" name="_edn15" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; font-family: Garamond;">[xv]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;">[15]</span></span><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;"> <i style="">Ibid</i>.<o:p></o:p></span></p> </div> <div style="" id="edn16"> <p class="MsoEndnoteText" style="text-align: justify; line-height: 150%;"><a style="" href="#_ednref16" name="_edn16" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; font-family: Garamond;">[xvi]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;">[16]</span></span><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;"> <i style="">Vid</i>. LUXEMBURG, R. (1904): <i style="">Problemas de la socialdemocracia rusa</i>.<o:p></o:p></span></p> </div> <div style="" id="edn17"> <p class="MsoEndnoteText" style="text-align: justify; line-height: 150%;"><a style="" href="#_ednref17" name="_edn17" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; font-family: Garamond;">[xvii]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;">[17]</span></span><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;"> <i style=""><span lang="EN-GB">Ibid</span></i><span lang="EN-GB">.<o:p></o:p></span></span></p> </div> <div style="" id="edn18"> <p class="MsoEndnoteText" style="text-align: justify; line-height: 150%;"><a style="" href="#_ednref18" name="_edn18" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; font-family: Garamond;">[xviii]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;">[18]</span></span><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;"> <i style=""><span lang="EN-GB">Ibid</span></i><span lang="EN-GB">.<o:p></o:p></span></span></p> </div> <div style="" id="edn19"> <p class="MsoEndnoteText" style="text-align: justify; line-height: 150%;"><a style="" href="#_ednref19" name="_edn19" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; font-family: Garamond;">[xix]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;">[19]</span></span><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;"> <i style=""><span lang="EN-GB">Ibid</span></i><span lang="EN-GB">.<o:p></o:p></span></span></p> </div> <div style="" id="edn20"> <p class="MsoEndnoteText" style="text-align: justify; line-height: 150%;"><a style="" href="#_ednref20" name="_edn20" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;"><span style=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; font-family: Garamond;">[xx]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;">[20]</span></span><span style="font-size: 11pt; line-height: 150%; font-family: Garamond;"> <i style="">Ibid</i>.</span><span style="font-family: "Arial Narrow";"><o:p></o:p></span></p> </div> </div> Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-4377213590799964890.post-87361262149018836172009-06-25T12:55:00.000-07:002009-06-25T13:01:02.279-07:00Prefacio de Laín Díez a la traducción de "Lenin, filósofo" de Antón Pannekoek, editada en Chile en 1948 por el Grupo de Estudios Materialistas1. Pocos años antes de caer víctima del hierro asesino, Trotski estampaba su opinión sobre la literatura marxista en los términos siguientes:<br />“En las condiciones actuales, la etiqueta marxista nos predispone antes al recelo que a la simpatía. Íntimamente ligado a la degeneración del Estado soviético, el marxismo de los últimos quince años ha pasado por un período sin precedentes de decadencia y relajación. De instrumento de análisis y crítica, se ha convertido en instrumento de apologética barata. En vez de analizar los hechos, se preocupa de seleccionar sofismas en interés de clientes encumbrados” (1).<br />Este juicio, que se refiere a los partidos políticos vinculados al desarrollo de la que un tiempo fue, con razón o sin razón, la “Roma del proletariado”, es sin duda unilateral e incompleto. Lo primero, porque cierra sus ojos al renacimiento del marxismo en los grupos y corrientes ideológicos que se desenvolvieron y lucharon al margen del Estado soviético y en dura oposición contra sus panegiristas interesados. Incompleto, pues data el proceso degenerativo a partir de la consolidación en el poder de la burocracia staliniana. Pero hacer contemporánea la decadencia del marxismo de una fase artificialmente aislada del desarrollo que culmina con el proceso aquél, no es dar pruebas de imparcialidad objetiva ni de esa capacidad, que tanto echa de menos Trotski en sus adversarios, de utilizar el marxismo como instrumento de análisis y de crítica. Mas no interesan por ahora las razones subjetivas que limitaron el horizonte crítico y la libertad de juicio del gran revolucionario e historiador de la Revolución rusa.<br /><br />2. En su aspecto ideológico, la evolución del fenómeno ruso tiene su origen en dos problemas estrechamente unidos en la práctica de la lucha social: el de la “conducción” del movimiento obrero, que involucra la tesis de la vanguardia necesaria, y el de la conciencia-intelecto en oposición a la conciencia espontánea. El primero es consecuencia del segundo, y ambos fueron tema de las discusiones que pusieron frente a frente a Lenin y a Rosa Luxemburgo en una polémica memorable. De más está decir que los hechos le han dado la razón a esta última y a ... Trotski, que a la sazón polemizaba junto a ella contra Lenin.<br /><br />3. La relación entre la teoría de la conciencia-intelecto y la teoría de la vanguardia revolucionaria ultracentralizada, tal como se expresan en Qué hacer y en Un paso adelante, dos pasos atrás, de Lenin, ha sido analizada con minuciosa objetividad por Sprenger en su Sociología del bolchevismo, de la cual hemos traducido los capítulos pertinentes no hace mucho (2). Del análisis de Sprenger y otros se desprenden las siguientes conclusiones:<br />La teoría de la conciencia-intelecto es contradictoria. Por una parte, Lenin adhiere a la concepción mecánica del materialismo que no ve en la conciencia sino el reflejo del mundo exterior, y esto le hace subestimar el papel de la espontaneidad en la historia; por otra parte, en su concepción de la conciencia socialista, ésta no se identifica con el proletariado, sino con el aporte desde el exterior de la ideología de una “élite” intelectual burguesa, cuya misión es precisamente propagar el socialismo en la clase obrera. Las luchas y la experiencia histórica de esta clase no figuran para nada en el esquema leniniano, y la misión del proletariado es dejarse penetrar por esta propaganda y servir de instrumento a un buró político, única autoridad capaz de señalar los métodos y finalidades de la lucha.<br />La teoría de la conciencia-intelecto es, por lo tanto, fundamentalmente idealista, y su corolario, el partido político, vanguardia de revolucionarios profesionales, sujetos a una disciplina estricta, obedientes a una dirección centralizada, está emparentado ideológicamente y por sus métodos de acción con el jacobinismo. Con tales antecedentes no es de extrañar que el partido de Lenin en el poder se comportara como la versión rusa de una dictadura jacobina.<br /><br />4. En cambio, la teoría de la conciencia espontánea es materialista. Sus raíces ideológicas ya están en Marx, se perfecciona con Rosa Luxemburgo y encuentra en Paul Mattick una expresión madura (3). Expresa lo que hay de espontáneo en el movimiento de clase obrero, en sus creaciones y método de lucha. Es el reflejo de la conciencia de los luchadores más sagaces y refractarios a la mediación eclesiástica dei partido, del movimiento que se materializa en los soviets y en los consejos obrero. El desarrollo de la teoría, enriquecido por las experiencias dé las luchas sociales de los últimos treinta años, conduce a conclusiones originales en sus aplicaciones inmediatas y en sus proyecciones al futuro, la organización de la sociedad comunista.<br /><br />5. Tocante al primer punto, los “comunista de consejos” proclaman su oposición al Estado, al parlamentarismo y a todas las organizaciones de masa como los partidos políticos y sindicatos centralizados, en los cuales no ven sino gérmenes de nuevas desviaciones jerarquizantes y autoritarias, incubadoras de privilegios y dictaduras totalitarias. La unidad fundamental es el “consejo de fábrica”, versión occidental del soviet, que tuvo un principio de realización en Alemania, muy luego sofocado por los esfuerzos convergentes de la reacción socialista-militar y de la III Internacional bajo Lenin.<br /><br />6. En cuanto al segundo punto, cómo es posible organizar la producción en conjunto y la distribución sin recurrir a un poder central, sin Estado, la solución de los comunistas de consejos es ingeniosa y, teóricamente, inobjetable. La forma de operar con el tiempo social medio de trabajo como unidad contable para fijar la participación individual en el consumo, satisface las exigencias igualitarias de la época de transición hacia una economía de abundancia, con un mínimo de trabajo estadístico y sin reconstituir un sistema monetario encubierto (4). La fórmula que condensa el criterio distributivo presenta una estructura que implícitamente reconoce la realidad del organismo social. Refrena en esta forma las tendencias de un individualismo extremo expresadas en las consignas de “la mina, a los mineros”, “el campo, a los campesinos” y otras por el estilo, en que podrían desahogarse los viejos hábitos de apropiación con grave peligro para la existencia misma del principio comunista. Pero esta valla de ninguna manera coarta la iniciativa y la autonomía de las diversas unidades de producción.<br /><br />7. Se comprende que una organización de la sociedad sin mecanismos políticos compulsivos; sin la acción coercitiva del Estado; compuesta de unidades relativamente pequeñas, los consejos, de gran autonomía, debe presentar en la práctica tendencias centrífugas, por lo menos durante una fase transitoria del desarrollo, que podrían crear dificultades a una acción de conjunto cuando ésta fuese requerida por proyectos de gran envergadura y larga ejecución. Estas tendencias no pueden combatirse por medios mecánicos o externos. Renunciar a ellos es el precio de la libertad dentro de la igualdad. Pero esto impone la urgencia de vigorizar los lazos espirituales entre los miembros de la comunidad de productores. De ahí la importancia de una filosofía coherente que suscite un mismo convencimiento íntimo en las voluntades de todos los asociados en el trabajo creador. Y esta filosofía debe contemplar normas de convivencia, una ética de productores libres, capaz de arraigar en las conciencias el respeto hacia todas las ideas, y en la conducta, la práctica de controversias de un elevado tono social. Es oportuno citar a Dietzgen:<br />El hombre individual se siente incompleto, inepto y corto bajo muchos aspectos. Precisa de sus semejantes y de la sociedad para complementarse. Por lo tanto, si quiere vivir, debe dejar vivir. Las concesiones mutuas que surgen de tales necesidades relativas, eso es la moralidad. (5).<br /><br />8. Hemos resumido a grandes rasgos las nociones fundamentales del comunismo de consejos. Considerando los conceptos de acuerdo con su generalidad decreciente, nos encontramos con la siguiente sucesión: materialismo (filosofía); espontaneidad (teoría de la conciencia social); comunismo (teoría económica de la producción); consejos obreros (teoría de la lucha social). Claro está que en su propaganda los comunistas de consejos siguen el camino inverso de lo particular y concreto a lo general y abstracto, conforme a un método de sana comunión social, y porque hay que partir al fin y al cabo de los datos de la realidad inmediata, de la lucha elemental por el pan nuestro de cada día, por condiciones de vida más humanas y por las libertades individuales, hoy tan menoscabadas, hasta llegar a una visión amplia y armónica del mundo, la herramienta emancipadora definitiva.<br /><br />9. Se comprende ahora por qué ha encontrado un eco simpático el comunismo de consejos en los sectores anarquistas. La oposición al Estado y al parlamentarismo; el rechazo de toda colaboración de clase y el repudio a los partidos políticos; la postura crítica frente a las organizaciones de masa jerarquizadas; todo eso debía inevitablemente provocar un acercamiento. Era un marxismo regenerado, que sabía extraer de Marx lo que la pasión y ceguera políticas de los partidos autoritarios, de índole reformista o jacobina, dejaron olvidado y sin aplicación. Como, por otra parte, se producía una evolución similar en el anarquismo, tras largos años de estagnación ideológica, asistimos hoy al espectáculo de un afán sincero por establecer lazos que auguran una síntesis próxima y la reconciliación definitiva de las dos tendencias de la I Internacional que resumen todas las luchas y esperanzas de la clase obrera y de la humanidad (6).<br /><br />10. En consecuencia, debemos modificar el juicio crítico de Trotski apuntado más arriba, con este otro de Karl Korsch:<br />En las discusiones fundamentales referentes a la posición integral del marxismo de hoy, en todos los grandes problemas decisivos, la vieja ortodoxia marxista de Karl Kautsky y la nueva ortodoxia del marxismo ruso o leninista, pese a mezquinas y subalternas controversias pasajeras, estarán solidariamente juntas de un lado, y todas las tendencias críticas y progresivas en la teoría del actual movimiento de la clase obrera estarán del otro. (7).<br /><br />Laín Díez, Santiago de Chile, 1948.<br /><br />Notas [indicaciones bibliograficas en la edicion Ayuso, Madrid 1976]<br />1) Harold R. Isaac, The Tragedy of the Chinese Revolution, Secker & Warburg, Londres, 1938, p. XI.<br />2) Rodolfo Sprenger, El bolchevismo, Santiago de Chile, 1947.<br />3) The Inevitability of Communism, Polemic Publishers, Nueva York, 1935.<br />4) “What is Communism”, Council Correspondence, octubre, 1934, Chicago, 111.<br />5) Josef Dietzgen: The Nature of Human Brainwork, en The Positive Outcome of Philosophy, Ch. H. Kerr & Co., Chicago, 1928, p. 158. (La edición alemana es de 1969), [versión castellana: El trabajo intelectual humano, Ed. Sígueme. Salamanca].<br />6). Hay numerosos documentos de ese nuevo estado de espíritu en las revistas Freedom, Le Libertaire, Freie Sozialistische Blätter, Southern Advocate of Council Communism, La Obra (Buenos Aires), etc.<br />7) Karl Korsch Marxismo y Filosofía, citado por Mattick en su obra precitada, p. 35.Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4377213590799964890.post-297627589425840362009-06-15T08:22:00.000-07:002009-06-15T08:24:02.899-07:00Lecciones de Europa<div align="right">Guillermo Almeyra<br /></div><div align="right"></div><br /><div align="justify">En Francia la abstención llegó a 60 por ciento y en toda Europa superó 53 por ciento, aunque en Italia, donde Berlusconi tiene consenso de masa, no llegó a 40 por ciento, y en Grecia, donde los socialistas del PASOK dirigen una oposición con fuerte influencia entre los trabajadores, ese partido y los comunistas aparecían como alternativa y, por tanto, arrastraron votos. La derecha, asustada por la crisis, cerró filas y fue a votar, pero no ganó sufragios y triunfó simplemente porque es la mayoría de la minoría, no porque haya crecido. Si tiene mayoría es porque los electores de centroizquierda y los de la izquierda se abstuvieron. Eso hace parecer que los votantes apoyaron a los causantes de la crisis y a los que quieren salir de ella a costa de los trabajadores, pero en realidad no hicieron más que mantener su minoría que ni la socialdemocracia ni los partidos de izquierda radical fueron capaces de reducir aún más, pues no dieron ninguna batalla ideológica, programática u organizativa que llevase a salir de la crisis por la izquierda y se encerarron en débiles campañas propagandísticas y electoralistas.<br /><br />Los capitalistas, sin embargo, no se engañan con su victoria pírrica y no están nada tranquilos ante su amplia mayoría virtual en el Parlamento Europeo –que no tiene ninguna función decisiva. Ellos ven, en cambio, la abstención como una pérdida de consenso del sistema y un repudio a las instituciones por parte de la mayoría de la población europea, la cual no ve una alternativa (y no se sabe si algún día la encontrará), pero en cambio sabe que el capitalismo es causante de la crisis.<br /><br />Los observadores más lúcidos analizan, es cierto, que la abstención favoreció a los partidos en el poder, pero también que la indignación de las mayorías se condensa en el horizonte como negros nubarrones que preanuncian tormentas sociales y no se orienta hacia las instituciones.<br /><br />En la izquierda, por ejemplo en Italia, Rifondazione y los Comunistas Italianos Unidos han mantenido a duras penas el voto de un sector militante (con un millón de sufragios, algo menos de 4 por ciento del total), pero no entran al Parlamento Europeo, lo que les creará problemas financieros y de presencia política. No han podido convencer a una izquierda difusa que en el pasado, por ejemplo, con Democrazia Proletaria –una de las tendencias que confluyó en Rifondazione–, siempre obtuvo parlamentarios en Estrasburgo. Ni siquiera han sido capaces, en aras de sus intereses electorales, de lograr un frente electoral ad hoc –que les habría dado 8 por ciento de los votos o más y algunos diputados– con el grupo de derecha recientemente escindido de Rifondazione, el cual ahora marcha de cabeza hacia su disolución en el Partido Democrático.<br /><br />En cuanto a los franceses de la ex Liga Comunista Revolucionaria (LCR), creyeron sectariamente que con su Nuevo Partido Anticapitalista nuclearían por sí solos la protesta de izquierda y se negaron a construir un frente único electoral con el Partido Comunista y con los socialistas de izquierda escindidos de su partido siguiendo a Melanchon (la llamada Nueva Izquierda) para ir juntos a las urnas sin dejar de discutir las diferencias programáticas. El resultado está a la vista: estos últimos lograron 6 por ciento y los primeros cerca de 5 por ciento. Juntos habrían obtenido casi 15 por ciento y una importante fracción en el Parlamento Europeo, y su desunión llevó en cambio muchos votos al tarro conservador verde representado por Cohn Bendit (el ex radical del 68 que para los menos informados sigue teniendo fama de opositor al sistema cuando de ningún modo lo es). En ese sentido, el estreno electoral del Nuevo Partido Anticapitalista ha sido un fiasco ya que reunió aproximadamente los votos que antes tenía la LCR, que era menos confusa y electoralista que la nueva formación, y dejó de influir en la crisis de los comunistas y en la evolución de los socialistas de izquierda.<br /><br />Los sectores populares –salvo en Italia, donde Berlusconi y la liga influyen incluso en sectores de los trabajadores– no votaron por una política de derecha pero tampoco lo hicieron por la izquierda radical. No ven cómo enfrentar la crisis y el sistema capitalista, pero no están de acuerdo con éste ni ven solución en las elecciones. Se abre así una transición que estará marcada por luchas, ya que quien no vota puede hacer huelgas o incluso provocar explosiones sociales, como en Grecia o Francia.<br /><br />Por consiguiente, o la extrema izquierda toma contacto con la izquierda social desorganizada y confusa, o sea, con la gente real, modificando radicalmente sus métodos y su política para construir consenso desde abajo, o la derecha, que en la mayoría de los países no tiene consenso pero posee fuerza económica y política, marchará hacia la construcción de regímenes duros que se dedicarían a destruir aún más los derechos sociales y democráticos. De un modo diverso y sin una izquierda anticapitalista fuerte, Europa vuelve hacia los años treinta.