miércoles, 26 de agosto de 2009

Marxismo y Teoría Revolucionaria

"Marxismo y Teoría Revolucionaria, parte 1. La superación situacionista de la dicotomía marxismo/anarquismo” . (1)

M.A.S.A.

“Hay que interpretar la célebre máxima: ‘sin teoría revolucionaria no hay acción revolucionaria’, del modo más amplio posible, y darle su verdadero significado. Lo que distingue al movimiento proletario de todos los movimientos políticos anteriores, por importantes que éstos hayan sido, es que es el primero claramente consciente de sus objetivos y de sus medios. En ese sentido, no sólo es para él la elaboración teórica uno de los aspectos de la actividad revolucionaria: es inseparable de esa actividad. La elaboración teórica ni precede ni sigue a la acción revolucionaria práctica: las dos son simultáneas, y se condicionan mutuamente (…). La teoría revolucionaria sólo puede conservar su validez si se desarrolla constantemente, si se enriquece incorporándose todas las conquistas del pensamiento científico y del pensamiento humano en general, y en particular sabe asimilar la experiencia del movimiento revolucionario, si se somete, cuantas veces sea necesario, a todas las modificaciones y revoluciones internas que la realidad le imponga. La máxima clásica sólo tiene por lo tanto sentido si se interpreta así: ‘sin desarrollo de la teoría revolucionaria, no hay desarrollo de la acción revolucionaria’” (Presentación de la revista Socialisme ou Barbarie, 1949).

I.- MARX Y LA I.S.: LA TEORÍA REVOLUCIONARIA COMO CRÍTICA RADICAL DE LA IDEOLOGÍA
“Es preciso recordar que el sentido de esta doctrina se infiere ante todo de la posición que la misma asume y ocupa enfrente de aquellas contra las cuales efectivamente se levantó, y especialmente contra todas las ideologías”. (Antonio Labriola, Del materialismo histórico, 1899).

En la historia del marxismo una de las evoluciones más curiosas es la que ha tenido el concepto de ideología: puramente negativo en Marx (que jamás habló, por ejemplo, de una “ideología proletaria”), tras la fundación del “marxismo” por la II Internacional sufre un progresivo desplazamiento hacia acepciones más ambiguas o neutras para llegar, finalmente, a un uso positivo del concepto (muy visiblemente en Lenin y en Gramsci). Con el leninismo y el estalinismo, el propio marxismo pasa a ser considerado como una ideología. En ese punto, entonces, la inversión es completa y podemos suponer que le habría resultado incomprensible a Marx.

Hoy en día, después del pantano “post” que reinó por casi dos décadas en el medio académico, Marx vuelve a ser aceptable. Se habla bastante de teoría de la ideología, y del desarrollo del concepto en el tiempo: es muy conocida la selección de textos sobre ideología que hizo Zizek, y en Chile ya se han editado dos de cuatro volúmenes de Jorge Larraín (2) sobre el tema . En estos debates no se habla mucho del aporte situacionista al tema, pese a que en su momento fue casi la única corriente que defendía el retorno a una crítica despiadada de todas las ideologías, partiendo por la crítica de la recuperación reformista y/o burocrática del pensamiento comunista y subversivo de Marx, transformado en “ideología oficial del movimiento obrero”.

Esta diferencia con el “marxismo realmente existente” en ese momento y durante la mayor parte del siglo XX fue destacada por la propia I.S. al señalar que quienes han leído a Marx saben que su método es una crítica implacable de todas las ideologías, pero en cambio, quienes se han conformado con leer a Stalin, “proclaman al marxismo como la mejor de las ideologías”.

La formulación más detallada de las consecuencias prácticas de esta diferenciación se formula en la tesis N° 124 de La Sociedad del Espectáculo, que cierra uno de los capítulos más importantes de ese libro (publicado en 1967), “El proletariado como sujeto y como representación”:

“La teoría revolucionaria es ahora enemiga de toda ideología revolucionaria. Y sabe que lo es”.

Así que para la I.S. la cuestión era bastante clara: al igual que Marx, concebían que la primera obligación de una teoría revolucionaria (o teoría crítica radical, denominación que a veces usan como sinónimo), era la demolición crítica de todas las ideologías (3) . En el momento en que a ellos les tocó intervenir (1957 a 1972) esa labor consistía sobre todo en un ataque radical contra la ideologización del propio pensamiento de Marx, verificada desde los primeros tiempos de la II Internacional y sobre cuya base se constituían casi todas las variedades de marxismo existentes (4).