<br /><br />¿Dejan las elecciones europeas alguna lección para los países, como Argentina o México, que irán a las urnas en breve? La abstención favoreció electoralmente a la peor derecha a costa del centro o de la derecha moderados. Pero el problema reside en que se ha llegado a un punto en que la mayoría está harta de taparse la nariz para votar por el menos peor, porque éste, después, hace la misma política de los peores.<br /><br />Nos guste o no, la izquierda debe reconquistar credibilidad, despertar esperanzas. Y eso sólo se hace en la vida cotidiana, no en las campañas electorales; organizando las resistencias; desarrollando experiencias locales autogestionarias y alternativas, sin sectarismos; dando una batalla tenaz, cotidiana y gris, en la construcción de ideas-fuerza capaces de orientar en sentido anticapitalista la rabia ciega de las mayorías.<br /><br /><a href="http://www.jornada.unam.mx/2009/06/14/index.php?section=opinion&article=026a1pol">http://www.jornada.unam.mx/2009/06/14/index.php?section=opinion&article=026a1pol</a> </div>Guerinhttp://www.blogger.com/profile/02128139269875160212noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4377213590799964890.post-46151114283635564312009-05-21T20:39:00.000-07:002009-05-21T20:51:11.754-07:00Marxismo y teoría revolucionaria: comunismo, partido, proletariado.Pese a la lectura “esteticista” que ha predominado con fuerza (la Internacional Situacionista como “última vanguardia”, como grupo artístico, como arquitectura/urbanismo unitario, como padrinos del “punk” y/o baluartes de la contracultura, etc.), la I.S. fue en realidad una de las expresiones más eficaces y serias de “partido comunista” en el siglo XX. Para poder entender eso, lamentablemente, es todavía necesario insistir en una serie de aclaraciones terminológicas y de sentido. Pues la lucha contra la ideología se da muy fuertemente en el ámbito de las palabras, y en esa época -uno de los momentos más reaccionarios del siglo XX-, era difícil usar varias palabras fundamentales en su sentido originario.<br /><br />3 ejemplos:<br /><br />Comunismo: Para Marx, y la IS, el comunismo no es un aparato de estado, tampoco un mini-estado o “partido político” o “comité central” de representantes oficiales de la clase, sino que “el movimiento real que suprime las condiciones existentes”. En otro sentido –complementario- “comunismo” es la teoría revolucionaria del proletariado como última clase histórica: aquella que puede realizar la abolición de las separaciones, mediante la abolición del Estado, el mercado, el trabajo y las clases.<br /><br />Partido: En el siglo XX, “partido” es un Estado en miniatura, y el “partido comunista” una organización burocrática que pretende administrar el capitalismo desde el Estado.<br /><br />En el siglo XIX, partido es ni más ni menos que cualquier bando organizado, surgido de y definido desde un antagonismo social, desde el conflicto de clase. Hasta Bakunin y después de él otros anarquistas hablaban sin mayor problema de un “partido anarquista”, del “partido proletario”. Por ejemplo, en su panfleto en ruso “Alianza Internacional de la Democracia Socialista”, Bakunin distinguía dos partidos principales, el de la reacción y el de la revolución social, y entre los socialistas hacía a su vez una nueva distinción: “el partido de los socialistas pacíficos o burgueses (que en rigor pertenecen al partido de la reacción), y el partido de los revolucionarios sociales. Estos últimos se subdividen a su vez en socialistas estatales revolucionarios, y en anarco-socialistas revolucionarios, enemigos de todo Estado y de todo principio estatal” (Bakunin, 1978, p. 33).<br /><br />La posición de Marx sobre el partido se vislumbra claramente de estas partes de su carta a Freiligrath del 29 de febrero de 1860: “Después de que, a partir de mi petición, la Liga fue disuelta en noviembre de 1852, no he pertenecido (ni pertenezco) a ninguna organización secreta o pública; por tanto el partido, en ese sentido absolutamente efímero, para mí ha dejado de existir desde hace ocho años. (…) La Liga (…) no fue más que un episodio en la historia del partido, que nace espontáneamente del suelo de la sociedad moderna (…) Al hablar de partido, doy a este término su sentido eminentemente histórico”. El camarada Rubel, en “El partido proletario en Marx” (1961, de donde hemos tomado la cita anterior) propone la distinción entre partido en sentido “sociológico” (o institucional) y en sentido “ético”. La definición de “comunista” en Marx calza con este segundo sentido: “Nuestro mandato de representación del partido proletario, lo sostenemos nosotros mismos, pero es refrendado por el odio exclusivo y general que nos han dedicado todas las fracciones del viejo mundo y todos los partidos” (Marx a Engels, 18 de mayo de 1859, citado por Rubel, 1961). <br /><br />Proletariado: Mientras el grueso del marxismo regurgitaba viejas fórmulas con convicción cuasi-religiosa, las que incluían la idealización del proletariado industrial masculino como sujeto revolucionario –con el subsiguiente llanto y lamentaciones cuando les parecía que éste dejaba de existir-, y el “neomarxismo” a su vez proclamaba la muerte del proletariado y centraba sus esperanzas en los estudiantes o el campesinado del “Tercer Mundo”, la IS saltaba por encima de ambas opciones, pues entendía que la vieja lucha de clases se manifestaba de nuevas formas, y el proletariado también debía ser entendido de una manera dinámica.<br /><br />Usando estas palabras correctamente, se comprende bien a Tronti cuando dice que “la clase obrera no puede hacerse partido dentro de la sociedad capitalista sin impedir a ésta la continuación de su funcionamiento. Cuando ésta funciona, ese no es el partido obrero”.<br /><br />--<br /><br />La concepción no sólo dinámica sino que negativa del proletariado es otro de los aportes más consistentes de la IS. Dinámica pues lo concibe como un producto histórico flexible de un modo e producción que también lo es. Negativa pues lo esencial no viene dado por tal o cual función “económica” sino por su capacidad de desarrollar un antagonismo que rechaza la totalidad del capitalismo.<br /><br />Curiosamente, alguien con tan poca fama de revolucionario proletario como Adorno, destacaba este dinamismo cuando a principios de los 40 defendía la necesidad de “contemplar el concepto de clase mismo tan de cerca que se lo fije y modifique a la vez”:<br /><br />Que se lo fije, “porque su fundamento, la división de la sociedad en explotadores y explotados, no sólo pervive sin menoscabo alguno, sino que gana en violencia y solidez”.<br /><br />Y que se lo modifique, “porque los oprimidos, hoy, de acuerdo con la predicción de la Teoría, la inmensa mayoría de los seres humanos, no se pueden experimentar a sí mismos como clase” (Theodor Adorno, Reflexiones sobre la teoría de las clases, 1942). <br /><br /><br />Los situacionistas sabían, como Adorno, que “objetivamente” el proletariado no ha hecho sino crecer, al contrario de lo que afirmaban los sociólogos modernistas y otros especialistas alienados obsesionados con las “clases medias” y la “sociedad de consumo”. Pero no se conforman con el diagnóstico pesimista (tan asociado a los frankfurtorianos y al grueso del marxismo y “postmarxismo” de academia) de que ya no es posible que estas masas de gente se experimenten “subjetivamente” como clase: apuestan a que la fuerza negativa del nuevo proletariado se manifestará otra vez, al tomar consciencia de la “pérdida de poder sobre la vida”, al rechazar las representaciones y su “fuerza exteriorizada”, y al salir de nuevo al escenario histórico de la lucha de clases debía ser capaz de articular una contestación total del capitalismo. Ese nuevo asalto se produjo, en el período 1967/1977 (aunque es el año 1968 ha quedado instalado más fuerte en el imaginario) y dejó heridos de muerte al estalinismo y otras representaciones alienadas de la clase, dando inicio a un período de agitaciones y autonomía obrera que se verificaron a nivel mundial, aunque para los periodistas y sociólogos oficiales dicho período sea visto exclusivamente como una revuelta cultural, estudiantil y tercermundista, como representaciones espectaculares de la revolución. <br /><br />Posteriormente, con lo que se suele denominar como “crisis ecológica”, la consciencia de clase del proletariado como la clase que expresa los intereses de toda la humanidad, se hace aún una cuestión más urgente y universal. Para Debord (1971), el optimismo científico propio del siglo XIX se había desmoronado en tres puntos: “En primer lugar, la pretensión de garantizar la revolución como solución feliz de los conflictos existentes (la ilusión hegeliano-izquierdista y marxista; la menos compartida por la intelectualidad burguesa, pero la más rica y, después de todo, la menos ilusoria); segundo, la visión coherente del universo y aun simplemente de la materia; y tercero, el sentimiento eufórico y lineal del desarrollo de las fuerzas productivas. Si llegamos a dominar el primer punto, habremos resuelto el tercero; más adelante sabremos hacer del segundo nuestro asunto y nuestro juego”. Por eso, la consigna “¡Revolución o muerte!” ya no sólo es “la expresión lírica de la conciencia rebelde, sino la última palabra del pensamiento científico de nuestro siglo”. Pues “no hay que curar los síntomas, sino la enfermedad misma”.<br /><br />--<br /><em><br />"En este desarrollo complejo y terrible que ha arrastrado la época de las luchas de clases hacia nuevas condiciones el proletariado de los países industriales ha perdido completamente la afirmación de su perspectiva autónoma y, en último análisis, sus ilusiones, pero no su ser. No ha sido suprimido. Mora irreductiblemente existiendo en la alienación intensificada del capitalismo moderno: es la inmensa mayoría de trabajadores que han perdido todo el poder sobre el empleo de sus vidas y que, los que lo saben, se redefinen como proletariado, el negativo del obrero en esta sociedad. Este proletariado es reforzado objetivamente por el movimiento de desaparición del campesinado así como por la extensión de la lógica del trabajo en la fábrica que se aplica a gran parte de los "servicios" y de las profesiones intelectuales. Este proletariado se halla todavía subjetivamente alejado de su conciencia práctica de clase, no sólo entre los empleados sino también entre los obreros que todavía no han descubierto más que la impotencia y la mistificación de la vieja política. Sin embargo, cuando el proletariado descubre que su propia fuerza exteriorizada contribuye al fortalecimiento permanente de la sociedad capitalista, ya no solamente bajo la forma de su trabajo, sino también bajo la forma de los sindicatos, los partidos o el poder estatal que él había construido para emanciparse, descubre también por la experiencia histórica concreta que él es la clase totalmente enemiga de toda exteriorización fijada y de toda especialización del poder"</em> (Debord, Tesis 114 de La Sociedad del Espectáculo).<br /><br />(Fragmentos de un texto en elaboración. Julio Cortés).Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4377213590799964890.post-59530084092739417302009-05-10T05:34:00.000-07:002009-05-10T05:35:05.847-07:00Dominique Moisi: Estamos ante una rebelión de las masas<div align="justify">En occidente, la furia ya no está limitada a fuerzas anticapitalistas y de antiglobalización extremas. Existe profundo malestar por la inequidad.<br /><br />La crisis económica actual está uniendo al mundo democrático en la ira tanto como en el miedo? En Francia, frente al cierre de muchas fábricas, una ola de toma de rehenes ejecutivos está sacudiendo las salas de directorio y a la policía en todo el país. En Estados Unidos, las grandes compensaciones que obtienen los ejecutivos de manos de empresas que reciben miles de millones de dólares en rescates con dinero de los contribuyentes -en especial, la gigantesca aseguradora AIG- han enfurecido a la opinión pública. De la misma manera, en Gran Bretaña, un público cada vez más inquisitivo y crítico hoy está aglutinando a banqueros y miembros del Parlamento en un clima común de sospecha. <br /><br />¿La actual crisis está creando o revelando una creciente división entre gobernantes y gobernados? La furia popular es una de las consecuencias más predecibles, y ciertamente inevitables, de la actual crisis financiera y económica. El factor de unión detrás de esta creciente furia es el rechazo de la desigualdad tanto real como percibida -la desigualdad tanto en el trato como en las condiciones económicas.</div><div align="justify"><br />Parece obvio que una mayor desigualdad económica en Estados Unidos y, de hecho, en toda la OCDE, ha cebado la percepción de injusticia y de creciente furia. En Estados Unidos, a medida que remontó vuelo el sector financiero, la base industrial se contrajo marcadamente. Resulta evidente que en todo el mundo occidental, particularmente en los últimos 20 años, a quienes estaban en la cima de la escala salarial les ha ido mucho mejor que a aquellos en el medio o en la parte inferior. Mientras los ricos se enriquecían, los pobres no se empobrecían, pero la brecha entre ricos y pobres se expandió significativamente.</div><div align="justify"><br />La actual crisis puede haber erosionado seriamente la riqueza de muchos de los muy ricos, destruyendo sus activos de una manera sin precedentes. Pero el miedo, si no la desesperación, de los pobres y de los no tan pobres ha aumentado de forma tremenda. Por supuesto, las desigualdades entre los países son una cosa, y las desigualdades dentro de los países, otra muy diferente. Pero hoy los dos procesos se están produciendo simultáneamente y a un ritmo acelerado.</div><div align="justify"><br />La furia ya no está limitada a fuerzas anticapitalistas y de antiglobalizació n extremas. Un profundo sentimiento de injusticia se está propagando en grandes segmentos de la sociedad. Esta sensación de injusticia es contenida sólo en parte por consideraciones políticas en Estados Unidos, gracias al "factor Obama", un fenómeno raro que se puede describir como el restablecimiento de la confianza en los líderes políticos propios.</div><div align="justify"><br />Pero cuanto más se desconfíe de la política, mayor será la furia que se manifieste, especialmente si el país está impregnado de una tradición y cultura "revolucionaria" romántica. Es el caso de Francia, donde contrariamente a lo que pensaba el historiador François Furet en el colapso del comunismo hace 20 años, la Revolución Francesa ni terminó ni es un capítulo cerrado de la historia.<br /><br /><a href="http://www.kaosenlared.net/noticia/estamos-ante-rebelion-masas">http://www.kaosenlared.net/noticia/estamos-ante-rebelion-masas</a><br /><br /> </div>Guerinhttp://www.blogger.com/profile/02128139269875160212noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4377213590799964890.post-39699138169020821892009-05-10T05:30:00.000-07:002009-05-10T05:31:25.545-07:00Fabien Perrier: Cinco años después, los países del Este pagan cara su entrada en la Unión Europea<div align="justify">Obligados a adaptarse a marchas forzadas a los parámetros liberales, la crisis les azota de lleno...<br /><br />Diez nuevos países, ocho de la Europa del Este, se integraron en la Unión Europea (UE) el 1º de mayo de 2004. Obligados a adaptarse a marchas forzadas a los parámetros liberales, la crisis les azota de lleno.<br /><br />El 1º de mayo de 2004, lágrimas de felicidad humedecían las mejillas de numerosos europeos: ¡ver diez Estados miembros integrarse en la UE! Para ocho de ellos (1), antiguos países del bloque soviético, ese día marcaba la última etapa de su transición democrática, 15 años después de la caída del muro. De repente, el territorio de la UE aumentaba un 34% y un 26% su población, hasta alcanzar los 500 millones de habitantes. En 2007, Rumania y Bulgaria se unían al grupo de “nuevos miembros”.<br /><br />Cinco años después, la felicidad ha dejado paso a la amargura. Sin duda, su entrada a la UE representó una garantía democrática: uno de los principios fundadores inscritos en los tratados. Pero si los países han conocido un crecimiento económico más fuerte antes de su entrada, ahora, las situaciones varían de unos a otros.<br /><br />Así, en la República Checa, el crecimiento del 6% en 2007, ha pasado al 1,7 % en 2009. Más brutal ha sido la caída, en 2008, para Estonia (-3,6%), Letonia (-4,6%), Lituania (3% frente al 9% de 2007). Según el FMI, la recesión se anuncia más marcada en los países bálticos (-10,6% en 2009 y -2,3 en 2010) que en los de la Europa central (-1,3 % en 2009, +0,9 en 2010). En realidad, la adopción a marchas forzadas de los parámetros liberales ha acentuado la fragilidad estructural de los nuevos Estados miembros. Los que ya estaban, antes de hundimiento del bloque de Este, los más avanzados, resisten mejor la crisis.<br /><br />En temas de empleo, los países bálticos sobrepasaron la tasa del 10 % de paro en febrero de 2009 (14,4 % en Letonia), mientras que Polonia (7,4%) y Rumania (5,8 %) conservaban las tasas estables. Sin embargo, con una fuerte inflación, las diferencias entres las distintas clases sociales han aumentado y el empobrecimiento se extiende. El 16% de los europeos corren el riesgo de pobreza, una tasa que alcanzaría al 20 % en algunos países del Este.<br /><br />Algunas reivindicaciones se dejan oír. Gisèle Halimi (2) propone la introducción de la “cláusula de la europea más favorable”: se adoptaría la mejor legislación para mejorar realmente las condiciones de las mujeres. ¿Por qué no adoptar sistemáticamente, las mejores legislaciones para todo? Cinco años después de la ampliación, los combates sociales quedan pendientes.<br /><br />(1) Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, República checa, Eslovaquia, Hungría, Eslovenia, las dos islas mediterráneas Malta y Chipre se adhirieron también el mismo día a la UE. El 28 de abril de 2009, Albania ha presentado oficialmente su candidatura a la UE.<br /><br />(2) Para leer: “No os resignéis nunca” Ediciones Plon<br /><br /><a href="http://www.humanite-en-espanol.com/" target="_blank">http://www.humanite-en-espanol.com/</a><br /> </div>Guerinhttp://www.blogger.com/profile/02128139269875160212noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4377213590799964890.post-34053116672753154602009-05-03T16:34:00.000-07:002009-05-04T10:06:26.518-07:00Marxismo y teoría revolucionaria: el punto de vista de la totalidad (*)Si bien la influencia de Marx en la Internacional Situacionista es fuerte, directa y permanente (y nunca se cansaron de publicar recomendaciones como la siguiente: <br /><br />“IMBÉCILES: PODÉIS DEJAR DE SERLO ¡LEED A MARX!"), <br /><br />su relación con el “marxismo” es más compleja, y pasa de un primer momento en que podríamos decir que se reivindica un “marxismo revolucionario” (1) a una posición mucho más crítica del marxismo propiamente tal (considerado como una deformación de Marx).<br /><br />Al respecto, resulta muy elocuente el hecho de que al responder un cuestionario publicado en el número 9 de la revista Internationale Situationniste, la pregunta sobre si los situacionistas son marxistas es respondida de la siguiente forma:<br /><br />“Tanto como Marx cuando dice: ‘yo no soy marxista’” (2).<br /><br />Decíamos que el lugar donde más ordenada y sistemáticamente se expone la posición situacionista en relación al marxismo es en el ya mencionado texto de Debord sobre “El proletariado como sujeto y como representación”, que es el capítulo más largo de La sociedad del espectáculo. En él, Debord realiza una especie de “balance” de las luchas de clases del movimiento obrero clásico. El lugar de Marx en esta historia es analizado cuidadosamente. En su generación, tal como muestran también los casos de Bakunin y Stirner, entre otros, en los inicios del desarrollo de este “pensamiento de la historia”, la teoría comunista bebió de la fuente filosófica de Hegel, en el momento en que casi por fuerza se llegaba a una confrontación crítica con ese oscuro maestro, pensador (y justificador) de las revoluciones burguesas del siglo XVII y XVIII (procesos en que lucharon juntos, la burguesía progresista y los trabajadores, en contra del Antiguo Régimen, con resultados desconcertantes, y de cuyos “momentos de verdad” el proletariado es –ahora- el único heredero legítimo). Una de las pocas citas reconocidas en el libro de Debord (pues en la IS se defendía la creación colectiva y el uso libre de las fuentes literarias) es la siguiente: “Del mismo modo como filosofía de la revolución burguesa no expresa todo el proceso de esta revolución, sino solamente su concusión última. En este sentido, ésta no es una filosofía de la revolución, sino de la restauración (Karl Korsch, Tesis sobre Hegel y la revolución)".<br /><br />Según Debord (en este aspecto, bastante hegeliano y lukacsiano en su “marxismo”), “el carácter inseparable de la teoría de Marx y del método hegeliano es a su vez inseparable del carácter revolucionario de esta teoría, es decir, de su verdad”. Esta primera relación es precisamente la que “ha sido generalmente ignorada o mal comprendida, o incluso denunciada como el punto débil de lo que devenía engañosamente en una doctrina marxista” (Tesis 79). <br /><br />“El aspecto determinista-científico en el pensamiento de Marx fue precisamente la brecha por la cual penetró el proceso de ‘ideologización’, todavía vivo él, y en mayor medida en la herencia teórica legada al movimiento obrero. La llegada del sujeto de la historia es retrasada todavía para más tarde, y es la ciencia histórica por excelencia, la economía, quien tiende cada vez en mayor medida a garantizar la necesidad de su propia negación futura. Pero con ello se rechaza fuera del campo de la visión teórica la práctica revolucionaria que es la única verdad de esta negación (…)“Toda su vida Marx ha mantenido el punto de vista unitario de su teoría, pero la exposición de su teoría fue planteada sobre el terreno del pensamiento dominante precisándose bajo la forma de críticas de disciplinas particulares, principalmente la crítica a la ciencia fundamental de la sociedad burguesa, la economía política. Esta mutilación, ulteriormente aceptada como definitiva, es la que ha constituido el ‘marxismo’”. (Tesis 84. El subrayado es mío).<br /><br />Al igual que los camaradas de Socialisme ou Barbarie hacia 1965, Debord y la IS ven que la degeneración del marxismo se produce mediante un proceso de ideologización, donde el componente revolucionario queda totalmente aplastado bajo el aspecto positivista-científico de esta teoría. Este talón de Aquiles “cientificista” por donde penetró la ideología era tal vez inevitable si se toma en cuenta el contexto, la cosmovisión productivista que dominaba toda esa época: “el defecto de la teoría de Marx es naturalmente el defecto de la lucha revolucionaria del proletariado de su época”. <br /><br />Pero si bien hay una conexión estrecha entre Marx y el pensamiento científico de su época, el pensamiento de Marx se situa “más allá” de la ciencia: no sólo comprensión racional de las fuerzas que operan en el mundo, sino su transformación activa, inacabada. Su proyecto, el de una historia consciente, requiere “una comprensión de la lucha, y en modo alguno de la ley” (Tesis 81).<br /><br />Por esto, en la teoría marxiana, tanto la toma de partido por el proletariado (“la clase revolucionaria misma”), como el punto de vista de la totalidad constituyeron - también desde el comienzo- el antídoto vital contra las tendencias a la mecanización, fragmentación y positivización, que en la constitución del marxismo oficial resultaron vencedoras. <br /><br />En esta lectura, el propio Marx difícilmente podría ser considerado como “fundador” del “marxismo”, o de una “doctrina marxista”, y en caso de serlo, lo sería más bien en contra de su propia voluntad, y dejándonos algunos ejemplos –y advertencias- en vez de reglas (3). Si es cierto que la mejor discípula de Marx hasta ahora fue Rosa Luxemburgo, podemos apreciar que efectivamente, en ella el aspecto “político” y el “metodológico” son inseparables, y definen en cierta forma lo que tiene el “marxismo” -o como sea que queramos llamar a aquella teoría proletaria, autónoma, unitaria, y orientada a la práctica-, de único y valioso, su aporte teórico y práctico como tradición emancipatoria. Lukács lo explica cuando se refiere en enero de 1921 al marxismo de Rosa:<br /><br />“No es la preponderancia de los motivos económicos en la explicación de la historia lo que distingue de manera decisiva al marxismo de la ciencia burguesa, sino el punto de vista de la totalidad”. “El punto de vista de la totalidad no determina solamente al objeto, también determina al sujeto del conocimiento. La ciencia burguesa –de manera consciente o inconsciente, ingenua o sublimada- considera siempre los fenómenos sociales desde el punto de vista del individuo. Y el punto de vista del individuo no puede llevar a ninguna totalidad; todo lo más puede llevar a aspectos de un dominio parcial, las más de las veces a algo solamente fragmentario: a ‘hechos’ sin vinculación recíproca o a leyes parciales abstractas”. Según Lukács, al comentar “La acumulación del capital” –la obra principal de Rosa Luxemburgo-, no es casual, como dice ella, que la trivialización del marxismo se expresara en Bernstein en un sentido científico burgués, como tampoco es por azar que éste acusara a Marx de “blanquista”: “No es un azar, porque desde el momento en que se abandona el punto de vista de la totalidad, punto de partida y término, condición y exigencia del método dialéctico, desde el instante en que la revolución ya no se considera como momento del proceso, sino como acto aislado, separado de la evolución de conjunto, lo que hay de revolucionario en Marx tiene que aparecer necesariamente como una recaída en el período primitivo del movimiento obrero, en el blanquismo. Y al derrumbarse el principio de la revolución, como consecuencia de la dominación categorial de la totalidad, todo el sistema del marxismo se derrumba” (Lukács, Rosa Luxemburgo, marxista, en Historia y Consciencia de Clase).<br /><br />*: Este texto de Julio Cortés M. es un fragmento de un escrito en preparación sobre Marxismo y teoría revolucionaria, que analiza la posición de la Internacional Situacionista en dicha materia, y sus vínculos con las posturas de Lukacs, Korsch y Castoriadis entre otros revolucionarios del siglo XX.<br /><br />NOTAS:<br /><br />1 Incluso en un momento más “maduro” de la acción situacionista, el movimiento de las ocupaciones en Mayo de 1968 en Francia, en los telegramas enviados por situacionistas y “enragés” a los Partidos “Comunistas” chino y ruso, junto con la amenaza de un inminente movimiento de consejos obreros que barrería con esas burocracias, se incluye la consigna de “¡Larga vida al marxismo revolucionario!”. No obstante, la redacción del comunicado tal vez deba ser atribuida a algún miembro del núcleo de simpatizantes de la IS conocido como “enragés”.<br />2 Se trata del “cuestionario” publicado en el número 9 de la revista Internationale Situationniste (1964). Muy interesante resulta también la respuesta sobre el “tamaño” de la organización: -¿Cuantos sois? –Algunos más que el núcleo inicial de la guerrilla de Sierra Maestra pero con menos armas. Algunos menos que los delegados que estuvieron en Londres en 1864 para fundar la AIT, pero con un programa más coherente…”. <br />3 En esto Debord se diferencia del Lukács de Historia y consciencia de clase, en que el punto de vista de la totalidad es precisamente lo que diferencia al “marxismo ortodoxo” de todo lo demás (idealismo, materialismo y marxismo vulgares…). “Esta concepción dialéctica de la totalidad, que se aleja en apariencia de la realidad inmediata y que construye esa realidad de una manera en apariencia ‘no científica’, es, de hecho, el único método que puede captar y reproducir la realidad en el plano del pensamiento. La totalidad concreta es, pues, la categoría auténtica de la realidad”. Para Lukács, es ese método lo que define al marxismo ortodoxo, que “implica la convicción científica de que con el marxismo dialéctico se ha encontrado el método de investigación justo, de que este método sólo puede desarrollarse, perfeccionarse; porque todas las tentativas de superarlo o de mejorarlo tuvieron y no pueden dejar de tener otro efecto que hacerlo superficial, banal, ecléctico”. Para Lukàcs, entonces, el marxismo ortodoxo no significa “una adhesión sin crítica a los resultados de la investigación de Marx, no significa un acto de ‘fe’ en tal o cual tesis”. El marxista ortodoxo podría tranquilamente seguir siéndolo aunque rechazara totalmente algunas tesis de Marx a la luz de nuevos resultados de la investigación (Lukács, “Qué es marxismo ortodoxo”, en Historia y consciencia de clase). Curiosamente, esta definición de marxismo ortodoxo podría calzar con lo que desde otro punto de vista es definido como “revisionismo”. Veamos, por ejemplo, la definición suministrada en el Diccionario del Militante Obrero, elaborado en los medios obreros autónomos de Cataluña a inicios de los años 70: “Hoy se llama “revisionista” a todo aquel marxista que no acepta la teoría de Marx en bloque. Así, el revisionista sería el antitético del dogmático. Se usa impropiamente como sinónimo de reformista” . El propio Marx no tuvo problemas en “revisarse” a sí mismo de vez en cuando, tal como lo demuestra, por ejemplo, el Prólogo escrito junto a Engels para una edición alemana del Manifiesto Comunista en 1872: “Este programa ha quedado a trozos anticuado por efecto del inmenso desarrollo experimentado por la gran industria en los últimos 25 años, con los consiguientes progresos ocurridos en cuanto a la organización política de la clase obrera, y por el efecto de las experiencias prácticas de la revolución de febrero en primer término, y sobre todo de la Comuna de París, donde el proletariado, por vez primera, tuvo el poder político en sus manos por espacio de dos meses. La Comuna ha demostrado, principalmente que la clase obrera no puede limitarse a tomar posesión de la máquina del Estado en bloque, poniéndola en marcha para sus propios fines”.Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4377213590799964890.post-42936256615007986152009-05-03T04:29:00.000-07:002009-05-03T04:34:06.972-07:00Walden Bello: La crisis capitalista y la respuesta política de la izquierda<div align="right"> <br />Global Focus on the South, 23 abril 2009<br />Traducción para <a href="http://www.sinpermiso.info/">www.sinpermiso.info</a>: Amaranta Süss<br /></div><p align="justify"><br />Reproducimos a continuación el texto de una conferencia dictada por Walden Bello en la Conferencia sobre la Crisis Global organizada el pasado 21 de marzo en Berlín por el Partido de la Izquierda alemán, partido del que Bello es miembro honorario.<br /><br />Semana tras semana, asistimos a la contracción de la economía global a un ritmo peor que el pronosticado por el más agorero de los economistas. Es claro: no nos hallamos en una recesión común y corriente, sino que estamos aproados a una depresión global que podría durar muchos años.<br /><br />Lo que haré hoy aquí es, primero, discutir brevemente los orígenes y la dinámica de esta crisis; y segundo, explorar las posibilidades de una estrategia para la izquierda global capaz de responder a la presente crisis en el contexto de los desafíos procedentes tanto del centro capitalista tecnocrático como de la derecha capitalista populista..<br /><br /><strong>La crisis fundamental es de sobreacumulación<br /></strong><br />La teoría económica ortodoxa dejó hace mucho de ser útil para comprender la crisis. La teoría económica no-ortodoxa, en cambio, puede ahora arrojar potentísimos vislumbres de las causas y de la dinámica de la actual crisis. Desde una perspectiva progresista, lo que estamos observando es la intensificación de una de las crisis centrales –o “contradicciones”— del capitalismo global: la crisis de sobreproducción, también conocida como crisis de sobreacumulación o de sobrecapacidad. Se trata de la tendencia del capitalismo a generar, en el contexto de una aguda competición intercapitalista, una tremenda capacidad productiva, la cual rebasa holgadamente la capacidad de consumo de la población debido a las desigualdades de ingreso que limitan el poder adquisitivo popular. Lo que trae consigo una erosión de la rentabilidad y conduce a una espiral económica bajista.<br /><br />Para entender el presente colapso, tenemos que retrotraernos a la llamada Edad de Oro del capitalismo contemporáneo, el período entre 1945 y 1975. Fue un período de rápido crecimiento, tanto en las economías centrales como en las economías subdesarrolladas: un crecimiento disparado, en parte, por la masiva reconstrucción de Europa y del Este asiático luego de la devastación de la II Guerra Mundial, y en parte también por los nuevos dispositivos y los nuevos instrumentos resultantes de un histórico compromiso de clase entre el capital y el trabajo que se institucionalizó bajo el nuevo Estado keynesiano.<br /><br />Pero ese período de elevado crecimiento llegó a su fin a mediados de los 70, cuando las economías centrales fueron presa de la estanflación, es decir de la coexistencia de bajo crecimiento y elevada inflación, una amalgama supuestamente imposible para la teoría económica neoclásica.<br /><br />La estanflación, sin embargo, no era sino el síntoma de una causa más profunda: la reconstrucción de Alemania y de Japón, y el rápido crecimiento de economías en vías de industrialización, como Brasil, Taiwán y Corea del Sur, vino a añadir un tremendo volumen de nueva capacidad productiva e incrementó la presión competitiva global, mientras que, en cambio, las desigualdades dentro de los países y entre países limitaban el crecimiento del poder adquisitivo y de la demanda, erosionando así la rentabilidad. Eso se agravó con los drásticos incrementos del precio del petróleo experimentados en los 70.<br /><br />La expresión más dañina de la crisis de sobreproducción fue la recesión global de comienzos de los 80, que fue la más grave que se abatió sobre la economía internacional desde los tiempos de la Gran Depresión, es decir, antes de la crisis presente.<br /><br />El capitalismo ensayó tres vías de escape para zafarse de la sobreproducción: la reestructuración neoliberal, la globalización y la financiarización.<br /><br /><strong>Primera vía de escape: la reestructuración neoliberal<br /></strong><br />La reestructuración neoliberal cobró la forma del reaganismo y del thatcherismo en el Norte y del Ajuste Estructural en el Sur. Objetivo: revigorizar la acumulación de capital, y eso de dos maneras: 1) la remoción de las restricciones estatales al crecimiento, al uso y a los flujos de capital y riqueza; y 2) la redistribución del ingreso de los pobres y de las clases medias hacia los ricos, en la idea de que eso daría incentivos a los ricos para invertir y relanzar el crecimiento económico.<br /><br />El problema con esa fórmula era que con la redistribución del ingreso hacia los ricos lo que haces es yugular los ingresos de los pobres y de las clases medias, reduciendo así la demanda, sin necesariamente inducir a los ricos a invertir más en producción. Lo cierto es que podría ser más rentable invertir en especulación. Además, y aun teniendo éxito, esa estrategia, a largo plazo, no haría sino agravar el problema básico, puesto que la inversión en producción habría de traer consigo volúmenes todavía mayores de capacidad productiva instalada.<br /><br />Ello es que la reestructuración neoliberal, que se generalizó en el Norte y en el Sur en los 80 y 90, tuvo un paupérrimo registro en materia de crecimiento: el promedio del crecimiento global en los 90 fue del 1,1%, y de 1,4% en los 80. En cambio, cuando imperaban las políticas de intervención pública fue muy superior: en los 60 fue del 3,5% y en los 70, del 2,4%. La reestructuración neoliberal no podía superar el estancamiento.<br /><br /><strong>Segunda vía de escape: la globalización<br /></strong><br />La segunda vía de escape que ensayó el capital global para contrarrestar el estancamiento fue la “acumulación extensiva” o globalización, es decir, la rápida integración de áreas semicapitalistas, no-capitalistas o precapitalistas en la economía global de mercado. Rosa Luxemburgo, que no sólo fue una gran dirigente política de la izquierda radical, sino también una gran economista, observó hace mucho tiempo en su gran clásico La acumulación de capital que ese fenómeno resultaba necesario para levantar la tasa de beneficio en las economías metropolitanas.<br /><br />¿Cómo? Pues ganando acceso a trabajo barato, ganando nuevos y prácticamente ilimitados mercados, ganando nuevas fuentes de productos agrícolas baratos y de materias primas baratas, y dando origen a nuevas áreas de inversión en infraestructura. La integración se consigue a través de la liberalización del comercio, removiendo obstáculos a la movilidad del capital global y aboliendo fronteras para la inversión extranjera.<br /><br />China es, ni que decir tiene, el ejemplo más destacado de un área no-capitalista integrada en la economía global a lo largo de los pasados 25 años.<br /><br />A mediados de la primera década del siglo XXI, entre un 40 y un 50 por ciento de los beneficios de las corporaciones estadounidenses procedían de sus operaciones y ventas en el extranjero, especialmente en China.<br /><br />El problema con esta forma de escapar al estancamiento es que exacerba el problema de la sobreproducción, porque lo que hace es añadir capacidad productiva. Un imponente volumen de capacidad manufacturera es lo que ha venido a añadirse en China en los últimos 25 años, lo que ha tenido un efecto depresor sobre precios y beneficios. No es por casualidad que, desde 1997, los beneficios de las corporaciones estadounidenses dejaran de crecer. De acuerdo con una estimación, la tasa de beneficios de las 500 primeras corporaciones de la lista de Fortune pasó de un 7,15% en 1960-69 a un 5,30% en 1980-90, luego a un 2,29% en 1990-99 y a un 1,32% en 2000-2002. A fines de los 90, con un exceso de capacidad industrial en prácticamente todas las industrias, el hiato entre capacidad productiva y ventas era ya el más grande desde los tiempos de la Gran Depresión. Vistas así las cosas, desde la perspectiva de la sobreproducción, la globalización no ha sido, contrariamente a lo sostenido por muchos de sus apologetas y por muchos de sus críticos, una etapa superior del capitalismo, sino un esfuerzo a la desesperada para salir del pantano de la sobreproducción. La globalización no tuvo elemento alguno de progreso.<br /><br /><strong>Tercera vía de escape: la financiarización<br /></strong><br />Dados los limitados beneficios arrojados por la reestructuración neoliberal y la globalización en punto a contrarrestar el impacto depresivo de la sobreproducción, la tercera vía de escape –la financiarización— resultaba crucial para mantener y elevar la rentabilidad y las tasas de beneficio.<br /><br />Con unas inversiones industriales y agrícolas que arrojaban magros beneficios por causa de la sobreproducción, andaban en circulación ingentes volúmenes de fondos excedentes, o se invertían y reinvertían en el sector financiero. Es decir: el sector financiero giraba sobre sí mismo.