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martes, 18 de agosto de 2009

CONTRA LA VIOLENCIA REPRESIVA EN LA ARAUCANÍA

-Jaime Mendoza Collío fue asesinado por el Estado chileno. Un carabinero(1) del Grupo de Operaciones Especiales (GOPE) lo mató por la espalda. Estaba desarmado. Luego de ser asesinado, fue golpeado a patadas en el suelo. Tanto los mandos policiales como personeros de gobierno avalaron desde un principio la versión del agente policial que ahora se encuentra procesado por la Justicia Militar (es decir, que este asesino será juzgado por sus pares): el paco(2) disparó en defensa propia, luego de que Mendoza le disparara perdigones con una escopeta. ¡Falso!

-La violencia represiva del Estado en la Araucanía no es un hecho anómalo, sino que una cara visible de la violencia sistemática que el capitalismo pone en marcha para poder existir y reproducirse normalmente. Es la misma violencia que se empezó a expresar hace 5 siglos en Europa como expropiación de los campos y encarcelamiento masivo de los ex-campesinos, y es la misma que mata a diario 30.000 personas, en su mayoría niños, por hambre y enfermedades curables.

-El enfrentamiento contra las fuerzas que imponen el orden capitalista no es sólo un conflicto entre “pueblos indígenas” y empresarios particulares, sino que es parte de la resistencia permanente de los seres humanos contra la imposición violenta de las relaciones sociales capitalistas, que en estos territorios se ha expresado sin parar desde hace ya 500 años, cuando los compañeros y compañeras mapuche decidieron dar la pelea contra el invasor, que los puso a trabajar por la fuerza en aras de acumular oro (y después de eso, otras formas de valor y de dinero).

-Por todo esto, compañeros como Alex Lemún, Matías Catrileo y ahora Jaime representan, junto a Rodrigo Cisternas y tantos otros, ejemplos de combatividad y acción directa que sirven de referente para todos los proletarios en la lucha cotidiana contra el orden global del capital. No se trata de héroes ni de mártires, sino de una larga lista de muertos que no mueren, pues alimentan en todo el resto de los anticapitalistas la voluntad de lucha frontal contra el capital.

-En momentos en que el Estado chileno desnuda su faz más represiva, cuando las cárceles cuentan con más de 52 mil presos y el espectáculo represivo se transmite tarde, mañana y noche en los noticieros y programas dedicados a glorificar a la policía, cuando anarquistas y okupas son perseguidos y encarcelados en burdos montajes urdidos entre los pacos, la ANI y el Ministerio del Interior, y las marchas de protesta no alcanzan ni a comenzar cuando ya están siendo disueltas por las Fuerzas Especiales de carabineros no es momento de lamentarse ni de abrazar la fantasmagórica causa de los “derechos humanos” inventados por la burguesía, sino que de organizarse para redoblar las fuerzas atacando al orden capitalista en todos sus frentes (en el trabajo y la escuela, el barrio y las calles, con propaganda y acciones directas, físicamente y también en el plano de la “lucha ideológica” y todas las demás formas de lucha). Cuando un Estado se ve obligado a apoyarse cada vez más en la represión abierta, es porque el escenario ha empezado a complicarse para las clases dominantes: los tiempos de paz burguesa se acabaron, y no volverán en un buen tiempo o tal vez nunca.

¡El mejor homenaje es profundizar la conciencia de clase, la organización y la lucha de todos los sectores del proletariado!

Contra el Estado policial, ¡violencia proletaria!

¡Lucha frontal contra el Capital!