<br /><br />Resultante de ello fue un incremento de la bifurcación entre una economía financiera hiperactiva y una economía real estancada. Como observara una ejecutivo financiero en las páginas del Financial Times, “en estos últimos años, hemos asistido a una creciente desconexión entre las economías real y financiera. La economía ha crecido (…) pero de ninguna manera como la economía financiera, hasta que estalló”. Lo que no nos dijo este observador fue que la desconexión entre la economía real y la financiera no se dio por casualidad; que la economía financiera estalló precisamente porque terminó abriéndose camino el estancamiento generado por la sobreproducción de la economía real.<br /><br />Un indicador de la archirrentabilidad del sector financiero es que mientras los beneficios del sector manufacturero llegaron a representar el 1% del PIB de los EEUU, los del sector financiero llegaron a representar el 2%. Otro es el hecho de que el 40% del total de los beneficios de las corporaciones estadounidenses financieras y no financieras llegó a quedar a disposición del sector financiero, aun cuando éste sólo representaba el 5% del PIB de los EEUU (y aun este último porcentaje está probablemente sobrestimado).<br /><br />El problema de invertir en operaciones del sector financiero es que monta tanto como exprimir valor de valor ya creado. Puede crear beneficio, desde luego, pero no crea valor nuevo: sólo la industria, la agricultura, el comercio y los servicios crean valor nuevo. Puesto que el beneficio no se basa en valor creado, las operaciones de inversión terminan siendo harto volátiles, y los precios de las acciones, de las obligaciones y de otras formas de inversión pueden llegar a desviarse radicalmente de su valor real. (Por ejemplo: las acciones de empresas de innovación en Internet pueden llegar a alcanzar precios astronómicos, empujadas únicamente por estimaciones financieras que provocan alzas en espiral).<br /><br />Los beneficios, así pues, dependen de la oportunidad de empezar cobrando ventaja con unos precios al alza despegados del valor del producto, para luego vender antes de que la realidad fuerce una “corrección” que los retrotraerá drásticamente a los valores reales. La radical subida de los precios de un activo, mucho más allá de los valores reales, es lo que se llama formación de una burbuja.<br /><br />Al depender la rentabilidad de golpes de fortuna especulativos, no resulta sorprendente que el sector financiero vaya de burbuja en burbuja, de una manía especulativa a otra.<br /><br />Puesto que está activado por la manía especulativa, el capitalismo financieramente activado ha experimentado ya cerca de 100 crisis financieras desde que los mercados de capitales fueron desregulados y liberalizados en los 80, siendo la crisis más grave, antes de la presente, la crisis financiera asiática de 1997.<br /><br /><strong>La dinámica de la implosión subprime<br /></strong><br />No entraré en detalle en la dinámica de la actual crisis, originada en el colapso del mercado inmobiliario estadounidense, fenómeno conocido también como “implosión subprime”. Algunas dimensiones clave de esa implosión (como el estímulo que Alan Grrenspan proporcionó a la burbuja financiera al recortar en junio de 2003 los tipos de interés hasta un 1% —los más bajos en 45 años— y mantenerlos a ese nivel durante todo un año, a fin de contrarrestar los efectos recesivos del estallido de la burbuja tecnológica de comienzos de los 90) ya se mencionaron ayer. Permitidme tocar, ya sea someramente, dos o tres puntos más.<br /><br />La crisis hipotecaria subprime no fue un caso de oferta que rebasa la demanda real. La “demanda” había sido, y por mucho, urdida por la manía especulativa de promotores y financieros que querían sacar grandes beneficios de su acceso a la moneda extranjera (el grueso de ella, de origen asiático y chino) que inundó los EEUU en la pasada década. Se vendieron agresivamente gigantescos paquetes hipotecarios a millones de personas que normalmente no habrían podido permitírselo ofreciendo tasas de interés “insultantemente” bajas, que luego habrían de reajustarse a fin de aumentar las cuotas de pago de los flamantes nuevos propietarios de vivienda.<br /><br />¿Cómo llegaron a convertirse en un problema tan gigantesco unas hipotecas problemáticas? Es que esos activos estaban “securizados”, esto es, convertidos en unos productos o mercancías espectrales llamados “obligaciones de deuda colateralizada” (CDO, por sus siglas en inglés), las cuales permitían especular con la posibilidad de que los créditos hipotecarios no fueran devueltos. Esos activos fueron entonces empaquetados junto a otros activos y comerciados por los originadores de las hipotecas, que trabajaban con distintos tipos de intermediarios tan conscientes del riesgo, que se quitaban de encima el producto a toda velocidad ofreciéndolo a otros bancos e inversores institucionales. A su vez, esas instituciones traspasaron esos títulos a otros bancos e institutos financieros foráneos. <br /><br />La idea era vender al punto, hacerse con el dinero y lograr un buen y tranquilo beneficio, dejando el riesgo para los incautos que estaban al final de la cadena: para los centenares de miles de instituciones y de inversores individuales que compraban los títulos vinculados a hipotecas. A eso se le llamó “dispersión del riesgo”, y se veía como buena cosa, porque aligeraba los balances contables de las instituciones financieras, permitiéndoles embarcarse en ulteriores actividades de préstamo. <br /><br />Cuando se elevaron los tipos de interés de los préstamos subprime, de las hipotecas variables y de otros préstamos inmobiliarios, se terminó la partida. Hay cerca de cuatro millones de hipotecas subprime que entrarán probablemente en situación de impago en los próximos dos años, y cinco millones de impagos, en los próximos años, a causa de los tipos hipotecarios variables. Pero títulos cuyo valor total asciende a no menos de 2 billones de dólares han sido ya inyectados, cual si de letales virus se tratara, en el sistema financiero global. El gigantesco sistema circulatorio del capitalismo global ha sido fatalmente infectado. Y, como en una plaga, no sabemos quiénes ni cuántos están fatalmente infectados hasta que vayan emergiendo, porque el conjunto del sistema financiero ha llegado a ser superlativamente opaco a causa de la falta de regulación. <br /><br /><strong>Colapso de la economía real</strong><br /><br />Nos hallamos ahora en una coyuntura en la que, en vez de cumplir con su tarea primordial de prestar para facilitar la actividad productiva, los bancos se aferran a su tesorería, o compran entidades rivales a fin de robustecer la propia base financiera. No puede sorprender: con el sistema circulatorio del capitalismo global infectado, era sólo cuestión de tiempo hasta que la economía real se contagiara como lo ha hecho, y a una velocidad aterradora, en estas últimas semanas. Woolworth, todo un emblema de la venta al por menor, ha quebrado en Gran Bretaña, la industria automovilística en EEUU está en cuidados intensivos, los beneficios de BMW se han desplomado cerca de un 90%, y hasta la poderosa Toyota ha experimentado un declive sin precedentes en sus beneficios. Con una demanda en caída libre de los consumidores norteamericanos, China y el Este asiático han visto hacinarse sus productos en los muelles de descarga, lo que ha traído consigo una aguda contracción de sus economías y despidos masivos.<br /><br />La globalización ha hecho que economías que ligaron sus destinos en la época de auge, caigan ahora también de consuno a una velocidad sin precedentes: y no se vislumbra el final.<br /><br />Permitidme ahora una pausa para declarar la razón de que haya entrado con cierto detalle en las causas y en la dinámica de la crisis: es que he querido destacar el hecho de que lo que hemos visto desarrollarse ante nuestros ojos hasta ahora no es una crisis de la variante neoliberal del capitalismo, sino la crisis del capitalismo.<br /><br /><strong>La respuesta capitalista: socialdemocracia global<br /></strong><br />Con el colapso de la globalización y con el mercado desregulado yéndose al garete, la metafísica neoliberal con que se adornó el capitalismo contemporáneo ha quedado totalmente desacreditada, por bien que –la cosa no ofrece duda— se siga batiendo todavía en algunas acciones de retaguardia.<br /><br />Yo creo que, entre las filas del establishment, han cundido realmente el pánico y la confusión, y les embarga el sentimiento de que las cosas irán todavía a peor antes de empezar a mejorar. Se percatan de que las viejas instituciones neoliberales, como el FMI, la OMC y el G-20 resultan irrelevantes, aun si los métodos keynesianos de gasto con déficit e inyección de liquidez en el mercado pudieran llegar a tener efectos muy limitados. Cada vez más, los intelectuales más inteligentes del establishment comienzan a percatarse de que no estamos sino al comienzo de una caída libre global, de que no sabemos realmente cuándo tocaremos fondo y ni de si, cuando lo toquemos, la economía global permanecerá mucho tiempo allí. La mejor imagen de la economía real que se me ocurre a mí es la de un submarino alemán de la II Guerra Mundial que, tocado en pleno Atlántico por las descargas de algún destructor británico, se va rápidamente a pique en dirección al fondo oceánico y, alcanzado el fondo, nadie sabe cómo logrará la tripulación reflotar el submarino. ¿Ocurrirá como en la clásica película de Wolfgang Petersen (Das Boot), y conseguirán las penosas maniobras de la tripulación inyectar aire comprimido bastante en los tanques de lastre como para regresar a superficie? ¿O seguirá el submarino indefinidamente en zonas abisales? ¿Funcionarán hoy los métodos keynesianos de reflotamiento? Los pensadores más críticos del capitalismo, como Martin Wolf o Paul Krugman, no apuestan por ello.<br /><br />Has dos cosas de las que podemos estar seguros. La primera: los enfoques neoliberales han quedado totalmente desacreditados. Y la segunda: los tercos hechos de base, y no cualesquiera restricciones ideológicas, son los que impondrán con su dictado lo que hayan de hacer quienes se empeñen en salvar el sistema. Así pues, liberémonos ya nosotros para empezar de la idea, según la cual los principios neoliberales constituirán las líneas rojas infranqueables de su política venidera.<br /><br />Permitidme ser un poco más concreto. Yo creo que las acciones de la nueva administración Obama en Washington constituyen una ruptura con el neoliberalismo. Una cuestión importante, huelga decirlo, cuán decisiva y definitiva será esa ruptura con el neoliberalismo. Pero otras cuestiones van a la médula del capitalismo mismo. ¿Se recurrirá a la propiedad pública, a la intervención pública y al control público simplemente con el propósito de estabilizar el capitalismo, para luego devolver el control a las elites granempresariales? ¿Estamos en puertas de una segunda oleada de capitalismo keynesiano, en el que el Estado y las elites granempresariales se asocian con el mundo del trabajo en una política de fomento de la industria, del crecimiento y de los salarios altos, esta vez con una dimensión verde? ¿O seremos testigos del comienzo de un proceso de desplazamientos fundamentales en la propiedad y en el control de la economía en una dirección más popular? Es verdad que hay límites para las reformas en el sistema de capitalismo global, pero en ningún otro momento en el pasado medio siglo han parecido esos límites más fluidos y porosos que ahora.<br /><br />En este momento, el gasto masivo en estímulos a niveles record –un anatema para los neoliberales— se ha convertido en práctica generalizada, siendo las únicas divergencias entre las elites del Norte en torno al monto que deben tener esos gastos para lograr reflotar el submarino. En eso, Obama se ha revelado el superkeynesiano. También está en curso la nacionalización de los bancos –otra práctica condenada por el neoliberalismo—, y las cuestiones que dividen a las élites se refieren al grado de agresividad que debe tener el gobierno al ejercer el control sobre las participaciones mayoritarias de las acciones y a si devolverá los bancos a la gestión privada una vez pasada la crisis. <br /><br />Al contrario de lo que se mantuvo aquí ayer en algunas intervenciones, la reprivatización no es un hecho predeterminado. Son los hechos de base los que determinarán la respuesta a todas estas cuestiones, pues la tarea que tienen entre manos los gestores de la crisis del capitalismo no es la de hacer que las soluciones adoptadas estén en línea con una doctrina de todo punto desacreditada, sino la de salvar el capitalismo. <br /><br />Más allá del gasto con déficit y de la nacionalización, yo creo que, en el seno del establishment, prosperará un debate sobre si conviene seguir la senda de lo que yo llamo “socialdemocracia global”, o SDG, para responder a la desesperada necesidad dual que tiene el capitalismo tanto de estabilización como de legitimidad.<br /><br />Aun antes de que se desarrollara plenamente la crisis financiera, los partidarios de la SDG habían ido ya tomando posiciones a favor de la misma como alternativa a la globalización neoliberal, avisados como estaban de las tensiones y los agobios generados por ésta. Una personalidad vinculada a eso es el primer ministro británico Gordon Brown, quien encabezó la respuesta europea inicial al desplome financiero a través de la nacionalización parcial de los bancos. Visto generalmente como el padrino de la campaña “Hagamos que la pobreza sea historia” en el Reino Unido, Brown, siendo todavía ministro de hacienda británico, propuso lo que llamó un “capitalismo de alianza” entre el mercado y las instituciones estatales, capaz de reproducir a escala global lo que, según él, hizo Franklin Roosevelt para una economía nacional: “asegurar los beneficios del mercado domando sus excesos”. Tiene que ser un sistema, continuaba Brown, que “se haga con todos los beneficios de los mercados globales y los flujos de capitales, minimice el riesgo de crisis, maximice las oportunidades de todos y sostenga a los más vulnerables: se trata, en una palabra, de restaurar en la economía internacional los fines públicos y los ideales elevados”.<br /><br />En la articulación del discurso socialdemócrata global se ha sumado a Brown un grupo diverso compuesto, entre otros, por el economista Jeffrey Sachs, George Soros, el antiguo Secretario General de la ONU, Kofi Annan, el sociólogo David Held, el Premio Nobel Joseph Stiglitz, y hasta Bill Gates. Hay, evidentemente, diferencias de matiz en las posiciones de estas gentes, pero el impulso de sus perspectivas es el mismo: implantar un orden social y articular un sólido consenso a favor del capitalismo global.<br /><br />Entre las posiciones clave promovidas por los partidarios de la SDG están las siguientes:</p><ol><li><div align="justify">La globalización es esencialmente beneficiosa para el mundo; los neoliberales no han sabido ni gestionarla ni venderla a la opinión pública. </div></li><li><div align="justify">Es urgente salvar a la globalización de los neoliberales, porque la globalización es reversible y hasta puede que se halle ya en proceso de franca retrogresión.</div></li><li><div align="justify">El crecimiento no tiene por qué ir acompañado de una creciente desigualdad.</div></li><li><div align="justify">Hay que evitar el unilateralismo, preservando al propio tiempo, aun si fundamentalmente reformadas, las instituciones y los acuerdos multilaterales.</div></li><li><div align="justify">La integración social global, la reducción de las desigualdades tanto dentro de los países como entre los países, tiene que acompañar a la integración en el Mercado global. </div></li><li><div align="justify">La deuda global de los países en vías de desarrollo tiene que ser cancelada o drásticamente reducida, a fin de que los ahorros de ellos resultantes puedan emplearse para estimular las economías locales, contribuyendo así a la reflación global. </div></li><li><div align="justify">La pobreza y la degradación medioambiental han llegado a al punto de gravedad, que se hace preciso poner por obra un programa de ayudas masivas al estilo del “Plan Marshall” del Norte para el Sur en el marco de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. </div></li><li><div align="justify">Hay que impulsar una “segunda revolución verde”, especialmente en África, mediante el uso generalizado de semillas genéticamente modificadas. </div></li><li><div align="justify">Hay que dedicar ingentes recursos a encarrilar la economía global por una senda más sostenible medioambientalmente, desempeñando los gobiernos un papel rector (“keynesianismo verde” o “capitalismo verde”).<br /></div></li></ol><p align="justify"><strong>Los límites de la socialdemocracia global<br /></strong><br />No se ha prestado demasiada atención a la socialdemocracia global, tal vez porque, como los generales franceses al romper la II Guerra Mundial, muchos progresistas siguen combatiendo en la guerra anterior, es decir, contra el neoliberalismo. Se precisa urgentemente de una crítica, y no sólo porque la SDG es el más probable candidato a suceder al neoliberalismo; más decisivo es el hecho de que, aunque la SDG tiene varios elementos positivos, tiene, como la vieja socialdemocracia de impronta keynesiana, muchos rasgos problemáticos.<br /><br />Se puede comenzar la crítica destacando cuatro problemas centrales en la perspectiva de la SDG.<br /><br />Primero: la SDG comparte con el neoliberalismo el sesgo favorable a la globalización, diferenciándose aquí sólo por su promesa de ser capaz de promoverla mejor que los neoliberales. Globalización significa para ellos una rápida integración de la producción y de los mercados, pero con una regulación eficaz, según lo planteó el Director General de Finanzas de la UE, Jan Koopman, que se dice keynesiano. Eso monta, sin embargo, tanto como decir que basta añadir la dimensión de la regulación, junto con la de la “integración social global”, para que un proceso esencialmente destructivo y desvertebrador, social y ecológicamente hablando, resulte digerible y aceptable. La SDG parte del supuesto de que las gentes desean realmente formar parte de una economía global funcionalmente integrada en la que hayan desaparecido las barreras que distinguen lo nacional de lo internacional. ¿No será, al contrario, que, hartas como están las gentes de los comportamientos erráticos de la economía internacional, lo que preferirían es más bien formar parte de economías sujetas a control local? Y ocurre, en efecto, que la actual deriva bajista de las economías interconectadas viene a confirmar con hechos harto contundentes la validez de las críticas centrales del movimiento antiglobalizador al proceso de globalización.<br /><br />Segundo: la SDG comparte la preferencia del neoliberalismo por los mercados como mecanismo principal de producción, distribución y consumo, diferenciándose sobre todo por predicar la acción del Estado en punto a corregir los fallos del mercado. El tipo de globalización que necesita el mundo, de acuerdo con Jeffery Sachs en The End of Poverty, implicaría “engancharse al carro (…) de la notoria potencia del comercio y la inversión, reconociendo y enfrentándose a sus limitaciones mediante una acción colectiva compensatoria”. Eso es muy otra cosa que decir que la ciudadanía y la sociedad civil son quienes deben tomar las decisiones económicas clave, siendo el mercado, como la burocracia estatal, un mero mecanismo de realización de decisiones democráticamente tomadas.<br /><br />Tercero: la SDG es un proyecto tecnocrático, con expertos sirviendo menús y lanzando reformas sociales desde su poltrona, no un proyecto participativo en el que las iniciativas discurran de abajo arriba.<br /><br />Cuarto: la SDG, aunque crítica con el neoliberalismo, acepta el marco del capitalismo monopolista, que refuerza en lo fundamental el control privado concentrado de los medios de producción, deriva beneficio de la extracción explotadora de valor excedente generado por el trabajo, va de crisis en crisis por causa de sus tendencias a la sobreproducción y, encima, en su búsqueda de rentabilidad, tiende a poner al medio ambiente al límite de sus capacidades. Como ocurriera con el keynesianismo en el marco nacional, la SDG busca en el marco global un nuevo compromiso de clase que venga acompañado de nuevos métodos para contener o minimizar la tendencia del capitalismo a la crisis. Así como la vieja socialdemocracia y el New Deal estabilizaron el capitalismo nacional, la función histórica de la socialdemocracia global sería la de allanar las hirsutas contradicciones del capitalismo global y relegitimarlo tras la era de crisis y caos dejada en herencia por el neoliberalismo.<br /><br />De de la cruz a la fecha, la SDG lidia con cuestiones de gestión social. La izquierda, en cambio, tiene que lidiar con cuestiones de emancipación social. La SDG se atiene a la gestión tecnocrática; la izquierda, a la democracia participativa desde la raíz, desde las mismas empresas. La SDG busca reconfigurar el capitalismo monopolista, como hiciera en su día el viejo keynesianismo, pero esta vez a escala global. La izquierda, obligada a plantearse el problema de las relaciones de propiedad, tiene que buscar la creación de un sistema postcapitalista. La SDG quiere perfeccionar la globalización. La izquierda quiere la desglobalización. La SDG ve el futuro en el capitalismo verde. La izquierda ve la descapitalistización como condición previa a cualquier organización social planetaria ecológicamente benigna.<br /><br />Como el presidente brasileño Lula, el presidente Obama tiene el talento retórico para tender puentes entre diferentes discursos. En lo tocante a economía, es una tabula rasa. Como Roosevelt, no se ata a fórmulas del ancien régime. Como Lula y como Roosevelt, es un pragmático cuyo criterio básico es el éxito en la gestión social. Como tal, está en una posición única para encabezar esa ambiciosa empresa reformista. Nuestra tarea no puede únicamente consistir en dar apoyo a los aspectos positivos del programa de la SDG que promuevan el bienestar popular y oponernos a los que lleven a la re-estabilización del capitalismo. También tenemos que ser capaces, y eso es todavía más importante, de diferenciar, mientras dure el proceso, nuestro proyecto del de la SDG y ganar apoyos para nuestra visión y para nuestro programa estratégicos.<br /><br /><strong>El desafío procedente de la derecha<br /></strong><br />Sin embargo, la opción a la que nos enfrentamos en el periodo que se avecina no pasa por elegir entre la Izquierda y la Socialdemocracia Global. ¡Sería una elección harto sencilla! Porque lo cierto es que podría comenzar a articularse una respuesta que fuera anti-neoliberal en materia económica, al menos retóricamente, populista en materia social, pero excluyente en sus políticas, es decir, evocadora de solidaridades de tribu, no de pueblo. Ya hemos empezado a ver algo de eso en la actitud del presidente francés Sarkozy. Tras declarar que “el capitalismo de laissez-faire ha muerto”, creó un fondo de inversión estratégico de 20 mil millones de euros para promover la innovación tecnológica, mantener las industrias más avanzadas en manos francesas y conservar puestos de trabajo. “El día que dejemos de construir trenes, aviones, automóviles y barcos, ¿qué quedará de la economía francesa?”, se preguntó retóricamente hace unos días. “Recuerdos. Yo no quiero hacer de Francia una mera reserva turística”. Este tipo de política industrial agresiva, tendente a reagrupar a los sectores clave de la clase capitalista francesa y a ganar ascendiente sobre la clase obrera blanca tradicional del país, puede muy bien ir de la mano con las políticas excluyentes y anti-inmigratorias con que ha venido asociándose al presidente francés.<br /><br />El populismo conservador de Sarkozy es relativamente templado. Los hay más radicales aguardando en los márgenes, como el movimiento antimusulmán de Gerd Wilders en Holanda, al que se augura un 28% de escaños en las próximas elecciones parlamentarias merced a una oportuna amalgama de solidaridad comunal, teoría económica populista y liderazgo autoritario. Por doquiera en el mundo desarrollado hay movimientos de este tipo, y lo que a mí me preocupa es que la crisis en curso pueda abrirles el camino para lograr alcanzar una masa crítica.<br /><br />Porque las cosas irán a peor, a mucho peor, antes de comenzar a ir mejor, y la crisis global no es algo que pueda gestionarse tecnocráticamente, como si se tratara del aterrizaje suave realizado hace unas semanas por el piloto de US Airways en el río Hudson en Nueva York. Si la Socialdemocracia Global fracasa en su intento de revigorizar el capitalismo y la Izquierda es incapaz de articularse con una visión programática fundada en la igualdad, la justicia y la democracia participativa que resulte atractiva para el pueblo en un período de crisis grave y duradera, entonces otras fuerzas se aprestarán a llenar el vacío, como ocurrió en los años 30 del siglo pasado. Si hay algo que Rosa Luxemburgo, Gramsci y Lenin pueden enseñarnos hoy es que no bastan la buena voluntad, los valores y la visión; que, al final, es decisiva la política, entendida como una visión de poder, como una estrategia efectiva de construcción de coaliciones y como astutas y flexibles tácticas de formación de una masa crítica para ganar poder, como una actividad con dimensiones parlamentarias y extraparlamentarias. La naturaleza tiene horror al vacío, y nosotros tenemos que estar dispuestos a llenar el vacío. O perderemos. Y eso no podemos permitírnoslo ahora.<br /><br /><strong>La izquierda tiene que despertar<br /></strong><br />Para resumir. Mientras los progresistas estaban inmersos en una guerra total contra el neliberalismo, el pensamiento reformista iba calando en los círculos del establishment. Ese pensamiento se está convirtiendo ahora en política, y la izquierda tiene que trabajar el doble para hacer lo propio. No es solo cosa de pasar de la crítica a la prescripción. Se trata de rebasar las limitaciones de la imaginación política de la izquierda impuestas por la agresividad del desafío neoliberal en los 80, que vino a combinarse con el colapso de los regímenes socialistas burocráticos a comienzos de los 90. La izquierda debería atreverse a aspirar de nuevo a paradigmas de organización social que tendieran sin recato a la igualdad y al control democrático participativo tanto de la economía nacional como de la economía mundial: porque esas son condiciones necesarias de la emancipación individual y colectiva y –hay que añadirlo— de la estabilización ecológica.<br /><br />Esa es una perspectiva por la que deberíamos poder combatir, no simplemente librando una batalla por la consciencia del gente, sino también por su corazón y su alma. Y aquí la lucha es, por un lado, contra los esquemas capitalistas tecnocráticos de reestabilización capitalista de la socialdemocracia global y, por el otro, contra los esquemas con base de masas de la reestabilización capitalista del populismo nacionalista y fundamentalista. Las ideas no bastan, y lo que será decisivo es el modo de traducir nuestras ideas y nuestros valores y nuestra visión a una estrategia y a unas tácticas con vocación ganadora que puedan triunfar democráticamente. Tenemos que salir del economicismo al que quedó reducida la izquierda global en la era neoliberal: la política tiene que volver a tomar el mando.<br /><br />Walden Bello es presidente de la Freedom from Debt Coalition, investigador principal del Focus on the Global South y profesor de economía política en la Universidad de Filipinas. En Europa, es miembro honorario del partido alemán Die Linke.<br /><br /> </p>Guerinhttp://www.blogger.com/profile/02128139269875160212noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4377213590799964890.post-47282987636817033132009-03-27T15:05:00.000-07:002009-03-27T15:10:25.408-07:00David Harvey: ¿Estamos realmente ante el fin del neoliberalismo?<div align="justify"><br /> La crisis y la consolidación del poder de las clases dominantes<br /><br />¿Marca esta crisis el final del neoliberalismo? Yo creo que depende de lo que se entienda por neoliberalismo. En mi interpretación, el neoliberalismo ha sido un proyecto de clase camuflado bajo una proteica retórica sobre la libertad individual, el albedrío, la responsabilidad personal, la privatización y el libre mercado. Pero esa retórica no era sino un medio para la restauración y consolidación del poder de clase, y en este sentido, el proyecto neoliberal ha sido todo un éxito.<br /><br />Uno de los principios básicos que quedaron sentados en los setenta fue que el poder del Estado tenía que proteger las instituciones financieras, costara lo que costara. Ese principio fue puesto por obra en la crisis de Nueva York de mediados de los setenta, y fue internacionalmente definido por vez primera cuando se cernía sobre México el espectro de la bancarrota, en 1982. Eso habría destruido los bancos de inversión neoyorquinos, de modo que el Tesoro estadounidense y el FMI actuaron de consuno en rescate de México. Mas, al hacerlo, impusieron un programa de austeridad a la población mexicana. En otras palabras, protegieron a los bancos y destruyeron al pueblo; no otra ha sido la práctica regular del FMI desde entonces. El presente rescate es el mismo viejo cuento, una vez más, sólo que a una escala ciclópea.<br /><br />Lo que pasó en los EEUU fue que 8 hombres nos dieron un documento de 3 páginas a modo de pistola que nos apuntaba a todos: “dadnos 700 mil millones de dólares, y no se hable más”. Para mí eso fue una suerte de <a href="http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=2067">golpe financiero contra el Estado</a> y contra la población norteamericanos. Lo que significa que no se saldrá de esta crisis con una crisis de la clase capitalista; se saldrá de ella con una consolidación todavía mayor de esa clase. Terminará habiendo 4 o 5 grandes entidades financieras en los EEUU, no más. Muchos en Wall Street están ya medrando ahora mismo. Lazard’s, a causa de su especialización en fusiones y adquisiciones, está ganando dinero a espuertas. Algunos no escaparán a la quema, pero habrá por doquiera una consolidación del poder financiero. Andrew Mellon –banquero norteamericano, Secretario del Tesoro en 1921-32— dejó estupendamente dicho que en una crisis los activos terminan siempre por regresar a sus legítimos propietarios. Una crisis financiera es un modo de racionalizar lo que es irracional: por ejemplo, el inmenso crac asiático de 1997-8 resultó en un nuevo modelo de desarrollo capitalista. Las grandes alteraciones llevan a una reconfiguración, a una nueva forma de poder de clase. Podría ir mal, políticamente hablando. El rescate bancario ha sido resistido en el Senado y en otras partes, de manera que es posible que la clase política no se alinee tan fácilmente: pueden poner estorbos en el camino, pero, hasta ahora, han tragado y no han nacionalizado los bancos.<br /><br />Sin embargo, esto podría llevar a una lucha política de mayor calado: se percibe una vigorosa resistencia a dar más poder a quienes nos metieron en este lío. La elección de equipo económico de Obama está siendo cuestionada; por ejemplo, la de Larry Summers, que era Secretario del Tesoro en el momento clave en que muchas cosas empezaron a ir realmente mal, al final de la administración Clinton. ¿Por qué dar cargos a tantas gentes favorables a Wall Street, al capital financiero, que reintrodujeron el predominio del capital financiero? Eso no quiere decir que no vayan a rediseñar la arquitectura financiera, porque saben que su rediseño es ineludible, pero la cuestión es: ¿para quién la rediseñarán? La gente está verdaderamente descontenta con el equipo económico de Obama; también el grueso de la prensa.<br /><br />Se precisa una nueva forma de arquitectura financiera. Yo no creo que deban abolirse todas las instituciones existentes; no, desde luego, el Banco Internacional de Pagos (BIS, por sus siglas en inglés), ni siquiera el FMI. Yo creo que necesitamos esas instituciones, pero que tienen que transformarse radicalmente. La gran cuestión es: quién las controlará y cuál será su arquitectura. Necesitaremos gente, expertos con alguna inteligencia del modo en que esas instituciones funcionan y pueden funcionar. Y eso es muy peligroso, porque, como podemos ver ya ahora mismo, cuando el Estado busca a alguien que entienda lo que está pasando, suele mirar a Wall Street.<br /><br />Un movimiento obrero inerme: hasta aquí hemos llegado<br /><br />Que podamos salir de esta crisis por alguna otra vía depende, y por mucho, de la relación de fuerzas entre las clases sociales. Depende de hasta qué punto el conjunto de la población diga: “¡hasta aquí hemos llegado; hay que cambiar el sistema!”. Ahora mismo, cuando se observa retrospectivamente lo que les ha pasado a los trabajadores en los últimos 50 años, se ve que no han conseguido prácticamente nada de este sistema. Pero no se han rebelado. En los EEUU, en los últimos 7 u 8 años, se ha deteriorado en general la condición de las clases trabajadoras, y no se ha dado un movimiento masivo de resistencia. El capitalismo financiero puede sobrevivir a la crisis, pero eso depende por completo de que se produzca una rebelión popular contra lo que está pasando, y de que haya una verdadera embestida tendente a reconfigurar el modo de funcionamiento de la economía.<br /><br />Uno de los mayores obstáculos atravesados en el camino de la acumulación continuada de capital fue, en los 60 y comienzos de los 70, el factor trabajo. Había escasez de trabajo, tanto en Europa como en los EEUU, y el mundo del trabajo estaba bien organizado, con influencia política. De modo, pues, que una de las grandes cuestiones para la acumulación de capital en ese período era: ¿cómo puede lograr el capital tener acceso a suministros de trabajo más baratos y más dóciles? Había varias respuestas. Una pasaba por estimular la inmigración. En los EEUU se revisaron en serio las leyes migratorias en 1965, lo que les permitió el acceso a la población mundial excedente (antes de eso, sólo se favorecía migratoriamente a caucásicos y europeos). A fines de los 60, el gobierno francés subsidiaba la importación de mano de obra magrebí, los alemanes traían a turcos, los suecos importaban yugoslavos y los británicos tiraban de su imperio. Así que apareció una política proinmigración, que era una forma de lidiar con el problema.<br /><br />Otra vía fue el cambio tecnológico rápido, que echa a la gente del trabajo, y si eso fallaba, ahí estaban gentes como Reagan, Thatcher y Pinochet para aplastar al movimiento obrero organizado. Finalmente, y por la vía de la deslocalización, el capital se desplaza hacia dónde hay mano de obra excedente. Eso fue facilitado por dos cosas. Primero, la reorganización técnica de los sistemas de transporte: una de las mayores revoluciones ocurridas durante ese período fue la de los containers, que permitieron fabricar partes de automóviles en Brasil y embarcarlas a bajo coste hacia Detroit, o hacia dónde fuera. En segundo lugar, los nuevos sistemas de comunicación permitieron una organización más ajustada en el tiempo de la producción en cadena de mercancías a través del espacio global.<br /><br />Todas estas vías se encaminaban a resolver para el capital el problema de la escasez de trabajo, de modo que hacia 1985 el capital había dejado de tener problemas al respecto. Podía tener problemas específicos en zonas particulares, pero, globalmente, tenía a su disposición abundante trabajo; el subitáneo colapso de la Unión Soviética y la transformación de buena parte de China vinieron a añadir a cerca de 2 mil millones de personas al proletariado global en el pequeño espacio de 20 años. Así pues, la disponibilidad de trabajo no representa hoy problema ninguno, y el resultado de eso es que el mundo del trabajo ha ido quedando en situación de indefensión en los últimos 30 años. Pero cuando el trabajo está inerme, recibe salarios bajos, y si te empeñas en represar los salarios, eso limitará los mercados. De modo que el capital comenzó a tener problemas con sus mercados. Y ocurrieron dos cosas.<br /><br />La primera: el creciente hiato entre los ingresos del trabajo y lo que los trabajadores gastaban comenzó a salvarse mediante el auge de la industria de las tarjetas de crédito y mediante el creciente endeudamiento de los hogares. Así, en los EEUU de 1980, nos encontramos con que la deuda media de los hogares rondaba los 40.000 dólares [copnstantes], mientras que ahora es de unos 130.000 dólares [constantes] por hogar, incluyendo las hipotecas. La deuda de los hogares se disparó, y eso nos lleva a la financiarización, que tiene que ver con unas instituciones financieras lanzadas a sostener las deudas de los hogares de gente trabajadora, cuyos ingresos han dejado de crecer. Y empiezas por la respetable clase trabajadora, pero más o menos hacia 2000 te empiezas a encontrar ya con hipotecas subprime en circulación. Buscas crear un mercado. De modo que las entidades financieras se lanzan a sostener el financiamiento por deuda de gente prácticamente sin ingresos. Mas, de no hacerlo, ¿qué ocurriría con los promotores inmobiliarios que construían vivienda? Así pues, se hizo, y se buscó estabilizar el mercado financiando el endeudamiento.<br /><br />Las crisis de los valores de los activos<br /><br />Lo segundo que ocurrió fue que, desde 1980, los ricos se fueron haciendo cada vez más ricos a causa de la represión salarial. La historia que se nos contó es que invertirían en nuevas actividades, pero no lo hicieron; el grueso de los ricos empezó a invertir en activos, es decir, pusieron su dinero en la bolsa. Así se generaron las burbujas en los mercados de valores. Es un sistema análogo al <a href="http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=2260">esquema de Ponzi</a>, pero sin necesidad de que lo <a href="http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=2177">organice un Madoff.</a> Los ricos pujan por valores de activos, incluyendo acciones, propiedades inmobiliarias y propiedades de ocio, así como en el mercado de arte. Esas inversiones traen consigo financiarización. Pero, a medida que pujas por valores de activos, eso repercute en el conjunto de la economía, de modo que vivir en Manhattan llegó a ser de todo punto imposible, a menos que te endeudaras increíblemente, y todo el mundo se ve envuelto en esta inflación de los valores de los activos, incluidas las clases trabajadoras, cuyos ingresos no crecen. Y lo que tenemos ahora es un colapso de los valores de los activos; el mercado inmobiliario se ha desplomado, el mercado de valores se ha desplomado.<br /><br />Siempre ha habido el problema de la relación entre representación y realidad. La deuda tiene que ver con el valor futuro que se les supone a bienes y servicios, de modo que supone que la economía seguirá creciendo en los próximos 20 o 30 años. Entraña siempre un pálpito, una conjetura tácita, que luego se refleja en la tasa de interés, descontada a futuro. Este crecimiento del área financiera luego de los 70 tiene mucho que ver con lo que yo creo es el problema clave: lo que yo llamaría el problema de absorción del excedente capitalista. Como nos enseña la teoría del excedente, los capitalistas producen un excedente del que luego tienen que hacerse con una parte, recapitalizarla y reinvertirla en expansión. Lo que significa que siempre tienen que encontrar algo en lo que expandirse. En un artículo que escribía para la New Left Review, <a href="http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=2092">“El derecho a la ciudad”</a>, señalaba yo que en los últimos 30 años un inmenso volumen de excedente de capital ha sido absorbido por la urbanización: por la reestructuración, la expansión y la especulación urbanas. Todas y cada una de las ciudades que he visitado constituyen enormes emplazamientos de construcción aptos para la absorción de excedente capitalista. Ahora, ni que decir tiene, muchos de esos proyectos han quedado a medio hacer.