M.A.S.A. (Movimiento Anárquico por el Socialismo y la Autogestión) /Autonomía Proletaria

(1) Carabineros: institución policial que tiene una rama llamada: fuerzas especiales, las cuáles exclusivamente se dedican a la “dispersión de muchedumbres”
(2) Paco: popularmente referido a la policía.

viernes, 14 de agosto de 2009

¿Sindicatos o consejos obreros? Mas allá del sindicalismo


A excepción de los consejistas sectarios y de los partidarios del sindicalismo revolucionario, existe entre los revolucionarios marxistas importante acuerdo sobre la transitoriedad de la organización de los proletarios en sindicatos, lo que equivale a decir que cuándo la clase obrera se halle en trance de revolucionarse (¡o de rebelarse!) habrán de pasar por encima de los sindicatos - ¡de todos, hasta de los que se creen revolucionarios, al cabo privatizadores de las luchas, enemigos de la necesaria unidad de la clase! - sin embargo esa tendencia hacia los consejos obreros que los luxemburguistas y consejistas debemos trabajar, es eso justamente, una tendencia, histórica, y no la apuesta por un resorte o mecanismos abracadabrante que nos va a solucionar en clave organizativa la conciencia de derrotas por generaciones del proletariado occidental, el posibilismo, la apatía y el miedo, pero...cuidado: en cada estado existe una legislación laboral que hace mas fácil o difícil la apuesta consejista: se bien que escribiendo así me distancio de ese otro automatismo que sería creer que cuándo la clase se halle en condiciones de emprender luchas sustantivas, anticapitalistas, ya encontrará sus formas organizativas, pensar así es equivalente a abandonar toda lucha - o casi - y esperar a ver el cadáver del capitalismo pasar.

En España existe una larga y acreditada tradición ASAMBLEARIA tanto en el movimiento obrero como en la universidad, que resurge como el guadiana en cada ocasión que reverdecen fuertes luchas - en este momento es en la organización de parados, desempleados en lucha, que vuelve a ponerse en pié - incluso en el ámbito extraempresa, en el nivel provincial en el que se negocian convenios, ha existido grandes concentraciones asamblearias, solo que ya con su soberanía secuestrada, o semisecuestrada, solo de caracter informativo, aúnque no es raro que a los sindicalistas que negocian la gente se le insubordine, los desborde y en ocasiones los agredan.

En mi opinión el camino hacia los consejos obreros es idéntico al camino hacia la Revolución, hacia el empoderamiento del proletariado, y en la actualidad pasa por fortalecer las asambleas de fábricas, impulsar las asambleas en los polígonos industriales, desbordar el ámbito gremial de negociación, exigir participación activa de los trabajadores interesados en la gestión de sus intereses, (¡democracia participativa!) contribuir a la organización asamblearia de trabajadores en lucha y oponer la coordinación de delegados revocables en cada momento a comisiones negociadoras de burócratas sindicales, empero...no estamos hablando de negociación, de formas organizativas abstractas, meramente hablamos de lucha, de combatividad, de creatividad de masas, pues, al cabo, ¿QUE SON LOS CONSEJOS DE DELEGADOS OBREROS SI NO EL RESULTADO DE LA DESTRUCCIÓN NEGADORA DE LOS SINDICATOS SEMINSTITUCIONALES?

La organización NATURAL de los obreros en lucha mientras que no existan sindicatos legales son las ASAMBLEAS, obviamente también tiende a serlo cuándo los sindicatos existen, solo que en este caso al haber privatizado los sindicatos LA INICIATIVA, la respuesta a agresiones patronales o gubernamentales, el colectivo sin demasiada CONCIENCIA DE CLASE, tiende a retraerse, a permanecer a la expectativa.

Pero las asambleas obreras son solo la base, el cimiento, y el paso ulterior a los CONSEJOS OBREROS, implica un estado generalizado de lucha, de huelga de masas, de huelgas salvajes, porque (no lo olvidemos) los Consejos lo son de DELEGADOS OBREROS, que, obligados por elecciones en clave de DEMOCRACIA DIRECTA, deben carecer de mandato mas allá de lo aprobado en asambleas soberanas, y, si no se sienten, los delegados concejiles, en conciencia, participes de las decisiones asamblearias, deben dimitir o ser obligados a hacerlo.

La experiencia española de la lucha contra la dictadura del Movimiento Obrero es la vez del fracaso de los sindicatos clandestinos (UGT, CNT, la OSO del PCE hasta el primer tercio de los 60's) del auge del movimiento asambleario PERO TAMBIÉN DEL CONTROL Y LA SUSTITUCIÓN DE LOS POSIBLES DELEGADOS ASAMBLEARIOS EN COORDINACIÓN ESTRAFABRIL Y EXTRAGREMIAL POR MILITANTES DEL PCE, así pues en relación con lo que pudo llegar a ser consejos obreros, la Comisiones Obreras constituyó una privatización, un copo, ya en su origen, en germen.

Conciencia política y conciencia de clase creo que son al menos en su origen sinónimos, lo asombroso, lo que la pequeña burguesía ultraindividualista - y el leninismo - nunca entenderá es en que manera, los obreros en lucha acceden, se comportan como sí siempre hubiera estado dentro de cada uno la firme convicción de que el compañerismo solo puede realizarse en lucha contra el enemigo de clase, para algunos recién descubierto, para otros reverdecido, de pronto, se juegan la vida si es necesario los mismos que durante años soportaron todo tipo de humillaciones y sevicias. Lo vemos hoy en Corea, en China, en Francia, en España (metal de Pontevedra). Y no he querido, no quiero, citar ahora a ningún clásico, nada más que a mi experiencia.

Lo que a mi juicio debe quedar claro es que el trabajo de los revolucionarios marxistas, luxemburguistas y/o consejistas en los sindicatos debe tener un horizonte practicable de superación de la típica "acción sindical de empresa", esto es equivalente a inaugurar, participar e impulsar LA SOLIDARIDAD ASAMBLEARIA, en primer lugar con las empresas afines, contratas y subcontratas, trabajadores procedentes de ETT'S presentes en los centros de trabajo de que se trate, luego LA SOLIDARIDAD Y APOYO MUTUO ASAMBLEARIO, por razones de vecindad, cercanía, y siempre tratando de poner en común estrategias de luchas combativas con otros trabajadores de cualquier sindicato o partido, tendentes a superar asambleariamente las limitaciones e inhibiciones inherentes a la división gremial o de rama de actividad, y, por supuesto superadora en clave consejista, asamblearia, de la división sindical.

Lo que es necesario es evitar a toda costa, impugnar, la típica división entre "acción social" , concepto falaz común a los sindicatos anarcosindicalistas, cajón de sastre donde cabe cualquier cosa que no sea la "acción sindical" - así llamado el trabajo al interior de las empresas o gremios de tipo reivindicativo, salarial - por donde la lucha de clases se despliega igualmente en los movimientos sociales, barriales, antiglobalización, municipalistas, antimilitaristas, y por ello la permanente conexión entre un ámbito de lucha y otra debe ser el pan de cada día, rompiendo esa separatidad entre lo concerniente y lo exterior a las luchas reivindicativas al interior de las empresas.

La lucha contra la Directiva Bolkestein la asumieron los sindicatos alertados y contagiados del movimiento antiglobalización, sin embargo otras reivindicaciones y denuncias de las practicas neoliberales no han sido aprovechadas igualmente, es claro que la ferrea separatidad entre acción social y acción sindical si bien en su origen funcionó para impedir el acceso al interior de la lucha en los centros de trabajo de aventureros, provocadores, demagogos charlatanes sin frente de lucha conocido, ideólogos principistas del tres al cuarto, con los años ha servido para blindar la formación de burocracias reformistas, "peseteras" y "sindicaleras" de liberados mas o menos a tiempo completo, aunque con demasiada frecuencia solo durante la duración de la jornada laboral.

Inútil asimismo en la mayoría de los casos resulta tratar de desenvolverse en cargos electos de ámbito local o superior, una maraña de comités, secretariados, nos harán perder el tiempo a base de bloqueos, chinas en el zapato, campañas de desprestigio al menor signo de "deslealtad" - y "deslealtad es para esas burocracias poner la lucha de clases unitarias y asamblearias por encima del interés en expandirse, crecer y adquirir "capacidad de convocatoria" la propia "marca" sindical. Finalmente, y a pesar de la configuración confederal de los sindicatos, el propietario de la "marca" puede y con frecuencia lo hace, actuar como el dueño de una franquicia y disolver o desfederar a los sindicatos o secciones sindicales, disidentes o "poco leales".

Aún así en necesario permanecer en los sindicatos mas combativos cuándo no existen expectativas de superación o el atraso o la represión sobre los trabajadores es abrumadora. Y esta situación, lamentablemente, esta demasiado generalizada.

JM (agosto de 2009)