<br /><br />Ese modo de absorber excedentes de capital se ha ido haciendo más y más problemático con el tiempo. En 1750, el valor del total de bienes y servicios producidos rondaba los 135 mil millones de dólares (constantes). Hacia 1950, era de 4 billones de dólares. En 2000, se acercaba a los 40 billones. Ahora ronda los 50 billones. Y si no yerra Gordon Brown, se doblará en los próximos 20 años, hasta alcanzar los 100 billones en 2030.<br /><br />A lo largo de la historia del capitalismo, la tasa general media de crecimiento ha rondado el 2,5% anual, sobre base compuesta. Eso significaría que en 2030 habría que encontrar salidas rentables para 2,5 billones de dólares. Es un orden de magnitud muy elevado. Yo creo que ha habido un serio problema, particularmente desde 1970, con el modo de absorber volúmenes cada vez más grandes de excedente en la producción real. Sólo una parte cada vez más pequeña va a parar a la producción real, y una parte cada vez más grande se destina a la especulación con valores de activos, lo que explica la frecuencia y la profundidad crecientes de las crisis financieras que estamos viendo desde 1975, más o menos. Son todas crisis de valores de activos.<br /><br />Yo diría que, si saliéramos de esta crisis ahora mismo, y si se diera una acumulación de capital con una tasa de un 3% de crecimiento anual, nos encontraríamos con un montón de problemas endemoniados. El capitalismo se enfrenta a serias limitaciones medioambientales, así como a limitaciones de mercado y de rentabilidad. El reciente giro hacia la financiarización es un giro forzado por la necesidad de lidiar con un problema de absorción de excedente; un problema, empero, que no se puede abordar sin exponerse a devaluaciones periódicas. Es lo que está ocurriendo ahora mismo, con pérdidas de varios billones de dólares de valores de activos.<br /><br />El término “rescate nacional” es, por lo tanto, inapropiado, porque no están salvando al conjunto del sistema financiero existente; están salvando a los bancos, a la clase capitalista, perdonándoles deudas y transgresiones. Y sólo les están salvando a ellos. El dinero fluye a los bancos, pero no a las familias que están siendo hipotecariamente ejecutadas, lo que está comenzado a provocar cólera. Y los bancos están usando ese dinero, no para prestarlo, sino para comprar otros bancos. Están consolidando su poder de clase.<br /><br />El colapso del crédito<br /><br />El colapso del crédito para la clase trabajadora pone fin a la financiarización como solución de la crisis del mercado. Por consecuencia, veremos una importante crisis de desempleo, así como el colapso de muchas industrias, a menos que se emprenda una acción efectiva para cambiar el curso de las cosas. Y en este punto es donde se desarrolla ahora la discusión sobre el regreso a un modelo económico keynesiano. El programa económico de Obama consiste en invertir masivamente en grandes obras públicas y en tecnologías verdes, regresando en cierto sentido al tipo de solución del New Deal. Yo soy <a href="http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=2365">escéptico respecto de su capacidad</a> para lograrlo.<br /><br />Para entender la presente situación, necesitamos ir más allá de lo que ocurre en el proceso de trabajo y en la producción, necesitamos entrar en el complejo de relaciones en torno al Estado y las finanzas. Necesitamos comprender el modo en que la deuda nacional y el sistema de crédito han sido, desde el comienzo, vehículos fundamentales para la acumulación primitiva, o para lo que yo llamo acumulación por desposesión (según puede verse en el sector de la construcción). En <a href="http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=2092">“El derecho a la ciudad”</a> observaba yo la manera en que había sido revitalizado el capitalismo en el París del Segundo Imperio: el Estado, de consuno con los banqueros, puso por obra un nuevo vínculo Estado-capital financiero, a fin de reconstruir París. Eso generó pleno empleo y los bulevares, los sistemas de suministro de agua corriente y los sistemas de canalización de residuos, así como nuevos sistemas de transporte; gracias a ese tipo de mecanismos se construyó también el Canal de Suez. Una buena parte de todo eso se financió con deuda. Ahora, ese vínculo Estado-finanzas viene experimentando una enorme transformación desde 1970: se ha hecho más internacional, se ha abierto a todo tipo de innovaciones financieras, incluidos los mercados de derivados y los mercados especulativos, etc. Se ha creado una nueva arquitectura financiera.<br /><br />Lo que yo creo que está pasando ahora mismo es que ellos están buscando una nueva forma de esquema financiero que pueda resolver el problema, no para el pueblo trabajador, sino para la clase capitalista. En mi opinión, están en vías de hallar una solución para la clase capitalista, y si el resto de nosotros sufre las consecuencias, pues ¡qué se le va a hacer! La única cosa que les preocupa de nosotros es que nos alcemos en rebelión. Y mientras esperamos a rebelarnos, ellos tratan de diseñar un sistema acorde con sus propios intereses de clase. Desconozco cómo será esa nueva arquitectura financiera. Si se mira con atención lo que pasó durante la crisis fiscal en Nueva York, se verá que los banqueros y los financieros no tenían la menor idea de qué hacer; lo que terminaron haciendo fue una especie de bricolaje a tientas, pieza aquí, pieza allí; luego juntaron los fragmentos de un modo nuevo, y terminaron con una construcción de nueva planta. Mas, cualquiera sea la solución a la que lleguen, les vendrá a su medida, a menos que nosotros nos plantemos y comencemos a decir que queremos algo a nuestra medida. Las gentes como nosotros podemos desempeñar un papel crucial a la hora de plantear cuestiones y de desafiar la legitimidad de las decisiones que se están tomando ahora mismo. También, claro está, a la hora de realizar análisis muy claros de la verdadera naturaleza del problema y de las posibles salidas ofrecidas al mismo.<br /><br />Alternativas<br /><br />Necesitamos empezar a ejercer de hecho nuestro derecho a la ciudad. Tenemos que preguntar qué es más importante, el valor de los bancos o el valor de la humanidad. El sistema bancario debería servir a la gente, no vivir a costa de la gente. Y la única manera en que seremos capaces de ejercer el derecho a la ciudad es tomando las riendas del problema de la absorción del excedente capitalista. Tenemos que socializar el excedente de capital, y escapar para siempre al problema del 3% de acumulación. Nos hallamos ahora en un punto en el que seguir indefinidamente con una tasa de crecimiento del 3% llegará a generar unos costes ambientales tan tremendos, y una presión sobre las situaciones sociales tan tremenda, que estaremos abocados a una crisis financiera tras otra.<br /><br />El problema central es cómo se pueden absorber los excedentes capitalistas de un modo productivo y rentable. En mi opinión, los movimientos sociales tienen que coaligarse en torno a la idea de lograr un mayor control sobre el producto excedente. Y aunque yo no apoyo una vuelta al modelo keynesiano del tipo que teníamos en los 60, me parece fuera de duda que entonces había un control social y político mucho mayor sobre la producción, la utilización y la distribución del excedente. El excedente circulante se derivaba hacia la construcción de escuelas, hospitales e infraestructura. Eso es lo que sacó de sus casillas a la clase dominante y causó un contramovimiento a fines de los 60: no tenían control bastante sobre el excedente. Sin embargo, si se atiende a los datos disponibles, se ve que la proporción de excedente absorbido por el Estado no ha variado mucho desde 1970; lo que hizo, así pues, la clase capitalista fue frenar una ulterior socialización del excedente. También lograron transformar la palabra “gobierno” en la palabra “gobernanza”, haciendo porosas las actividades gubernamentales y empresariales, lo que permite situaciones como la que tenemos en Irak, en donde contratistas privados muñeron implacablemente las ubres del beneficio fácil.<br /><br />Creo que estamos aproados a una crisis de legitimación. En los pasados treinta años, se ha repetido una y otra vez la ocurrencia de Margaret Thatcher, según la cual “no hay alternativa” a un mercado libre neoliberal, a un mundo privatizado, y si no tenemos éxito en ese mundo, es por culpa nuestra. Yo creo que es muy difícil decir que, enfrentados a una crisis de ejecuciones hipotecarias y desahucios inmobiliarios, se ayuda a los bancos pero no a las personas que pierden su vivienda. Puedes acusar a los desahuciados de irresponsabilidad, y en los EEUU no deja de haber un componente fuertemente racista en esa acusación. Cuando la primera ola de ejecuciones hipotecarias golpeó zonas como Cleveland y Ohio, resultó devastadora para las comunidades negras, pero la reacción de algunos fue poco más o menos ésta: “¿pues qué esperabais? Los negros son gente irresponsable”. Las explicaciones de la crisis dilectas de la derecha son en términos de codicia personal, tanto en lo que hace a Wall Street, como en lo que hace a la gente que pidió prestado para comprarse una vivienda. Lo que tratan es de cargar la culpa de la crisis a sus víctimas. Una de nuestras tareas consiste en decir: “no, no se puede hacer eso en absoluto”, y tratar luego de ofrecer una explicación cogente de esta crisis como un fenómeno de clase: una determinada estructura de explotación se fue a pique y está en vías de ser desplazada por otra estructura aún más profunda de explotación. Es muy importante que esta explicación alternativa de la crisis sea presentada y discutida públicamente.<br /><br />Una de las grandes configuraciones ideológicas que está en vías de formarse tiene que ver con el papel que habrá de desempeñar en el futuro la propiedad de la vivienda, una vez comencemos a decir cosas como que hay que socializar buena parte del parque de viviendas, puesto que desde los años 30 hemos tenido enormes presiones a favor de la vivienda individualizada como forma de asegurar los derechos y la posición de la gente. Tenemos que socializar y recapitalizar la educación y la asistencia sanitaria públicas, a demás de la provisión de vivienda. Esos sectores de la economía tienen que ser socializados, de consuno con la banca.<br /><br />Una política radical, más allá de las divisiones de clase<br /><br />Hay otro punto que debemos reconsiderar: el trabajo y, particularmente, el trabajo organizado es sólo una pequeña pieza de este conjunto de problemas, y sólo juega un papel parcial en lo que está ocurriendo. Y eso por una razón muy sencilla, que se remonta a las limitaciones de Marx a la hora de plantear la cosa. Si decimos que la formación del complejo Estado-finanzas es absolutamente crucial para la dinámica del capitalismo (y, obviamente, lo es), y si nos preguntamos qué fuerzas sociales actúan en punto a contrarrestar o promover esas formaciones institucionales, hay que reconocer que el trabajo nunca ha estado en primera línea de esta lucha. El trabajo ha estado en primera línea en el mercado de trabajo y en el proceso de trabajo, y ambos son momentos vitales del proceso de circulación, pero el grueso de las luchas que se han desarrollado en torno al vínculo Estado-finanzas han sido luchas populistas, en las que le trabajo sólo parcialmente ha estado presente.<br /><br />Por ejemplo, en los EEUU de los años 30 hubo un montón de populistas que apoyaban a los atracadores de bancos Bonnie y Clyde. Y actualmente, muchas de las luchas en curso en América Latina tienen una dirección más populista que obrera. El trabajo siempre ha tenido un papel muy importante a jugar, pero no creo yo que ahora mismo estemos en una situación en la que la visión convencional de proletariado como vanguardia de la lucha sea de mucha ayuda, cuando la arquitectura del vínculo Estado-finanzas (el sistema nervioso central de la acumulación de capital) es el asunto fundamental. Puede haber épocas y lugares en los que los movimientos proletarios resulten de gran importancia, por ejemplo, en China, en donde yo les auguro un papel críticamente decisivo que, en cambio, no veo en nuestro país. Lo interesante es que los trabajadores del automóvil y las compañías automovilísticas son ahora mismo aliados frente al nexo Estado-finanzas, de modo que la gran división de clase que siempre hubo en Detroit no se da ya, o no del mismo modo. Lo que ahora está en curso es un nuevo tipo, completamente distinto, de política de clase, y algunas de las formas marxistas convencionales de ver estas cosas se atraviesan en el camino de una política verdaderamente radical.<br /><br />También es un gran problema para la izquierda el que muchos piensen que la conquista del poder del Estado no debe jugar ningún papel en las transformaciones políticas. Yo creo que están locos. En el Estado radica un poder increíble, y no se puede prescindir de él como si careciera de importancia. Soy profundamente escéptico respecto de la creencia, según la cual las o­nG y las organizaciones de la sociedad civil están en vías de transformar el mundo; no porque las o­nG no puedan hacer nada, sino porque se requiere otro tipo de concepción y de movimiento políticos, si queremos hacer algo ante la crisis principal que está en curso. En los EEUU, el instinto político es muy anarquista, y aunque yo simpatizo mucho con bastantes puntos de vista anarquistas, sus inveteradas protestas contra el Estado y su negativa a hacerse con el control del mismo constituyen otro obstáculo atravesado en el camino.<br /><br />No creo que estemos en una posición que nos permita determinar quiénes serán los agentes del cambio en la presente coyuntura, y es palmario que serán distintos en las distintas partes del mundo. Ahora mismo, en los EEUU, hay signos de que la clase de los ejecutivos y gestores empresariales, que han vivido de los ingresos procedentes del capital financiero todos estos años, están enojados y pueden radicalizarse un poco. Mucha gente ha sido despedida de los servicios financieros, y en algunos casos, han llegado a ver ejecutadas sus hipotecas. Los productores culturales están tomando consciencia de la naturaleza de los problemas que enfrentamos, y de la misma manera que en los años 60 las escuelas de arte se convirtieron en centros de radicalismo político, no hay que descartar la reaparición de algo análogo. Podríamos ver el auge de organizaciones transfronterizas, a medida que las reducciones en las remesas de dinero enviadas extiendan la crisis a lugares como el México rural o Kerala.<br /><br />Los movimientos sociales tienen que definir qué estrategias y políticas quieren desarrollar. Nosotros, los académicos, no deberíamos vernos jamás en el papel de misioneros en los movimientos sociales; lo que deberíamos hacer es entrar en conversación y charlar sobre cómo vemos la naturaleza del problema.<br /><br />Dicho esto, me gustaría proponeros algunas ideas. Una idea interesante en los EEUU ahora mismo es que los gobiernos municipales aprueben ordenanzas anti-desahucio. Creo que hay muchos sitios en Francia donde han hecho eso. Entonces podríamos montar una empresa municipal de vivienda que asumiera las hipotecas y devolviera al banco el principal de la deuda, renegociando los intereses, porque los bancos han recibido un montón de dinero, supuestamente, para lidiar con eso, aunque no lo hacen.<br /><br />Otra cuestión clave es la de la ciudadanía y los derechos. Yo creo que los derechos a la ciudad deberían garantizarse por residencia, independientemente de qué ciudadanía o nacionalidad tengáis. Actualmente, se está negando a la gente todo derecho político a la ciudad, a menos que tengan la ciudadanía. Si eres inmigrante, careces de derechos. Creo que hay que lanzar luchas en torno a los derechos a la ciudad. En la Constitución brasileña tienen una cláusula de “derechos a la ciudad” que versa sobre los derechos de consulta, participación y procedimientos presupuestarios. Creo que de todo eso podría resultar una política.<br /><br />Reconfiguración de la urbanización<br /><br />Hay en los EEUU posibilidades de actuación a escala local, con una larga tradición en cuestiones medioambientales, y en los últimos quince o veinte años los gobiernos municipales han sido a menudo más progresistas que el gobierno federal. Hay ahora mismo una crisis en las finanzas municipales, y verosímilmente habrá protestas y presiones sobre Obama para que ayude a recapitalizar a los gobiernos municipales (lo que figura ya en el paquete de estímulos). Obama ha dejado dicho que ésta es una de las cosas que más le preocupan, especialmente porque mucho de lo que está pasando se desarrolla a nivel local; por ejemplo, la crisis hipotecaria subprime. Como vengo sosteniendo, las ejecuciones hipotecarias y los desahucios han de entenderse como crisis urbana, no como crisis financiera: es una crisis financiera de la urbanización.<br /><br />Otra cuestión importante es pensar políticamente sobre la forma de convertir en un componente estratégico algún tipo de alianza entre la economía social y el mundo del trabajo y los movimientos municipales como el del derecho a la ciudad. Eso tiene que ver con la cuestión del desarrollo tecnológico. Por ejemplo: yo no veo razón para no tener un sistema municipal de apoyo al desarrollo de sistemas productivos como la energía solar, a fin de crear aparatos y posibilidades más descentralizados de empleo.<br />Si yo tuviera que desarrollar ahora mismo un sistema ideal, diría que en los EEUU deberíamos crear un banco nacional de re-desarrollo y, de los 700 mil millones que aprobaron, destinar 500 mil para que ese banco trabajara con los municipios para ayudar a los vecinos golpeados por la ola de desahucios. Porque los desahucios han sido una especie de Katrina financiero en muchos aspectos: han arrasado comunidades enteras, normalmente comunidades pobres negras o hispánicas. Pues bien; entras en esos vecindarios y les devuelves a la gente que vivía allí y les reubicas sobre otro tipo de base, con derechos de residencia, y con un tipo distinto de financiación. Y hay que hacer verdes esos barrios, creando allí oportunidades de empleo local.<br /><br />Puedo, pues, imaginar una reconfiguración de la urbanización. Para hacer algo en materia de calentamiento global, necesitamos reconfigurar totalmente el funcionamiento de las ciudades norteamericanas; pensar en pautas completamente nuevas de urbanización, en nuevas formas de vivir y de trabajar. Hay un montón de posibilidades a las que la izquierda debería prestar atención; tenemos oportunidades reales. Y aquí es donde tengo un verdadero problema con algunos marxistas que parecen pensar: “¡Sí, señor! Es una crisis, ¡y las contradicciones del capitalismo terminarán por resolverse ahora, de uno u otro modo!”. No es éste momento de triunfalismos, es momento de hacerse preguntas y plantearse problemas. Por lo pronto, yo creo que el modo en que Marx planteó las cosas no está exento de dificultades. Los marxistas no comprenden muy bien el complejo Estado-finanzas de la urbanización, son terriblemente torpes a la hora de entender eso. Pero ahora tenemos que repensar nuestra posición teórica y nuestras posibilidades políticas.<br /><br />Así que, tanto como la acción práctica, se precisa volver a pensar teóricamente muchas cosas.<br />David Harvey es un geógrafo, sociólogo urbano e historiador social marxista de reputación académica internacional. Entre sus libros traducidos al castellano: Espacios de esperanza (Akal, Madrid, 2000) y El nuevo imperialismo (Akal, Madrid, 2004). Actualmente, es Distinguished Professor en el CUNY Graduate Center de Nueva York. Su último libro es A Brief History of Neoliberalism [traducción castellana: <a href="http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=365" target="_blank">Breve historia del neoliberalismo </a> , Madrid, Akal, 2007]. Mantiene un más que recomendable blog: <a href="http://davidharvey.org/" target="_blank">Reading Marx's Capital blog </a>.<br /><br />Kate Ferguson y Mary Livingstone transcribieron y editaron esta conferencia del reconocido geógrafo, historiador y urbanista marxista anglo-norteamericano David Harvey. Mínima Estrella la tradujo al castellano para <a href="http://www.sinpermiso.info/">SINPERMISO </a>.<br /> </div>Guerinhttp://www.blogger.com/profile/02128139269875160212noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4377213590799964890.post-20505446365278881682009-03-14T08:01:00.000-07:002009-03-14T08:03:41.805-07:00Se acabó: el Capitalismo no va más, fin de esta historia<div align="justify">Todos los análisis sobre la actual crisis del capital, tanto los moderados como los radicales, más allá de sus explícitas declaraciones, coinciden en una sola cosa: el capitalismo no va más, se terminó, finito y cualquier intento por sostenerlo, por revivirlo solo provocará que su desplome sea más catastrófico.<br /><br />Ya está claro que la crisis financiera es un elemento más de la crisis global de la civilización capitalista, creer en lo contrario es simplemente esconder la basura bajo la alfombra hasta que se atiborre de podredumbre y estalle en el corazón del insolente narcisismo burgués que la ha generado.<br /><br />La despreciada tesis marxista sobre la baja en la tasa de ganancia, que explicaba el límite interno del propio desarrollo de la economía capitalista, hoy por hoy se cumple por sobre las novelerías liberales-burguesas (keynesianas o neoliberales).<br /><br />Sabemos que la crisis actual es el desenlace necesario de la crisis crónica de sobreproducción que desde hace cuatro décadas soportan las economías centrales, decir que la intervención del estado para proteger el mercado va a salvarnos de este atolladero civilizatorio es una vana ilusión que puede hacer abortar la última posibilidad de cambiar la historia, y evitar el hundimiento humano en la barbarie y en el colapso ecológico que necesariamente la va a acompañar.<br /><br />El límite civilizatorio al que hemos arribado nos impone una elección -que debería ser obligada si aún sobrevive la razón histórica, si aún sobrevive la volunta humana de poder desplegar mundo-: o atravesamos el umbral de lo conocido, gastado y acabado, en otras palabras atravesamos la frontera que contiene este destruido ensayo civilizatorio y emprendemos la construcción de otro mundo, o el miedo nos paraliza y desaprovechamos la posibilidad a-histórica que la propia crisis civilizatoria a abierto, es decir nos encerramos en este tiempo histórico y nos autocondenamos a la destrucción humana.<br /><br />Parece ser que en estas épocas de profundas crisis civilizatoria, donde la historia conocida se paraliza en una especie de compulsión a la repetición paranoica de sus últimos pasos, se abre la única posibilidad de elección real para la conciencia humana. Momento único de libertad para elegir el destino de la humanidad, pues nada garantiza ni asegura que el ser humano se sumerja en la pulsión de muerte y la atraviese produciendo un nuevo acontecimiento histórico, digamos creando otro mundo desde la potencia de su pulsión de vida.<br /><br />Así mismo, ninguna fuerza trascendental metafísica, llámese Dios, Razón o Fuerzas Productivas, va a impedir que quedemos fatalmente atrapados en la pulsión de muerte, en este caso derrotados por la insoportable angustia de nuestra complicada y crítica existencia humana podemos buscar el sosiego en la muerte biológica de nuestra especie.<br /><br />Dicho de otra manera, sino aceptamos la muerte simbólica que implica aceptar que el mundo moderno capitalista con todas sus promesas filosóficas, políticas, económicas, tecnológica, e ideológicas terminó y con él el humano concebido y estructurado desde ese paradigma, lo más probable es que tengamos que enfrentarnos a la desaparición de la especie humana, debido a la inevitable catástrofe ecológica y social que esta obsesión de perpetuidad capitalista provoca.<br /><br />El desgaste de esta civilización parece haber provocado en el ser humano un doble trastorno -social y biológico -. Por un lado, hemos sido presa de un pesado cinismo desde el que sabemos exactamente lo que está sucediendo con la civilización y el medio ambiente y sin embargo mantenemos una fría distancia cómplice y resignada frente a un destino catastrófico asumido como fatal.<br /><br />El cínico es una especie de espectador pasivo del último espectáculo humano; el sujeto de la cultura del espectáculo acostumbrado a ver a través de la pantalla del televisor los desastres humanos y ecológicos mezclados con las producciones hollywoodenses sin poder distinguir la realidad de la ilusión mediática. Por otro lado, la enajenación humana producida por la lógica económica capitalista parece haber provocado una profunda estupidez, un daño cerebral que nos impide tomar las decisiones necesarias para detener el colapso de la vida humana.<br /><br />Para tener un criterio de la profunda estupidez humana, basta con mirar el gigantesco salvataje al sistema financiero que los estados de los países industrializados han realizado, buscando salvar al capitalismo de su peor crisis; salvar al criminal regalándole la misma arma con la cual cometió su crimen, para asegurar que lo vuelva a cometer. Se dirá que justamente ésta es la lógica que mueve a la economía capitalista y que en ese sentido es absolutamente racional, pues responde a los intereses del capital, de hecho es así, pero justamente es esa coherencia racional del capital donde radica la estupidez humana que la hace viable.<br /><br />La lógica irracional del capital inscrita en la subjetividad humana es lo que ha provocado su daño cerebral, su estupidez. Ciertos biólogos dirían que quizás la especie sapiens ya cumplió su ciclo vital y tienen que desaparecer, sin embargo desde la mirada del pensamiento social (humanista) no es fácil aceptar este argumento biológico, posiblemente haya en la mirada social demasiado narcisismo antropocéntrico pero es difícil renunciar a él, es difícil aceptar el fin de la especie humana, a pesar de que parece estar enferma de muerte, contaminada de cinismo y estupidez.<br /><br />Queriendo evitar el asesinato total de la utopía, se puede decir que hay un humano que quizás ha podido escapar al virus del cinismo y la estupidez, digamos, escapar a la subjetividad del capitalismo en su época terminal. El humano menos “humano” en el capitalismo, el menos “racional”, el menos moderno, el menos ciudadano, el menos sujeto, el menos individuo, el menos propietario privado, el menos consumista; es ese humano el que podría abrir el acontecimiento, abrir el tiempo de la historia en tanto que tiempo de creación y despliegue de mundo.<br /><br />Ese humano que carece de lugar en este mundo, tanto de lugar físico porque ha sido expulsado de su territorio, cuanto de lugar psíquico-subjetivo porque no calza ni alcanza con los atributos que definen la humanidad en la modernidad capitalista. Ese humano extranjero, absolutamente extranjero en el mundo capitalista, el que por el hecho de no tener lugar en el espacio del mercado mundial -ni como obrero, ni como consumidor, ni como ciudadano, ni como sujeto, ni como propietario privado, ni como individuo- tienen que abrir la puerta hacia otro mundo donde pueda existir, porque en éste simplemente no tienen oportunidad de existir, porque éste no es más su mundo, porque todo en él le es extraño y ajeno.<br /><br />Ese humano es la mayoría silenciada, coartada de decisiones, prohibida de opciones, esa mayoría que padece las necias decisiones del poder burgués a nivel mundial y justamente por esto puede poner una distancia, no cínica, con el capitalismo, sus crisis, sus absurdos, sus contradicciones, sus promesas fracasadas y sus ilusiones gastadas.<br /><br />Puede detenerse y observar, ocupar el lugar del observador que con su mirada extranjera desmonta la buena marcha del ritual mercantil que confirma el mito capitalista, digamos que puede observar las necedades de los rescates financieros que los estados aplican para salir de la crisis, o aquellos de las recetas científico-tecnológicas para evitar la ruina ecológica, o esos de las inyecciones económicas para motivar e impulsar el consumo depredador de los ciudadanos de los países industrializados, etc. El es el único observador extranjero de la idiotez del hombre moderno, el que puede escapar de la compulsión que nos lleva a caminar lo andado y repetir la historia.<br /><br />La tarea de ese extranjero ya no es buscar un lugar en este mundo (exigir los derechos del ciudadano, mendigar recursos para su conversión en consumidor, reclamar su condición de fuerza de trabajo ofertable en el mercado laboral internacional, etc.), ya ni siquiera es acabar con este mundo porque el capitalismo se acabó “solo”, implosiona sin ayuda, su tarea es hacer justicia con su propia in-sistencia de por-venir y, como diría Alain Badieu, hacerse cargo de las consecuencia de la misma. Su tarea es provocar el acontecimiento histórico, porque solo el pueblo sin lugar puede romper el espacio que le niega y empezar a caminar, empezar su éxodo hacia otra manera de ser, otra manera de existir, otra humanidad.<br /><br />El éxodo hacia el otro mundo no es fácil, exige asumir la muerte simbólica, es decir renunciar a este mundo y todas su promesas e ilusiones, que de paso hay que decir que ya casi no existen así que resulta menos complicado sino somos necios, renunciar y no regresar a ver, atravesar el desierto con la convicción absoluta e inmanente de que lo que construyamos más allá de este viejo y agónico mundo siempre será mejor, solo por el hecho de que empezaremos a construir.<br /><br />Entendiendo que el capital ha colonizado la totalidad del territorio natural cerrando el tiempo de su propia historia y abarcando todo el espacio Tierra, el éxodo hacia el otro mundo no es un movimiento de desplazamiento espacial, es un viaje a un mundo otro, a una otra dimensión en el mismo punto azul del universo solar; es un viaje que no camina lo caminado aunque recorra las mismas geografías.<br /><br />El éxodo hacia el otro mundo es una aventura psíquica, simbólica, subjetiva y material que exige mucha disciplina, pues como todo viaje a lo desconocido implica precariedad, indigencia, miedo y vulnerabilidad y solo la disciplina permitirá inscribir e instaurar una manera distinta de vivir, nuevas formas de mirarnos de relacionarnos, una nueva manera de estar en y con la naturaleza.<br /><br />Los procesos donde se empieza una nueva praxis humana, digamos otra objetivación humana, tiene la cualidad de lo sagrado, es decir, reúnen en una misma experiencia lo tremendo y lo fascinante de lo no conocido, de lo aún no dibujado ni tejido.<br /><br />Recuperar la radicalidad epistémica del pensamiento marxista.<br /></div><div align="justify"></div><br /><div align="right"></div><div align="right">Natalia Sierra, socióloga, </div><div align="right">docente de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador<br /></div>Guerinhttp://www.blogger.com/profile/02128139269875160212noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4377213590799964890.post-35208038965930563842009-02-28T05:32:00.000-08:002009-03-08T04:43:06.578-07:00La crisis alimentaria que viene<div align="justify">El diagnóstico de la producción alimentaria mundial para el 2009 es de suma gravedad. Se estima una baja del 20 al 40% por la sequía que afecta tanto a los países que más producen alimentos como a los de subsistencia. La gravedad del problema dependerá de variables como son: la elevación de los precios; la reducción de las reservas de alimentos de las potencias; la falta de fertilizantes; y, sobre todo, el dominio global que ejercen las corporaciones multinacionales alimentarias y que repercuten en tres factores esenciales para la vida del ser humano el agua, los combustibles y los alimentos. </div><div align="justify"><br />El detonante de la caída de la producción alimentaria se atribuye ahora a problemas climáticos, como es la sequía que afecta a países agrícolas, los grandes productores del mundo, China, India, Argentina, Estados Unidos. Otra versión muy en boga en la crisis del 2008, fue atribuirles a China y la India el aumento de los precios por el crecimiento de su economía y población que demandaban más alimentos. </div><div align="justify"><br />Mas, como fehacientemente se ha demostrado, una maraña de intereses de los principales gigantes de la biotecnología en Organismos Genéticamente Modificados, OMG, que han hecho de la propiedad intelectual de los recursos naturales del mundo su fortuna, convertidos en modernos señores medievales, Monsanto, Syngenta, Aventis, DuPont, Dow Chemical, Cargill y Arch Daniel Midland son los responsables directos de la crisis alimentaria. </div><div align="justify"><br />Los alimentos constituyen un arma de dominación geopolítica, financiera, científica y tecnológica de carácter global. Esta arma fue empleada por las corporaciones alimentarias globales para provocar una crisis alimentaria mundial en 2008, año récord de producción, que causó un genocidio planetario de millones de seres humanos condenados a morir de inanición, a causa de la política impuesta por el BM-FMI de sustitución de la producción nacional de alimentos por el libre mercado. </div><div align="justify"><br />La imposición por las potencias capitalistas de la política de libre mercado contra la seguridad alimentaria nacional, abatió la producción de alimentos en los países de capitalismo periférico y los obligó a importar alimentos y contener disturbios. Las tierras campesinas fueron acaparadas y concentradas por las empresas multinacionales para monocultivos de exportación; se expulsó la mano de obra "excedente" concentraron capital, agua, maquinaria e insumos estratégicos. </div><div align="justify"><br />Una variedad de ello, fueron los llamados biocombustibles, con el agravante que en el caso del etanol se empleó maíz, afectando el consumo humano y disponiendo de millones de hectáreas para apoyar la especulación de las empresas petroleras, asociadas a las biotecnológicas y de armamentos. La elevación de los precios de los alimentos, empobreció a millones de agricultores, campesinos y trabajadores; redujo el nivel de vida y bienestar las clases medias; la ausencia de alimentos, provocó revueltas y represión. </div><div align="justify"><br />Una nueva crisis en 2009, por la caída en la producción mundial de alimentos, multiplicará las consecuencias de la crisis financiera global y la del gobierno fallido de Felipe Calderón, con miles de desempleados, fábricas que dejan de producir, capitales que se repatrían, una base social creciente y territorios dominados por el crimen organizado, fronteras paralizadas, miles de secuestros, empresarios y comerciantes que pagan protección o de plano huyen, ante las autoridades al más alto nivel penetradas y corruptas. </div><div align="justify"><br />La crisis alimentaria del 2009 afectará a México gravemente en las importaciones de alimentos que hacemos de los Estados Unidos, al devaluarse el peso los alimentos en dólares tendrán un mayor costo. Sin embargo, este no es el mayor problema, con todo y la afectación que tendría la balanza de pagos si hubiese disponibilidad de alimentos para exportarlos de Estados Unidos a México, se verá reducida por los siguientes factores: </div><div align="justify"><br />1) La sequía que afecta a la producción agropecuaria y ganadera norteamericana </div><div align="justify"><br />2) Hasta el momento, el presidente Obama le ha dado prioridad al rescate del sector financiero y nada asegura que los gigantescos subsidios de hasta 100 mil millones con que Bush destruía entre otros a los productores agropecuarios nacionales para exportar mano de obra e importar alimentos pagados con petróleo y drogas, sean de nuevo otorgados en los montos de Bush </div><div align="justify"><br />3) Las naciones le darán prioridad a la demanda interna y suspenderán las exportaciones. En Filipinas desde el año pasado, la exportación de arroz es considerada contrabando y la pena es de muerte para los infractores. </div><div align="justify"><br />4) La postura de la FAO ante el problema mundial de la crisis alimentaria, es que cada quien resuelva sus problemas. Difícilmente habrá almas caritativas, a menos que cambien diamantes, oro y metales preciosos por alimentos chatarra. </div><div align="justify"><br />5) Empresas como Bimbo dependen de la importación de trigo norteamericano subsidiado, a los nuevos precios si es que hay producto la oferta de pan al mercado mexicano se derrumbará por no tener capacidad para pagarlo. </div><div align="justify"><br />6) Los importadores de carne de res, cerdo, carnero, pollo y vísceras de desperdicio que son consumidos por ancianos, niños y pobres, no estarán disponibles al mismo precio </div><div align="justify"><br />7) Los pronósticos para el 2009 deberán incluir necesariamente que disminuirá de manera sensible la disponibilidad de semillas para sembrar y por lo tanto la disponibilidad de alimentos no crecerá a menos que se de un giro estructural a nivel global, pero eso es soñar. </div><div align="justify"><br />En México, la crisis alimentaria de 2007 dio lugar a manifestaciones en todo el país de organizaciones de productores agropecuarios que reclamaban la revisión del TLC, reducir el precio de las tarifas eléctricas para el bombeo de agua y del diesel, y un programa de de producción y seguridad alimentaria. La respuesta del gobierno de Felipe Calderón a las movilizaciones campesinas fue criminalizar los movimientos sociales y asesinar arteramente al dirigente campesino de Casas Grande Chihuahua, Armando Villarreal, por su carismática personalidad y capacidad estratégica, primero, al bloquear el puente internacional de Juárez y organizar la marcha más grande de tractores hacia la capital y llenar el Zócalo, para emular a la División del Norte. </div><div align="justify"><br />Los motines por falta de tortillas de maíz que se presentaron en el curso del año de 2007, han vuelto a presentarse pero ahora con un mayor número de personas afectadas por la pobreza y la desesperación. Repiten el camino aprendido de asaltar trenes cargados de semillas y alimentos, silos y bodegas de empresas multinacionales. El reportaje de un diario, El Universal, muestra la escena patética de un anciano "cosechando" unos granos olvidados por familias de hambreados que recién habían saqueado un tren Pero existen otros síntomas más alarmantes de ruptura social y que son tratados de manera despectiva y con gran ignorancia por el gobierno de Calderón y el dirigente del PAN de Fox-Yunque, como son la ampliación de la base social del narcotráfico y sus primeras manifestaciones con un gran impacto geopolítico en la frontera de seguridad norteamericana, que trataremos en otro comentario. </div><div align="justify"><br />Respecto a la posibilidad de reactivar la producción y lograr la seguridad alimentaria para tener paz y producción en el campo, es sumamente remoto que se lleve a cabo por el gobierno de Calderón, pues su catecismo es el del libre comercio y sobre todo, sus intereses apuntan a solo comprar alimentos al precio que sea con tal de llevarse los compradores una jugosa comisión, lo demás no importa, inclusive que se presenten motines por falta de pan y tortillas, obsesionado como esta por ganar la guerra contra el narcotráfico... en el año 2025.<br /><br /></div><div align="right">Rodolfo Sánchez Mena</div>Guerinhttp://www.blogger.com/profile/02128139269875160212noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4377213590799964890.post-73384924198634717092009-02-13T09:47:00.000-08:002009-03-08T04:38:50.434-07:00UNA NUEVA IZQUIERDA ES POSIBLE: RESCATANDO EL PENSAMIENTO DE ROSA LUXEMBURGO<div align="right"><strong>Pablo E. Slavin</strong><br /></div><div align="justify"><br />¿Qué significa ser de izquierda? ¿Qué valores defiende? ¿Quién la representa?<br /><br />Estas son algunas de las preguntas que nos planteamos en la hora actual.<br /><br />¿Y cual es el papel de Rosa Luxemburgo en esta empresa? ¿Es necesario en los albores del siglo XXI acudir al pensamiento de alguien que desarrolló sus ideas un siglo atrás?<br /><br />La pérdida de rumbo de la izquierda no es un hecho nuevo. Rosa Luxemburgo vivió en un momento crucial de profundas divisiones en su seno, y siempre supo mantener una línea de conducta ejemplar, donde teoría y praxis eran inseparables.<br /><br />Es por ello que consideramos esencial recuperar su pensamiento como punto de partida para la construcción de una nueva izquierda que de satisfacción a los problemas que el modelo capitalista, en su grado de desarrollo actual, nos presenta.<br /><br />Puede leerse completo este extraordinario texto (en formato pdf) pulsando el siguiente enlace:<br /><br /><a href="http://luxemburguismo.wordpress.com/files/2009/02/pablo-slavin-rescatando-a-rl.pdf">http://luxemburguismo.wordpress.com/files/2009/02/pablo-slavin-rescatando-a-rl.pdf</a> </div>Guerinhttp://www.blogger.com/profile/02128139269875160212noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4377213590799964890.post-66484854013346557762009-02-12T01:01:00.000-08:002009-03-08T04:42:17.481-07:00Todo lo que usted quería saber sobre la crisis pero temía que le contestaran<div align="right"><a href="http://rebelion.org/mostrar.php?tipo=5&id=Luis%20Britto%20García&inicio=0">Luis Britto García</a><br /><a href="http://www.rebelion.org/" target="_blank">Rebelión</a><br /><br /></div><strong></strong><div align="justify"><strong>1. ¿Será verdad que hay crisis?</strong></div><div align="justify"><br />Ante un diagnóstico terminal los afectados experimentan fases sucesivas: negación, depresión, cólera, negociación, aceptación. ¿Será verdad que el capitalismo está de pronóstico reservado? Si no se enteró de la caída mundial de las Bolsas, del colapso de los sistemas financieros y de la quiebra de las empresas automotrices, lea algunos diagnósticos de la Junta Médica: la Comisión Europea en Bélgica alertó que la UE encaraba una “profunda y prolongada recesión”, y predijo que su economía se contraería 1,8% en 2009, con perdida de 3,5 millones de empleos (David Jolly: “Europe is pushing for control of banks”, Herald Tribune, 20-1-09, p.1). En Francia en 2008 se registran 46.000 quiebras (Courrier Internacional, 15-1-09 p.48). A pesar de los auxilios financieros, el Royal Bank of Scotland acumula pérdidas de un 61% en un año; esfuma 31.000 millones de euros y arrastra en su debacle otras entidades, incluso las alemanas (Walter Oppenheimer: “Las pérdidas de RBS hunden la banca británica pese al nuevo plan de rescate”; El País, 20-1-09, p.20). La crisis financiera obliga a los bancos extranjeros a revisar su estrategia de implantación en China (Le Monde, 16-1-09, p.15). Sí: el enfermo no funciona sin terapia intensiva, e incluso es posible que ésta tampoco funcione. Christopher Wood alerta púdicamente en el Financial Times que “el modelo sueco es la mejor esperanza para los bancos occidentales”, advirtiendo que “la estrategia occidental hacia la crisis bancaria puede ser comparada con la política japonesa de los años noventa, la cual claramente no funcionó”. Traduzcamos el diagnóstico: el inservible modelo japonés y occidental consiste en seguir arrojando auxilios financieros al pozo sin fondo. El sueco, es la nacionalización (Financial Times; 20-1-2009, p.26). En alguna de las manifestaciones, ondea una banderola irónica frente a Wall Street: “Socialism saves capitalism”.</div><div align="justify"><br /><strong>2. ¿Bastará negarla para que se vaya?</strong></div><div align="justify"><br />Como negación, valgan las esclarecidas palabras de Sarkozy: “La crisis del capitalismo financiero no es la crisis del capitalismo (…) no conduce a la destrucción del capitalismo, sino a su moralización” (Le Monde 15-2-09, p.2). Como si dudara de la existencia de un capitalismo moral, o que no sea financiero, en la misma página Hervé Kempf recurre a la negación lingüística: descubre “El camino del postcapitalismo” mientras Hubert Védrine encuentra el mundo “post-americano”, bellas maneras de nombrar la sepultura sin mencionar el difunto (Hervé Kempf: “Le chemin du postcapitalisme”,15-1-2009, p.2).</div><div align="justify"><br /><strong>3. ¿Era posible preverla?</strong></div><div align="justify"><br />El capitalismo, y quizá el mundo, entra en la fase sucesiva de la depresión. No sólo era posible anticiparla: también comprender que el capitalismo es la crisis misma. Marx anticipó que las crisis se deben a 1) la anarquía de la producción 2) en virtud de la cual la oferta rebasa la demanda relativa (la de quienes tienen una necesidad y dinero para satisfacerla) 3) por lo que la falta de demanda determina un excedente relativo de producción invendible y 4)la quiebra de los capitalistas más débiles. Según el economista Jean-Paul Fitoussi “la crisis financiera no es más que el síntoma de una crisis latente que existía desde los años 80 –una crisis de la repartición de ingresos: para mantener los niveles de consumo, fue necesario que hogares y Estados se endeudaran. Tal endeudamiento era pan bendito para el sistema financiero, el cual prestó a quienes no podían consumir más. Y fue allí que el desequilibrio financiero se reveló: no se puede prestar a quienes no pueden pagar” (Le Monde, 15-1-2009, p.2).</div><div align="justify"><br /><strong>4. ¿A quién beneficia?</strong></div><div align="justify"><br />La crisis intensifica la concentración del capital en el número cada vez menor de manos de cerca de un millar de transnacionales y un cuarto de millón de multimillonarios, quienes con ayuda de los Estados y los aparatos políticos y financieros compran las empresas quebradas por nada y descargan las pérdidas sobre los trabajadores. El Banco JP Morgan Chase devoró a Bear Stearns, liquidó al gigante Lehman Brothers y compró Washington Mutual, la mayor caja de ahorro de EEUU valuada en $140.000 000.000. Los financistas culpables del colapso se tragan $750.000.000.000 en auxilios financieros sin devolver un dólar a los estafados. Desde octubre de 2008 Gran Bretaña acuerda 471.000.000.000 libras en auxilios a sus bancos, sin llegar al fondo del pozo (“U.K. boost aid to banks as RBS reveals enormous loss”; The Wall Street Journal, 20-1-09, p.36). Sarkozy advierte a los banqueros franceses que deben renunciar a sus “bonus” en 2009 como compensación por el sostén financiero del Estado; les implora ser “razonables” al gastar dividendos, y promete no abandonar a las automotrices (Le Figaro, 16-1-09, p.1).</div><div align="justify"><br /><strong>5. ¿A quién perjudica?</strong></div><div align="justify"><br />Demostraron David Ricardo y Carlos Marx que todo valor económico es tiempo de trabajo humano: la crisis castiga a los 6.000 millones de habitantes de la Tierra que con su labor crean toda la riqueza, de los cuales ya 2.600 millones son pobres y 1.500 miserables. Para ellos 1) Disminuye la producción: en la Unión Europea, la producción industrial ha bajado 7,7% en los últimos doce meses; la recesión domina las cuatro grandes economías de la región, Alemania, Francia, Italia y España (Claude Guelaud: “Les dificultes économiques s´aggravent dans la zone euro”, Le Monde, 16-1-09, p.13). Por consiguiente 2) Se incrementa el desempleo, empeoran las condiciones laborales y la explotación El Departamento de Trabajo del gobierno de George W. Bush reportó que durante noviembre de 2008 se perdieron 533.000 puestos de trabajo. En Europa hay unos 17 millones de desempleados; se espera que en 2009 se perderán 3,5 millones de empleos y que el número de desempleados excederá de veinte millones. La Organización Internacional del Trabajo anuncia que en América Latina hay 15,7 millones de desempleados, y que en 2009 perderán sus empleos otros 2,4 millones de personas. 3) Disminuye el salario real mediante rebajas o inflación 4) Se agravan las medidas contra los trabajadores inmigrados 5) Suben los precios y se disparan los impuestos indispensables para pagar los auxilios financieros. </div><div align="justify"><br /><strong>6. ¿Cómo perjudica?</strong></div><div align="justify"><br />La situación descrita su vez disminuye el consumo y la demanda, y acentúa la crisis, al mismo tiempo que crea perspectivas revolucionarias. La restricción del consumo afecta a la frivolidad; las acciones de Elizabeth Arden bajan 39% y para sus ventas se espera una caída de 13,5%; Las de Estée Lauder caen 10%, las de L´Oreal 6%, las de Avon 8%, las de Revlon 3% (Byron, Ellen: “Beauty busines get ugly”; The Wall Street Journal, 20-1-09 p.6). También disminuye el consumo cultural: Francia revisa sus ayudas a la cultura; los grupos editoriales Planeta, Editis, y La Martiniere, propietario de Seuil, recortan gastos; Plon reduce 15% su producción (Alain Beuve-Mery: “Le groupe Editis a l´heure de l´austerité”; Le Monde, 16-1-09). Y finalmente, la crisis hiere de muerte el consumo de los bienes más indispensables: los alimentos, la vivienda, la calefacción, cuya inaccesibilidad abre la puerta a la insurrección.</div><div align="justify"><br /><strong>7. ¿La solucionará el Estado?</strong></div><div align="justify"><br />El moribundo trata de negociar su realidad con subterfugios futiles. Para auxiliar un capitalismo terminal incapaz de funcionar, los Estados deberían: a)aumentar impuestos, lo cual resulta problemático porque los trabajadores no soportan mayores tributos, y los grandes capitales los evaden impunemente. Así, los legisladores en Estados Unidos planean elevar tasas sobre el alcohol y el tabaco (David Kenmodel: “U.S. state lawmakers turn to alcohol levies”; The Wall Street Journal, 20-1-09, p.7), mientras los consorcios del Reino Unido colocan fondos en “cashboxes”, estructuras financieras offshore que los inmunizan conra las leyes fiscales (Dawn Cowie: “U.K. firms turn to ‘cashboxes’ for capital”; The Wall Street Journal, 1.20-09, p.30). También podrían los Estados b) elevar el déficit, pero al cierre de 2007 Estados Unidos arrastra un faltante de $328.000.000.000.000, y la Comisión Económica en Bruselas advierte que hoy 12 países europeos tienen déficits fiscales excesivos, entre ellos Irlanda, -11% y -13% y Reino Unido, -8-8% y -9,6%; España, un 6,2% (El País, 20-1-09, p.18). Igualmente nefasto resultaría c) devaluar signos monetarios imprimiendo más papel sin respaldo. Todavía más inviable sería d)incrementar Deuda Pública en países como EEUU, donde ésta monta al 65,5 % del Producto Interno Bruto. Y e) el desarrollo de nuevas tecnologías “verdes” o “limpias” requiere críticamente de la ayuda del Estado, que pagará el contribuyente, como el proyectado subsidio de $100.000.000.000 para Silicon Valley (“Clean Technology”, Financial Times, 15-1-09, p.7).</div><div align="justify"><br /><strong>8. ¿Se trata de un mero aprieto financiero?</strong></div><div align="justify"><br />La crisis es infinitamente más grave: en el camino hacia su colapso, el capitalismo ha llevado casi a su infuncionalidad los sistemas ecológicos, sociales, económicos, políticos y culturales del mundo. En lo ecológico, ha asestado un golpe mortal a la biodiversidad, acentuado el efecto invernadero y se acerca al agotamiento de los hidrocarburos. Según señala Wouter Bos, ministro de finanzas holandés “la crisis financiera no es el problema más grave que encara el capitalismo. La crisis climática se hará progresivamente más importante, y la crisis alimentaria persiste, mientras que no la hemos podido arreglar. Ambas son más fundamentales que la durabilidad del capitalismo” (Le Monde 15-2-09 p.2.)</div><div align="justify"><br /><strong>9. ¿Y entonces?</strong></div><div align="justify"><br />El capitalismo nunca ha aceptado su final: reacciona ante él desatando su cólera, en el futil intento de llevarse el mundo consigo a su sepultura. Hubert Védrine afirma que tras la caída de la URSS, Occidente “se consideraba amo del mundo en el Olimpo, decidía a quién sancionaba, a quien bombardeaba” (Corine Lesnes: “Hubert Vedrine e l´Amerique de Barack Obama” ; Le Monde, 15-2-09). Ante lo cual sólo quedan f) la Revolución o g) una Nueva Guerra Mundial, en la cual perecerán o el capitalismo o la Humanidad.</div><div align="right"><br /><a href="http://luisbrittogarcia.blogspot.com/">http://luisbrittogarcia.blogspot.com/</a> </div>Guerinhttp://www.blogger.com/profile/02128139269875160212noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4377213590799964890.post-41600705025521382072009-02-12T00:04:00.000-08:002009-03-08T04:42:46.350-07:00Cuba: Estado-partido y participación<div align="justify">Cuba enfrenta dos tipos diferentes de desastres. Se destacan en primer lugar los derivados del bloqueo agresivo estadunidense que le ha costado decenas de miles de millones de dólares, ha provocado la necesidad de crear un vasto y carísimo aparato militar y de seguridad y ha inflado enormemente la fuerte burocracia nacida de la centralización económica y política. Pero hay que contabilizar también las catástrofes ambientales resultantes del recalentamiento climático (sequías terribles, inundaciones devastadoras, ciclones cada vez más destructivos).<br /><br />Sin embargo el de tipo político-social es aún peor: casi toda la prensa cubana, por ejemplo, provoca peores daños que los huracanes, pues niega a los ciudadanos la posibilidad de informarse, pensar y reflexionar, quita credibilidad incluso a los pocos datos correctos que publica, induce a la desconfianza y el conformismo cínicos, desmoraliza y paraliza las iniciativas sociales.<br /><br />Todavía más deletérea es la fusión entre el partido y el Estado, que subordina totalmente a aquél a las necesidades de éste, educando a los militantes en el verticalismo y el carrerismo burocráticos, en la búsqueda de soluciones meramente técnicas y administrativas a los problemas políticos y sociales y en una estrecha visión cubanocéntrica que, por ejemplo, impidió en el pasado prever el derrumbe del llamado “socialismo real” que Cuba tomaba como modelo.<br /><br />El partido, que debería ser independiente del aparato estatal para poder orientarlo teóricamente y controlarlo y para equilibrar y reducir el peso político interior de las decisiones económicas o diplomáticas que el gobierno de un país débil y aislado se ve obligado a tomar, anuló su democracia interna (que existió al comienzo, cuando fue formado por la fusión de varias organizaciones políticas muy diferentes y mantenía en su seno la posibilidad de disentir de la mayoría). Dada su identificación con el aparato estatal, su centralismo burocrático se propagó a las instituciones, como la Asamblea Nacional, que se reúne raramente y vota unánimemente las resoluciones elaboradas y aprobadas previamente por el gobierno (cuya política no discute) y el partido, al cual pertenecen sus principales miembros.<br /><br />Aunque el gobierno cubano no es estalinista, funciona, al igual que el partido, sobre la base de las concepciones estalinistas, ahogando la vida política en el país. Porque el problema no consiste en que falte “participación” popular sino en que quienes deberían ser el sujeto colectivo de la construcción del socialismo estableciendo democráticamente cuáles son las necesidades y las prioridades y cómo y con cuáles recursos darles respuesta, no son protagonistas de la política sino, en el mejor de los casos, aplicadores flexibles de decisiones ajenas. No hay en Cuba pasividad ni falta de creatividad: lo que hay es una burocracia y un paternalismo asfixiantes. Los “especialistas” y “la vanguardia” no escuchan a la gente. Eso reduce drásticamente la eficacia económica y la productividad al igual que el consenso político. El gobierno cuenta así con un “consenso negativo”, o sea, con el apoyo de la gran mayoría de los cubanos en su lucha por mantener la independencia de la isla frente al imperialismo. Pero el apoyo al funcionamiento de la economía, la cultura y el aparato estatal se funde como nieve al sol bajo el efecto combinado de la crisis económica, que tiene ya 20 años, y del envejecimiento de la población porque los jóvenes, que nacieron en la crisis, no pueden comparar la situación imperante en la isla con el pasado que no conocieron ni con lo que sucede en otros países, ya que no creen en lo que dicen los medios cubanos de desinformación y propaganda.<br /><br />Cuba es un país urbanizado, con alto desarrollo cultural y técnico. El grave problema del abastecimiento alimentario a las ciudades se puede resolver –entre otras cosas, porque la población cubana es escasa– gracias al nivel cultural y técnico de los campesinos y neocampesinos que les da margen para su autorganización e incentivos para producir libremente, controlando la mercantilización y los precios y si se truecan, por ejemplo, medicinas y conocimientos por alimentos con Argentina o Brasil. Eso disminuirá la desocupación disfrazada, la necesidad de subsidiar los consumos y la tensión social. Pero en las ciudades, la democracia directa, la autogestión y la autorganización de los trabajadores son aún más necesarias. Los consejos obreros o de empresa eliminarían privilegios y despilfarros y harían a los trabajadores protagonistas del desarrollo. En el campo de la educación y la cultura, donde ya son intolerables la censura y la discriminación, crecería la calidad de la producción, que es inseparable de la libertad. En el partido, donde existen de hecho la tendencia estalinista, la vietnamita y la partidaria del mercado, la apertura de una discusión pública sanearía el ambiente y haría participar activamente a los trabajadores en la vida política. La elección libre de comités de empresa que remplazasen los sindicatos burocratizados que son una correa de transmisión de los directores y del Estado, permitiría aumentar la productividad, reducir costos y despilfarros, dar base a las ideas socialistas entre los más enérgicos y solidarios.<br /><br />Hoy el Estado es necesario. Pero el socialismo se construye creando las bases autogestionarias y libertarias para que el Estado desaparezca. Ese debe ser el legado de quienes hicieron una revolución democrática y de independencia a quienes, en el futuro, integrarán a Cuba en la Federación de Repúblicas Socialistas de América.<br /><br /></div><div align="right">Guillermo Almeyra</div><div align="right">Miembro del Consejo Editorial de SINPERMISO<br /><a href="http://www.sinpermiso.info/">http://www.sinpermiso.info/#</a><br />La Jornada, 8 febrero 2009 </div>Guerinhttp://www.blogger.com/profile/02128139269875160212noreply@blogger.com1